La fuerte reducción de las tasas de interés en medio de un proceso de fuerte aumento de la inflación fue una decisión arriesgada por parte del Banco Central ni bien asumió Javier Milei. Sin embargo, para que la medida resulte exitosa, es primordial que los dólares financieros se mantengan estables, lo contrario a lo sucedido en las primeras jornadas de 2024.
El titular del BCRA, Santiago Bausili, redujo la tasa de referencia del 133% al 110%. La idea es acelerar la licuación de pasivos en poder de la entidad, básicamente Leliq (que ya no se licitan) y pases pasivos. La remuneración de esos instrumentos se transformó en la principal causa de emisión monetaria en los últimos meses, por lo que se tomó la decisión de atacar rápidamente el problema.
Pero bajar las tasas al 110% cuando la inflación interanual sería cercana al 220% en diciembre conlleva sus riesgos. El principal es que los depositantes de plazo fijo no se vean atraídos por una remuneración tan baja, que ni por asomo los cubre de la inflación. Y esto podría acelerar la dolarización de portafolios de un momento a otro.
En los tres primeros días hábiles del año los dólares financieros tuvieron aumentos significativos. El Contado con Liquidación, que refleja la demanda de inversores extranjeros para salir del peso y terminar con dólares en una cuenta del exterior, subió 12%. Pasó de $973 a $1.088, es decir cerca de 12%. El dólar MEP trepó menos, pero igual aumentó casi 7%.
Una suba del dólar tan rápida es la peor noticia para el equipo económico, que necesita que no siga cayendo la demanda de pesos y que las brechas cambiarias se mantengan estables. Para el ahorrista ahora hay pocos incentivos a quedarse en pesos: las tasas están como nunca debajo de la inflación, pero al mismo tiempo también pierden contra la evolución del dólar. La estabilidad cambiaria de los últimos dos meses, especialmente en diciembre, era el principal incentivo para quedarse en moneda local, reavivando el ya clásico “carry trade”.
La brecha cambiaria llegó a caer por debajo del 20%, pero ahora rebotó al 30% y la sensación es que puede seguir agrandándose en las próximas jornadas. Era un rebote totalmente esperable considerando no solo que la tasa en pesos está casi 100 puntos anuales debajo de la inflación observada, sino también que el ajuste del tipo de cambio oficial se mantiene por el momento en el 2%. Un ritmo de ajuste tan ínfimo es difícil de sostener cuando la inflación mensual rozó en diciembre el 30% y en enero superará con comodidad el 20%.
Para el ahorrista ahora hay pocos incentivos a quedarse en pesos: las tasas están como nunca debajo de la inflación, pero al mismo tiempo también pierden contra la evolución del dólar
Mientras tanto, el Banco Central ayer volvió a comprar USD 220 millones y ya acumula arriba de USD 3.000 millones desde que asumió Milei. De esta forma, busca robustecer el nivel de reservas y enfrentar las presiones cambiarias en el primer trimestre. Pero esto se da en un contexto particular: 20% de las exportaciones entran por el CCL y al mismo tiempo la demanda de importaciones es mínima, ya que el mercado continúa prácticamente paralizado.
La gran pregunta ahora es qué podría suceder en caso que los dólares financieros continúen con su tendencia alcista en las próximas jornadas. ¿Habrá marcha atrás del BCRA y aumentará la tasa de interés para recuperar la demanda de pesos? ¿Podría acelerarse el ajuste del tipo de cambio oficial para impedir que la brecha aumente más rápido?
Evidentemente, ninguna de las dos opciones está por ahora entre las consideraciones del equipo económico, pero no son descartables si se vuelve complicado domar los tipos de cambio, en un contexto además de alta incertidumbre política.
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