La Isla es una pequeña zona dentro del barrio de Recoleta que reúne algunas de las calles más exclusivas de la ciudad de Buenos Aires. Su trazado, de pocas manzanas, tiene una disposición particular: se accede por medio de escalinatas y, una vez dentro, el ruido de la ciudad disminuye, ofreciendo un ambiente apartado y natural.
Delimitada por las avenidas Libertador y Las Heras, y por las calles Agüero y Agote, La Isla se destaca como uno de los sectores más valorados en términos de cotización inmobiliaria. Su ubicación estratégica en el corazón de la ciudad, sumada a la riqueza histórica y arquitectónica de sus edificaciones, convierte a esta zona en un enclave altamente cotizado. Además, la elevación de su terreno se ha convertido en un factor adicional a considerar para quienes buscan un lugar para residir en Buenos Aires.
La fisionomía de La Isla la convierte en un espacio íntimo en medio del bullicio porteño. Albergando edificios como la Embajada de Gran Bretaña, se ha consolidado como un área de alta seguridad. Por esta razón, algunas de las familias más tradicionales y acaudaladas de la ciudad optan por vivir aquí.
Otra construcción icónicas de la zona es la Biblioteca Nacional. Además, desde la Plaza Mitre, diversos pasajes y calles pequeñas desembocan en la barranca que da hacia la Avenida del Libertador.
Orígenes
Este sector de Recoleta rompe con el tradicional damero urbano porteño, aislándose del resto de la ciudad mediante majestuosas escalinatas. Hasta mediados del siglo XIX, Recoleta era una zona semirrural de quintas y arrabales, estructurada alrededor del convento, el cementerio y el asilo de mendigos.
Pasando el asilo, se encontraba la quinta del hacendado estadounidense Samuel Hale, uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina. Conocida como la Quinta de Hale, ocupaba casi 88.000 metros cuadrados. Tras su muerte, en 1888, la propiedad pasó a manos de la firma Baring Brothers. La epidemia de fiebre amarilla había impulsado el desplazamiento de las clases altas hacia la zona norte de la ciudad, y Recoleta comenzó a urbanizarse con la llegada de grandes mansiones.
En 1906, la municipalidad porteña adquirió la Quinta de Hale con el objetivo de crear un barrio parque. En la parte baja se planificó una plaza, mientras que en la parte alta se trazaron nuevas calles, diseñadas por el arquitecto francés Joseph Bouvard. Para 1908, además de vender los primeros terrenos, la Municipalidad había construido una escalinata monumental que daba a una terraza con vista al río desde lo alto de la Plaza Mitre, que en ese entonces se llamaba Avellaneda y recibió su nombre definitivo en 1921.
La Isla tomó su forma actual entre 1906 y 1914, cuando sus calles fueron nombradas en honor a grandes investigadores, físicos y astrónomos como Galileo, Copérnico y Newton. Las escalinatas, probablemente, son contemporáneas a este período.
De las mansiones familiares originales, solo queda una. La actual Embajada Británica, ubicada en Luis Agote al 2400, es la única sobreviviente de la tipología original de La Isla. Fue construida como residencia de la familia Madero-Unzué entre 1914 y 1917. En 1947, fue adquirida para funcionar como embajada británica y se le anexó el parque remanente de la Quinta de Hale.
Llama la atención de los turistas y cuenta con un parque notable, poblado de tipas añosas, palos borrachos y especies centenarias. Este jardín formaba parte de las tierras de la Quinta de Hale Pearson, anexada posteriormente a la casa de los Madero en 1947, año en que fue adquirida para funcionar como embajada del Reino Unido.
La mansión fue diseñada por los arquitectos ingleses Walter Basseth-Smith y Berbie Cocutt, profesionales destacados en casas de campo y estancias. Representa un ejemplo de arquitectura eduardiana, una variante del estilo arquitectónico neobarroco aplicada en varios edificios públicos construidos en el Imperio Británico entre 1901 y 1910. La historia indica que en 1916, Carlos Madero sorprendió a su esposa, Sara Unzué, con esta mansión. Tras dos años de construcción, la familia se mudó allí y permaneció durante tres décadas. La residencia fue diseñada con el objetivo de albergar a toda la familia, y consta de cuatro plantas: una para cada una de las familias de las tres hijas.
