En algunos aspectos, la realidad socioeconómica actual remonta a más de 20 años atrás, cuando publiqué en la Revista IDEA en marzo 2001, las siguientes reflexiones:
“La Regla AFA: Aptitud, Factibilidad y Aceptación, por la necesidad del diálogo social en la gestión de recursos humanos obliga a poner en práctica estrategias generales de gran similitud con la política, por lo que no deben sorprender las reflexiones sobre sus analogías.
”En ambas disciplinas la práctica se traduce en un encadenamiento de hechos y planes de acción constantes para alcanzar objetivos intermedios y finales preestablecidos. En ese marco global las políticas sectoriales configuran un haz de estrategias que exigen coherencia en pos de objetivos coincidentes.
“En la política no debería haber otro fin que el bien común. En la gestión de las empresas el objeto generalmente es la utilidad concreta (concepto más amplio que el lucro). No obstante esa sustancial diferencia, la gestión permite extrapolar técnicas ejecutivas que son útiles en ambos campos.
“La presencia del factor humano y de la conducta impredecible incorpora una suma inabarcable de variables que ablandan la naturaleza de todas y cada una de las ciencias sociales, entre ellas fundamentalmente la Política. Por esa razón es casi imposible recrear campos experimentales para extraer conclusiones basadas en la prueba y el error.
“No obstante, se han ido aceptando ciertos principios para facilitar la elaboración y puesta en práctica de planes de acción, políticas, programas, estrategias y fijaciones de objetivos.
Se han ido aceptando ciertos principios para facilitar la elaboración y puesta en práctica de planes de acción, políticas, programas, estrategias y fijaciones de objetivos
“En la toma de decisiones pueden seleccionarse con alguna facilidad diversos cursos de acción que respondan satisfactoriamente en cuanto a su aptitud y a su factibilidad; pero muchos de los fracasos obedecen normalmente a un descuido en lo que hace a la necesaria aceptación de las medidas por parte del ámbito personal en el que inciden.
“En este punto casi no existen diferencias entre los planes de acción a ejecutar en una empresa y los que se llevan a cabo como gestiones de gobierno.
“En estos días se han vivido ejemplos concretos que permiten reflexionar sobre estos principios básicos muchas veces desoídos. En un caso, los técnicos propusieron soluciones aptas, sin intentar asegurarse la factibilidad y mucho menos la aceptación.
“Ante el agotamiento de la propuesta en un intento posterior y con otro gerenciamiento, se procura afirmar una instrumentación legal a través de una delegación acotada que haga factibles las medidas cuyas proposiciones se reservan para más adelante. Se logra así mayor aceptación aunque no se presenten definidas las propuestas que permitan apreciar si serán aptas para revertir el problema. La aceptación se genera en esta instancia porque la manera de encarar el problema ha diferido de los intentos anteriores y se confía en la aptitud aunque se la desconozca.
“Se espera que la concentración de facultades sirva para adoptar medidas adecuadas con la rapidez y flexibilidad acordes con la emergencia. A un compromiso político que se ha traducido en una instrumentación legal se le suma la perspectiva de acciones aptas, apropiadas y eficientes que podrían ser idénticas incluso a las que han sido rechazadas en su presentación anterior.
A un compromiso político que se ha traducido en una instrumentación legal se le suma la perspectiva de acciones aptas, apropiadas y eficientes
“La técnica en la comunicación y la experiencia también pueden ayudar a facilitar la necesaria aceptación para que los buenos propósitos no se traduzcan en un fracaso más.
“La aceptación está estrechamente vinculada con el sentimiento generalizado que produce una adecuada intervención y participación de la mayor cantidad posible de sectores, organizaciones intermedias, partidos políticos y demás componentes sociales.
“La maniobra total que puede fijarse como objetivo: la reactivación económica y la viabilidad fiscal para honrar los compromisos desmesurados que se han comprometido en el sector público, exige que los intermediarios de la política, la economía y la sociedad, asuman responsablemente sus roles y lleven a cabo un diálogo provechoso y vigorizante para canalizar la adhesión del conjunto.
“Por diversas razones sobre las que se debería reflexionar y que prefiero no mencionar en esta nota, las representaciones políticas, empresarias y sindicales no cuentan con antecedentes suficientes como para aguardar de cada uno de ellos y de todos una rápida respuesta con la eficacia requerida.
“Los fines egoístas personales que se interponen al bien común y el reiterado engaño dejan secuelas de difícil reparación en el cuerpo social. Precisamente, los flancos débiles de nuestra clase dirigente son la parte más importante del problema.
“Pese a esa realidad, más allá de la instrumentación delegatoria extraída del Congreso Nacional y de la labor técnica que pueda desarrollarse en el marco de las próximas medidas a adoptar, debe acelerarse la promoción de un sustento social a través de la participación y el diálogo a fin de satisfacer la elemental regla AFA descrita previamente.
Debe distinguirse entre el diálogo y la concertación social. Muchos intentos para obtener consensos no han sido suficientes
“Debe distinguirse entre el diálogo y la concertación social. Muchos intentos para obtener consensos no han sido suficientes hasta ahora porque se ha encarado la concertación como un intercambio o acercamiento negociado de los intereses de las partes.
“En el diálogo social no es necesaria una concordancia, aunque sí es precisa una asunción de las responsabilidades, cada uno en el rol que le corresponde, con la oportuna participación y conocimiento compartido de los datos que faciliten la aceptación y comprensión de los actos y planes de gobierno.
”Las decisiones deben ser adoptadas en el marco constitucional y en el ejercicio democrático (que es uno de los modos más eficaces de participación) con funcionamiento de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) tanto en el ámbito nacional como en las jurisdicciones locales.
”El crítico distanciamiento entre la dirigencia y las diferentes células de la sociedad, especialmente en cuanto a sus fines, será un obstáculo hasta que el ejercicio pueda ir restableciendo la confianza que es la base de la aceptación.
”Una nación adquiere plenitud cuando se aglutina alrededor de un proyecto común, como el que proclama sabiamente el Preámbulo de la Constitución Nacional desde 1853.
”Hace largo tiempo los distintos signos de falta de solidaridad demuestran que la aceptación respecto de medidas aptas y factibles son gestos externos que no reflejan íntima convicción y sólo derivan de un sentimiento que no nos ennoblece, pero que es acuciante: la angustia frente a un futuro que puede ser peor.
”Resta agregar que no hay mecanismo para la toma de decisiones, ni sistema apto, factible y aceptable, que pueda funcionar sin ética”.
El autor es Abogado especializado en derecho laboral y de la Seguridad Social
Hacer Comentario