El primer succionador de clítoris se inventó en 2014. Su creador, Michael Lenke, lo desarrolló después de leer en un artículo los problemas de algunas mujeres para lograr un orgasmo. Hasta ese momento, los vibradores eran el principal juguete sexual, pero, la llegada de este revolucionario producto cambió la forma en la que se utilizaban estos aparatos.
Lo venden muchas marcas y tiene formas, colores y funciones muy variadas, y mejoradas cada año que pasa. El succionador de clítoris es uno de los métodos más eficaces para llegar al orgasmo. Sin embargo, algunos expertos desaconsejan su uso.
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Orgasmos cortos y poco duraderos
El curso “Avances en la prevención y tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico” de la Universidad de Cantabria sobre la aplicación de la fisioterapia en los trastornos sexuales, muestra los efectos adversos de estos juguetes sexuales. “El succionador de clítoris hace que lleguemos al orgasmo muy rápido y es corto en el tiempo, pero lo que nosotros intentamos es llegar a un orgasmo duradero en el tiempo”, explica la fisioterapeuta del Centro de Salud Dobra de Torrelavega, Concepción Pérez Castro, que añade que “un orgasmo muy rápido, al final no es bueno para el cuerpo,” por lo que no recomiendan el uso del succionador de clítoris.
Trastornos en los orgasmos
La fisioterapeuta explica que cuando se detecta un trastorno sexual o el orgasmo se busca la raíz del problema, y para ello se analiza cómo se ha producido, si la persona lo sufre con la pareja o consigo misma y si es consecuencia de la merma del deseo. En estos casos, el tratamiento fisiosexológico para intentar recuperarlo pasa por “buscar estímulos visuales y táctiles, utilizando herramientas para recuperar sensaciones, o jugando con la estimulación con aceites”, detalla Pérez Castro. También puede tener una causa más física, por falta de movilidad del cuerpo, en ese caso, se recurre a la búsqueda de “posturas que aumentan el placer“ base al estado del suelo pélvico.
Según su criterio, el tratamiento fisiosexológico para intentar recuperarlo pasa por “buscar estímulos visuales y táctiles, utilizando herramientas para recuperar sensaciones, o jugando con la estimulación con aceites”.
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