Los trabajadores que viven en hogares pobres se triplicaron entre 2012 y 2023, un fenómeno que atacó con más virulencia a las personas con menor nivel educativo completo.
El informe se difundió luego de los polémicos dichos del diputado nacional de LLA Bertie Benegas Lynch, sobre la libertad y la educación. “Libertad es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo”, en una frase que provocó la reacción del Gobierno, que se diferenció a través de la ministra Sandra Pettovello y del vocero Manuel Adorni.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) que dirige Agustín Salvia, dio a conocer el informe “Informalidad y trabajadores pobres (2023)”, que indica que la insuficiencia de recursos se focaliza sobre todo en los jóvenes y en los adultos, más que en los adultos mayores.
Las conclusiones del informe coinciden con el período de la última década en el que la economía dejó de crecer en forma robusta y continua, mientras se estancaba la creación de empleo de calidad registrado en el sector privado. En paralelo, hubo un aumento sostenido de la inflación -a medida que se deterioraban los indicadores fiscales- y del gasto público con más planes sociales (que no derivó en una mejora de los indicadores sociales, sino todo lo contrario).
Según el estudio del equipo dirigido por Eduardo Donza, “en el período 2012-2023, a pesar de efímeros años de bonanza, se observa un incremento del porcentaje de ocupados en situación de pobreza”, luego de la caída registrada en el período posterior a la crisis económica 2001-2004.
Por este declive, que toma como punto de inicio el segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner y el final de Alberto Fernández, la cantidad de pobres con un trabajo llegó al 32,5%, frente al 11,5% registrado en 2012.
De este modo, en 2023, “el 17,8% de los trabajadores del sector público y el 19,7% de los asalariado del sector privado formal se encontraban en esta situación”.
“Para el mismo año, la incidencia de la pobreza es menor en los trabajadores por cuenta propia del sector privado formal, 4,9%”, señaló.
“Contrariamente, se incrementa marcadamente al disminuir la calidad y la productividad del establecimiento en el que trabajan, el 37,5% de los asalariados del sector micro-informal, el 44,2% de los cuentapropistas del sector micro-informal y el 78% de los destinatarios de los programas de empleo, se encontraban en situación de pobreza”, aclaró. El sector privado micro-informal es aquel que tiene actividades laborales caracterizadas por la baja productividad, alta rotación de trabajadores y poca participación en el mercado formal o estructurado; en términos operativos, son ocupaciones en establecimientos pequeños, de servicio doméstico o independientes no profesionales.
Respecto de este punto, indicó que “en 2023, el 33,1% de las mujeres ocupadas y el 31,9% de los varones ocupados residían en hogares en situación de pobreza”.
“Especificado por el sector y la condición laboral, se observa que en el sector público, en el sector formal asalariado y en el sector formal no asalariado, las mujeres sufren un menor nivel de incidencia de la pobreza que los varones”, apuntó.
“Esta relación se invierte en el sector micro-informal asalariado y casi desaparece la diferencia en los ocupados en el sector micro-informal no asalariado y en los destinatarios de programas de empleo”, aclaró.
“Con respecto a la edad, en el mismo año, el 33,7% de los jóvenes ocupados, el 33,8% de adultos ocupados y el 21,5% de los adultos mayores ocupados se encontraban afectados por la pobreza”, detalló.
“La incidencia de la pobreza según las edades es relativamente similar al especificar a los ocupados según el sector y la condición laboral, excepto entre los adultos mayores destinatarios de programas de empleo en los cuales se observa una tendencia a encontrarse en su totalidad en situación de pobreza”, indicó.
Brecha educativa y pobreza
Además, “en 2023 siguieron verificándose las brechas según el nivel educativo alcanzado: sólo el 21,3% de los ocupados que culminaron los estudios secundarios vivían en hogares en situación de pobreza mientras que este valor llegaba al 53,5% de los que tenían secundario incompleto”.
“La diferencia en la incidencia de la pobreza según el nivel de instrucción tiende a replicarse al agrupar a los trabajadores según sector y condición laboral”, subrayó.
La excepción se da en “la posible inexistencia de cuentapropistas del sector privado formal que no hayan culminado el secundario y entre los destinatarios de los programas sociales, grupo en el cual casi se ve igualado el nivel de pobreza, independientemente del nivel de instrucción”, concluyó la UCA en este informe. Así, como muestran los datos de la mayoría de la población, a mayor nivel de instrucción educativa, menor nivel de pobreza.
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