Las calles de La Isla se desarrollan en forma radial, y en su centro se encuentra la plazoleta General Gelly y Obes, con el busto del militar argentino
A excepción de la transformación de las residencias palaciegas en edificios de departamentos, La Isla conserva su estilo y es uno de los pocos lugares que preserva la grandeza de la Buenos Aires del Centenario.
El mirador sobre Plaza Mitre ha perdido la vista del río debido a sucesivos rellenos. Se trata de un sector exclusivo de la ciudad que abarca solo ocho manzanas. Se destaca tanto por su arquitectura como por la seguridad y serenidad del lugar, definiéndolo como un espacio urbano original y refinado. El único edificio oficial que opera dentro de La Isla es el de Seguridad Interior.
Perfil ABC1
Es un sitio muy demandado por el público que puede acceder a viviendas de alta cotización. Román Andrés Paikin, de San Román Propiedades, informó a Infobae que “en La Isla de Recoleta, las viviendas son de gran categoría, construidas con materiales de primer nivel y muy resistentes. Se destacan los departamentos y pisos con superficies desde los 150 m2″.
Los compradores valoran la calidad de construcción y el perfil del público que reside en esta zona, similar al de Palermo Chico. “Actualmente, mantiene su estilo y cotización. Es la zona más cara de Recoleta y la tercera de la ciudad de Buenos Aires, detrás de Puerto Madero y Palermo Chico. Hay quienes prefieren edificios antiguos de más de 60 años, con techos altos y molduras de época. Ya no quedan lotes disponibles para construir”, agregó Paikin.
Los precios promedio rondan los USD 3.500 por m2, con valores de viviendas que varían desde los USD 300.000 hasta los USD 1.900.000 para aquellas con una superficie de 500 m2. En cuanto a la oferta limitada de alquiler en este enclave de estilo parisino, los precios están nominados en dólares y oscilan entre los USD 900 y los USD 3.000 mensuales.
Cecilia Baccello, de Cecilia Baccello Propiedades, señaló a Infobae que “históricamente, La Isla ha sido muy demandada por sus edificios de categoría, la ubicación de fácil acceso, la tranquilidad, la presencia de parques y la cercanía con la embajada británica, que le aporta un grado de sofisticación”.
Casi no circulan autos, no hay negocios y se escuchan los cantos de los pájaros. Sus calles, entremezcladas con escalinatas señoriales y decoradas con farolas y maceteros sostenidos por querubines, evocan una postal de la ciudad de París.
“Es una zona altamente demandada que confiere un estatus especial a sus residentes. En cuanto a los tipos de unidades, predominan pisos y departamentos de grandes dimensiones, algunos aún sin remodelaciones y en estado original. También hay propietarios que han reformado sus viviendas para adaptarlas al confort moderno, especialmente en baños y cocinas”, detalló a Infobae Mateo García, director residencial de Toribio Achával.
Las viviendas buscadas son aquellas con buena construcción, espacios cómodos, buenos planos y servicios. Generalmente cuentan con dormitorios en suite, vestidores y baños revestidos, en su mayoría, con distintas versiones de mármol.
“Son propiedades grandes, algunas para refaccionar, y varias se encuentran en edificios catalogados con protección patrimonial. Sin embargo, tienen buena circulación, balcones y son luminosas, aspectos que la demanda prioriza”, añadió Baccello.
La zona carece de terrenos libres, por lo que no se han construido nuevos inmuebles recientemente. Aún coexisten allí algunos petit hoteles. Baccello amplió que “los valores de la zona han descendido como en el resto de Argentina, pero parecen haber tocado fondo”.
Dependiendo del estado de mantenimiento, el valor de las viviendas a reciclar oscila en torno a los USD 2.800 por m2.
“Dada su exclusividad, los precios resisten mejor las fluctuaciones económicas. Su localización, accesos y conectividad con la ciudad, así como los espacios verdes y áreas de esparcimiento, hacen que el m2 de La Isla sea más resistente a las variaciones del mercado. Aunque hemos visto valores de hasta USD 4.500 el m2 en años anteriores, hoy se encuentran oportunidades por menos de USD 3.000″, concluyó García.
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