El país continúa pagando la falta de previsión y el fracaso que representa no haber contado con una infraestructura robusta en materia de producción y traslado de energía durante los primeros meses del transcurso de la invasión de Rusia a Ucrania.
En el panorama económico global, algunas de las consecuencias más marcadas de la invasión que desató Rusia se vinculan directamente con la escasez del recurso energético.
Sobre todo, tienen que ver con el cambio disruptivo en cuanto a su comercialización, que desde entonces se lleva a cabo en un escenario que tiene a nuevos proveedores como protagonistas, mientras que promete oportunidades inéditas para países como la Argentina, que no supo aprovechar la ventana que planteó la ocasión, como decíamos previamente.
Sin embargo, aún se puede avizorar un devenir auspicioso en el mediano y largo plazo. Para fortalecer este camino, es primordial que se concentren esfuerzos en materializar los proyectos vigentes dentro del sector energético, a efectos de contribuir favorablemente al reposicionamiento del país.
Es primordial que se concentren esfuerzos en materializar los proyectos vigentes dentro del sector energético
Desde esta perspectiva, como primer paso apremia poner el foco en la manera en que se satisface la demanda interna. Por caso, es fundamental prestar atención a la inminente puesta en marcha del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. Según estimaciones, éste comenzará a operar a fines de junio, alrededor del inicio de la temporada invernal.
Aunque también será clave que el Gobierno Nacional y las partes involucradas en esta actividad pongan en práctica un nivel aceptable de realismo y sinceramiento en cuanto al temprano desenvolvimiento del proyecto.
En rigor, durante los meses de clima frío el consumo de gas en los hogares se incrementa hasta cinco veces respecto al verano, por lo que, según proyecciones, este año volverá a ser necesario recurrir a la eterna tragedia de la importación, a fines de poder cubrir los picos de demanda, así como afrontar todo tipo de imprevistos.
El déficit energético es una película repetida con la que el Poder Ejecutivo va lidiando sobre la marcha: en marzo, a raíz de la ola de calor extremo que padeció el centro del país, la Empresa Estatal Energía Argentina contrató un cargamento de Gas Natural Licuado (GNL) por un costo de USD 30 millones. La adquisición se concretó a un precio unitario de USD 15 por millón de BTU, que es la unidad térmica británica con la que se miden estas transacciones.
Durante los meses de clima frío el consumo de gas en los hogares se incrementa hasta cinco veces respecto al verano
En estos días el Estado encara licitaciones para importar alrededor de una docena de cargamentos, los que llegarán entre mayo y agosto al puerto de Bahía Blanca. Se prevé que esta operación requiera gastos por más de 500 millones de dólares, siempre y cuando se mantengan los precios actuales en el mercado mundial.
Al parecer, se trata de una medida estratégica de sustitución de importaciones, maniobra en la que se aprovecha la diferencia en el valor de los combustibles que usan las centrales termoeléctricas y el GNL, que bien se puede utilizar en reemplazo de los primeros.
Con todo, a pesar de las diferentes tácticas que esgrime la administración nacional, prevalece el absurdo de que la Argentina no logre autoabastecerse, aun encontrándose en posesión de los recursos necesarios para hacerlo.
De esta manera, se continúa especulando sobre factores que trascienden nuestras fronteras, dando lugar a todo tipo de riesgos. Por ejemplo, en febrero se celebró un ahorro de USD 2.100 millones frente al Presupuesto 2023 al momento de contratar 30 cargamentos de GNL a un precio prepago de USD 1.300 millones, cuando en realidad lo que ocurrió fue que estos valores continuaron bajando tras la licitación, de modo que se perdió un ahorro extra de USD 1.000 millones.
En 2023, el gasto total en importaciones de GNL rondaría los USD 2.000 millones, aunque por cierto son altas las probabilidades de que esa proyección se incremente al igual que el año pasado, cuando se superaron los USD 2.800 millones debido a imprevistos.
Exploración y explotación offshore
Sobre esta base es que se insiste desde la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles acerca de la pronta consolidación de una actividad como la exploración y explotación offshore en el Mar Argentino norte, particularmente en Mar del Plata.
La entidad tiene la certeza de que esta propuesta superadora contribuirá a lograr el tan ansiado autoabastecimiento energético, un horizonte hacia el que se marchará firmemente desde este mismo año, dejando atrás las dificultades inherentes a todo proceso especulativo que se vincule con la tragedia de la importación.
En cuanto antes se inicie la actividad de exploración, más temprano se podrá confirmar resultados positivos y el comienzo de un camino con el potencial para cambiar la historia de Mar del Plata y de todo el país.
La actividad offshore promete generar una transformación productiva en Mar del Plata
Otra ventaja de la actividad offshore es que promete generar una transformación productiva en la ciudad. Su motorización creará más y mejores puestos de trabajo altamente calificados en toda la región, tanto directos como indirectos. Sin dudas, ello implica un plus para una fuerza laboral tan perjudicada en su mesa familiar, a raíz del Impuesto a las Ganancias, que a todas luces no es más que un impuesto al trabajo.
En resumen, la Federación sostiene que la exploración y explotación offshore en Mar del Plata es una solución segura, de bajo riesgo, rumbo a dar por finalizado el drama constante de las importaciones en materia energética. Además, se trata de un paso enorme en favor la soberanía y emancipación nacional.
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