Para algunos es una modernización de la Chrylser Minivan de los años 80, para otros es un auto con estilo retro que intentaba traer a los 2000 una forma actualizada de modelos de mitad del siglo pasado, y para otros, fue la versión norteamericana del Volkswagen New Beetle que tanto éxito tuvo cuando lo relanzaron apenas un par de años antes.
Lo que es seguro, es que el Chrysler PT Cuiser fue un incomprendido diseño de Bryan Nesbitt que no pasó desapercibido, con un salto al estrellato casi instantáneo, pero con una vida de lenta caída en el olvido hasta decir “Adiós”.
El contexto de su génesis está en la necesidad de Chrysler de ofrecer a los consumidores un vehículo mediano que heredara aquella cualidad de la Minivan, pero con formas acordes a la nueva era que se avecinaba con el cambio del milenio. En Europa, este tipo de vehículos estaban gozando de gran popularidad, con el Renault Scénic como el más claro exponente. Pero conociendo el especial gusto del consumidor local, había dudas respecto a formas tan alejadas al “típico auto americano” y en cambio tan europeas.
Hubo dos corrientes de estudio que comenzaron a mitad de los años 90. Por un lado, un Plymouth Concept llamado Pronto, que tenía ángulos moderno pero encerrados en una forma de “huevo” como la que, por ejemplo, mostraba el monovolumen francés que tenían como referencia. Le dieron vueltas a ese diseño, pero temían que no fuera ni una cosa ni la otra.
La orden fue, entonces, que se vaya en otra dirección, y aquí se justifica el parecido conceptual y se aleja el fantasma de la con el New Beetle. El nuevo auto tenía que tener las características prácticas y de funcionalidad del Concept Pronto, mantener algo de esas líneas modernas, pero combinarlas con el legado de diseño de los autos americanos del pasado, dentro de los cuales estaban los de un estilo atrevido como el de las décadas del 20 y 30, pero también de los “hot-rod” de los años 50 y 60.
Así nació el segundo concept, que coincidiendo con la decisión de Chrysler de cerrar Plymouth, dejó esa denominación para pasar a ser un auto de su propia marca, al que llamaron Chrysler PT Pronto Cruiser. Sin embargo, este tampoco sería el modelo definitivo, aunque sí una aproximación mucho mayor al diseño final, ya que todavía era demasiado retro, muy “hot-rod” y sólo tenía dos puertas, y la cúpula de la compañía necesitaba ocupar el segmento de las Van medianas como aquella de los años 80, que ya se había agrandado y convertido en un vehículo superior.
Manteniendo la cualidad de hatchback y de tener un piso plano que habilitara una funcionalidad real de Van con sólo rebatir los asientos, esa forma de cuña se fue suavizando así que el auto ya no sería tan inclinado hacia adelante, aunque mantenía cierto ángulo que daba un aspecto como el que se pretendía. El diseño no tenía que ser un modelo europeo porque los consumidores no lo comprarían, eso lo tenían claro.
El 3 de enero de 1999, en el Salón Internacional del Automóvil de América del Norte, en Detroit, el Chrysler PT Cruiser hizo su aparición oficial en público para mostrar por primera vez que tenía cuatro puertas y no sería un “hot-rod” como los competidores sospechaban luego de ver el concept en el Salón de Ginebra un año antes. También sorprendió con un interior en la misma línea, con cuadro de instrumentos y tablero con una clara reminiscencia al pasado, pero modernizados.
Lo que se logró fue el resultado combinar la audacia con la practicidad. La forma había que sostenerla con mucho coraje y confianza, y su eficiencia sería parte del combo, porque al usar la plataforma del Chrysler Neon, permitió que la operación PT Cruiser fuera de bajo costo para Chrysler, 400 millones de dólares, por lo que además se convirtió en un muy buen negocio.
En abril de 2000, el PT Cruiser llegó a los concesionarios y fue un auténtico fenómeno que obligó a confeccionar largas listas de espera. Ese primer modelo se ofreció en versión Base, Touring y Limited, tenía el motor 2.4 litros de 4 cilindros que ofrecía 150 CV de potencia. Era de tracción delantera, todo un suceso para una supuesta Van, y podía tener caja automática de 4 marchas o manual de 5 velocidades.
En 2003 llegó la primera actualización con el PT Cruiser GT, que incorporaba el turbo y le extraía 215 caballos de potencia al mismo motor. En 2006 apareció la versión convertible, ofreciendo una versión que otra vez apelaba a diseños retro también con el arco que protegía las cabezas de los ocupantes en el lugar original del pilar B.
Pero cuando en 2006 se decidió hacer el primer rediseño del modelo, puede haberse dado un paso en falso. Sólo los usuarios podían juzgarlo, pero por alguna razón, la modificación estética de acortar la larga parrilla vertical, cambiar la forma de las luces y modificar el interior, no tuvo éxito y de a poco la estrella se empezó a apagar.
A pesar de varias ediciones especiales que buscaban llamar la atención, el volumen de ventas bajó hasta que en 2010, una década de su aparición, el PT Cuiser se dejó de fabricar y no tuvo reemplazo. No se sabe si fue una desaprobación de los consumidores sobre esos cambios o simplemente que esta clase de diseños tiene fecha de vencimiento inexorable.
“El PT Cruiser, que es criticado por mucha gente, realmente dio en el clavo. Vendimos 1,3 millones de esos autos”, dijo Tom Gale, ex vicepresidente de Diseño de Chrysler. Y probablemente de eso se haya tratado.
Un auto que llegó exactamente en el momento apropiado, con la idea justa y el escenario preparado para brillar. A veces, sólo cuando las circunstancias son las adecuadas, se dan estos fenómenos. Y como todo lo que tiene un resabio retro, su tiempo es limitado, porque esas modas son cíclicas y siempre vienen y se van.
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