No quedan dudas que la aprobación de la Ley Bases en el Senado llegó en el momento justo para evitar que el viento de cola con el que avanzaba la gestión económica hasta bien entrado mayo se transformara, casi un mes después, en una tormenta de frente.
Acompañado el trámite legislativo por otras noticias positivas como la renovación del swap chino y la baja de la inflación otra vez mayor a la prevista, el Gobierno logró revertir el mal clima gestado en las últimas semanas y que iba in crescendo en la medida que la gestión empezaba a lucir cada vez más importante.
Todo eso cambió radicalmente y otra vez se hizo la luz, particularmente con todos los focos puestos hacia el fin de semana en el presidente Milei y sus encuentros en el marco del G7 con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
Sin embargo, el proceso dejó instaladas nuevas preocupaciones que hasta ahora no ocupaban el centro de los análisis. Por caso, el compromiso y la certeza de que se cumpliría a rajatabla con el superávit fiscal estaba en la lista de los grandes éxitos de la actual administración.
El Congreso demostró con qué facilidad puede hacer tambalear el corazón del plan para estabilizar la economía, fue con el proyecto que aprobó la Cámara de Diputados para la sanción de una nueva fórmula previsional
Pero una semana antes de aprobar la Ley Bases y el Paquete Fiscal, el Congreso demostró con qué facilidad puede hacer tambalear el corazón del plan para estabilizar la economía. Fue con el proyecto que aprobó la Cámara de Diputados para la sanción de una nueva fórmula previsional, iniciativa que se sumó al proyecto para garantizar el financiamiento universitario.
La cuestión impactó rápidamente entre los empresarios quienes, a pesar de la crisis y la profunda recesión que soportan con inusitadas caídas de ventas, valoran por encima de todo la vocación presidencial por poner en caja las cuentas públicas y ordenar la macroeconomía.
“Lo del Congreso la semana pasada es un llamado de atención, no todos están en la misma sintonía de equilibrio fiscal”, se le escuchó decir a un empresario de la industria en una mesa donde estaban sentados CEO de distintos rubros: desde tecnología hasta consumo masivo y también del sector financiero. La inquietud es compartida.
También en el mercado tomaron nota de esos movimientos, que no llegaron a ser totalmente eclipsados por las luces que brillaron en los últimos días para el Gobierno.
Sin perder nunca el foco a la hora de aconsejar a sus clientes, los grandes bancos de inversión de Wall Street ven una ventana de oportunidad para invertir en activos argentinos y así lo han recomendado el Bradesco, el Bank of America y otras entidades. Sin embargo, no pierden de vista los puntos a monitorear de acá en más. La presión política para aumentar el gasto público es uno de ellos, según el Morgan Stanley.
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En su último informe tras la aprobación de la Ley Bases y el Paquete Fiscal, el banco de inversión enumeró las señales claves a tener en cuenta a partir de ahora. Entre ellas, destacó “el eventual tratamiento en el Senado de los proyectos que aumentan el gasto en pensiones y educación pública”.
Aunque tal vez el más relevante de la lista, no fue el único punto. Asociado también al orden de las cuentas públicas, el Morgan Stanley también recomendó no perder de vista tanto el debate como la votación en la Cámara de Diputados de los cambios introducidos por el Senado en ambos proyectos, especialmente en la ley fiscal donde se anularon modificaciones clave a Ganancias y Bienes Personales. Ninguna de esas modificaciones, sin embargo, se hizo con dos tercios de los presentes en la sesión de la Cámara alta, lo cual habilita volver al proyecto anterior. De ahí el consejo de MS de prestar particular atención.
Algo que también empieza a crujir por los buenos resultados de un lado y los costos del otro: los avances en materia de desinflación y crecimiento (Morgan Stanley)
Finalmente, el banco destacó otros tres puntos que asoman cada vez con más fuerza y encienden algunas alertas. La primera, el nivel de compras de de dólares por parte del Banco Central, cuya capacidad parece completamente menguada. Aunque desde el Gobierno aseguran que se debe a factores estacionales tras haber acumulado un alto monto de reservas durante los primeros meses del año, lo cierto es que se hizo cada vez más frecuente los saldos positivos ajustados del Central e, incluso, negativos. El viernes, por caso, vendió USD 121 millones, el máximo desde que asumió la nueva administración.
Para Morgan Stanley también la brecha cambiaria es una variable a estar siempre atentos y, finalmente, algo que también empieza a crujir por los buenos resultados de un lado y los costos del otro: los avances en materia de desinflación y crecimiento.
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