Cuando Laika, una pastora belga malinois, fue rescatada de un criadero clandestino ubicado en la colonia Vivah Victoria del estado de Durango, México, sus salvadores pensaron que este sería el final de su calvario, lo que no esperaban es que sería el comienzo de una larga batalla legal que acabó en la resolución de un amparo para evitar que regresara con su dueño.
Su historia comenzó en enero de 2021, cuando la organización Confederación Pro Vida Animal y Medio Ambiente Durango, A.C., recibió un reporte a través de redes sociales acerca de Laika, quien era una cachorra de apenas un año y medio de edad. Amelia Salas, fundadora y presidenta de la asociación, recordó en diálogo con Infobae las deplorables condiciones en que era mantenida.
“Ni nombre tenía el pobre animal […] estaba en una situación deplorable, con la piel en muy mal estado, las mamas casi tocaban el suelo, estaba desnutrida y flaca”, dijo la activista.
Todo por el bienestar animal
En una publicación de Facebook, encargados de la organización explicaron que atendieron un reporte ciudadano que denunciaba a un hombre que golpeó a un perro.
El entonces dueño de Laika salió de su domicilio para dialogar con Salas, según recordó la activista. Él aceptó entregar a la mascota para su revisión. Una vez en el Hospital Veterinario Municipal, los médicos determinaron que estaba en “una situación crítica”.
En el post en redes sociales, escribieron: “Al informarle a la persona señalada, negó haberla golpeado, a pesar de que se le dijo que existía evidencia; agregó que estaba enferma y que la cruzaba con el fin de vender cachorros”.
Laika sufría un caso de piometra, infección del útero que afecta tanto a perros como gatos, según especialistas del American College of Veterinary Surgeons (ACVS), fue entonces que la presidenta de la organización animalista decidió ponerla bajo resguardo en un hogar temporal.
“Le comentamos al juez que se va a seguir el procedimiento porque aquí había un caso de maltrato animal”, explicó Salas. El destino de Laika parecía haber tomado un giro positivo, sin embargo, este sólo sería el comienzo de una larga batalla legal.
Una semana después de su rescate, el juez Mario Pozo le solicitó a Salas regresar a la perra con su dueño. Ella se negó terminantemente, pues alegó que tenían pruebas fotográficas de que vivía en “condiciones deplorables”.
Como parte de las evidencias de que no era mantenida en buenas condiciones, miembros de la organización detallaron que la mascota se mostraba “sumamente decaída y muy temerosa”, todo esto en la publicación de redes sociales que informaba sobre el rescate del ser sintiente.
En este momento, Salas comenzó el proceso de amparo ante el Tribunal de Justicia Administrativa con el objetivo de evitar que Laika volviera al lugar donde sufrió interminable maltrato durante tanto tiempo
Luego de tres años y tres meses, en julio de 2024, Salas recibió la noticia de que el amparo se resolvió a su favor, sentando así un precedente legal para la lucha animalista mexicana.
El renacer de Laika
Como parte del proceso de rehabilitación, Laika primero tuvo que ser intervenida quirúrgicamente para tratar la piometra. Al día de hoy, la perra está resguardada en “un lugar fuera de Durango” que la activista calificó como “maravilloso”, .
“Todos los días que sale, va y se mete en manantiales de agua cristalina y nada entre ahuehuetes. Entonces la perra está extraordinariamente bien”, celebró Salas.
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