“La gran oportunidad argentina” es el nombre de mi nuevo libro, que describe la enorme oportunidad que tenemos para frenar el proceso de degradación que nos abruma.
La raíz de nuestros problemas no es económica, sino cultural.
Estamos adormecidos, como anestesiados, y eso facilita que seamos parasitados.
Como dijo Jidu Krishnamurti, “No es saludable estar bien adaptados a una sociedad profundamente enferma”.
Ya no podemos seguir aceptando situaciones que nos degradan hasta las entrañas.
¿Cuál es la oportunidad? Que nuestro dolor ya es tan grande que estamos perdiendo el miedo a reaccionar.
No saldremos adelante criticando lo malo, sino proponiendo lo nuevo, y no tenemos aun una agenda propositiva de temas concretos apoyada por la gente
La tesis principal de mi libro es que para salir adelante no alcanza con que venga un líder, con un plan económico y un buen equipo de gestión. Eso es necesario, pero no alcanza.
Un buen líder solo podrá realizar las transformaciones necesarias si está apoyado por un pueblo despierto y dispuesto a arrasar con aquello que daña su presente y su futuro.
Criticamos a la política por tener una actividad disociada de la agenda de la gente, pero ¿cuál es exactamente la agenda de la gente?
Identificamos cosas que no queremos más, como la inflación, la inseguridad, los ñoquis del estado, los malos servicios públicos, o situaciones anárquicas de grupos que dañan a quienes quieren trabajar en paz, como la de los autodenominados mapuches y los piquetes liderados por falsos líderes sociales.
Pero no saldremos adelante criticando lo malo, sino proponiendo lo nuevo, y no tenemos aun una agenda propositiva de temas concretos apoyada por la gente.
Se habla en estos días de más o menos grieta, o de transformar lento o rápido. Yo creo que esas discusiones son secundarias, y que las preguntas más relevantes en este momento son: ¿En qué creemos? ¿Qué deseamos? ¿Cuánto estamos dispuestos a bancar el camino necesario de transformación?
Para salir adelante no alcanza con que venga un líder, con un plan económico y un buen equipo de gestión
Debemos lograr un nuevo pacto social, una nueva épica. Es indispensable acordar un conjunto de cosas simples y concretas, una agenda de la gente para marcarle el paso a la mala política, o para ayudar a la buena política a prevalecer y transformar con éxito.
Eso es exactamente lo que propongo en mi libro. Una visión de país y un grupo de acuerdos para poder unirnos y ponernos en acción rumbo a un destino compartido.
Creo que nuestra mejora social solo valdrá la pena si somos protagonistas, usando nuestra libertad para elegir un camino y luchar por él, para transformarnos y progresar por nuestros propios medios.
¿Qué son los 11 acuerdos propuestos?
Son acuerdos básicos. Cosas “con las que no se jode”.
Me gusta graficar esto con el ejemplo de la ambulancia en la autopista. Los argentinos somos bravos en el tráfico, pero cuando viene la ambulancia, todos la dejamos pasar. Será porque creemos que es importante, porque sentimos que como todos se corren, no seremos el único bobo que lo hace, o porque sabemos que, si no nos corremos, quedaremos expuestos.
En ese tema tenemos un acuerdo, y en el libro describo 11 acuerdos más, todos indispensables, y sobre los que tenemos mucho consenso y aun no lo hemos notado.
Es muy gráfico relacionar la integralidad de los acuerdos con el potencial de una semilla. Para que una semilla germine y de frutos, deben darse muchas condiciones, un suelo adecuado, luz, temperatura, agua, y multitud de otros factores.
Las preguntas más relevantes en este momento son: ¿En qué creemos? ¿Qué deseamos? ¿Cuánto estamos dispuestos a bancar el camino necesario de transformación?
Análogamente, para que una sociedad prospere y lo sostenga en el tiempo, también deben darse muchas cosas, todas, y en la secuencia justa. El desafío es enorme, ya que debemos lograr la convivencia pacífica entre millones de personas con sentimientos e intereses distintos y que, además, deben interactuar con un entorno global desafiante.
Uno de los acuerdos habla de la necesidad de condenar profundamente a la corrupción y a los corruptos. Como dijo Alex Rovira, “la miseria moral engendra miseria económica”. Es imposible prosperar económicamente, si nuestros cimientos morales están podridos. Los delincuentes deben comenzar a sentirse incómodos en Argentina si queremos progresar. No hay alternativa.
No voy a citar todos los acuerdos en este artículo porque sería demasiado largo, pero les doy algunas pistas en las siguientes preguntas.
¿Se imaginan acaso una sociedad que pueda prosperar desde la miseria moral, o desde un estado que dé servicios irrespetuosamente degradados, o cuyas cuentas estén desmadradas y sea demasiado riesgoso y costoso tomar un empleado?
¿Podrá acaso florecer la economía en un país aislado del mundo, en el que no sea atractivo emprender, o en el que no se proteja a los niños ni se potencie a los jóvenes desde la educación?
Algunos creen que es imposible salir adelante, por cómo somos. Este libro no es para ellos, que en realidad no creen en sí mismos y lo proyectan en la sociedad.
Los argentinos somos bravos en el tráfico, pero cuando viene la ambulancia, todos la dejamos pasar
Creo que, mientras estemos vivos, todo es posible. Si en Berlín se lograron derribar los muros del comunismo en el siglo 20, ¿Por qué no podemos reaccionar los argentinos?
Y en Argentina tenemos una ventaja, nuestro muro es mental, y nos tiene hartos.
Quedarnos paralizados esperando que todo mejore, ya no es una opción.
¡El libro es gratuito! Podés bajarlo en lagranoportunidad.com.ar.
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