En el marco del estado de alerta en el que se encuentra el sector de la pesca por los cambios que introduce para la actividad el proyecto de Ley Ómnibus que se debatirá el miércoles en la Cámara baja, el Astillero Naval Federico Contessi realizó durante el fin de semana en Mar del Plata la ceremonia de bautismo y botadura de su buque número 147. El acto estuvo atravesado por la inquietud de los presentes de la aprobación de ese texto, del cual según aseguraron desde la empresa naviera que preside Domingo Contessi, depende la continuidad de más de 46.000 puestos de trabajo directos, la salud del recurso y la existencia del sector “tal como lo conocemos”.
Ese apartado recibió el rechazo de empresarios, trabajadores, gobernadores, intendentes de ciudades costeras, científicos y expertos nacionales e internacionales. Ese mismo estado de alerta caracterizó ayer, además, a la ya tradicional procesión náutica de las típicas lanchas amarillas que realiza cada año la comunidad pesquera marplatense, en la que se homenajeó, como cada año, a los marineros muertos en naufragios, y se bendijeron los frutos de mar, para pedir por una buena pesca para 2024. Al finalizar la ceremonia, encabezada por el monseñor Ernesto Globando, el religioso señaló que “tenemos que cuidar nuestro mar argentino, cuidar nuestra soberanía, cuidar nuestro trabajo, para eso nos protegen las leyes, para eso está el Estado argentino”, frase que se leyó en clave de crítica a la reforma que se impulsa desde el Poder Ejecutivo al Régimen Federal de Pesca.
“Nunca imaginamos que las ideas de la libertad vendrían con la amenaza de una virtual expropiación del sector pesquero, la vulneración de la seguridad jurídica y la consecuente destrucción del caladero”, sostuvo Contessi, quien agregó que “la concentración, desempleo, marginalidad, caída en la recaudación, inseguridad jurídica, litigiosidad, primarización de las exportaciones, conflictos sociales e irremediable sobrepesca serán las consecuencias de modificar esta ley que implica volver a cometer el corrupto error de la década del 90 que llevó al caladero a una sobrepesca y que nos costó más de 20 años recuperar.”
El empresario se tomó el tiempo para rebatir cada de los pilares de la argumentación oficial para insistir con el cambio al régimen. En primer lugar, desmitificó “que el sector pesquero aporta poco, que está por debajo de su punto óptimo y que en el mar argentino ya operan libremente las flotas extranjeras.” Según dijo, la carga tributaria del sector es enorme, un 35% de lo que se exporta pese a lo cual las exportaciones pesqueras podrían aumentar. Para ello, aclaró que no es viable aumentar las capturas, ya que todas las especies están en su máximo rendimiento, sino exportando productos más elaborados.
“Sin embargo el proyecto de ley propuesto elimina todos los incentivos al agregado de valor, ya que solo le interesa la mejor oferta económica por las cuotas de pesca”, dijo- También aseguró que hay subsectores puntuales que hoy son rentables, pero la captura y el procesamiento de productos como la merluza, el langostino congelado abordo, el variado costero y muchos otros rubros que generan empleo en tierra están desde hace tiempo trabajando a pérdida. “Sin exagerar estamos en la víspera de la página más negra de la pesca argentina. Están en juego 46.000 puestos de trabajo directos, nuestras empresas, nuestros sueños”, señaló.
Sobre el final de su discurso, Contessi interpeló a los legisladores que debatirán el miércoles el proyecto de ley. “Hoy el futuro de nuestras industrias está en manos de los legisladores de todos los partidos políticos. En ellos recaerá la responsabilidad de salvar o condenar a miles de argentinos que dependen de esta cadena de valor. Confiamos que no nos defraudarán y que pese a las presiones defenderán las convicciones que ya han manifestado”, dijo.
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