El resultado de las últimas elecciones replican lo observado en las votaciones pasadas. Especialmente la declinación de los partidos políticos, tras la crisis del 2001/2 con el “Que se vayan todos”, hasta que asombran supuestos éxitos atribuidos a jefes políticos, que luego pierden actualidad.
¿Por qué? Por la pérdida de confianza, eficacia y prestigio de los partidos políticos, que debieran ser el nexo entre la población y los dirigentes. No obstante, quienes convocan ahora son los candidatos emergentes, liderando diferentes espacios, pero sin desarrollar partidos políticos competitivos, intermediarios valorados, entrenando y expandiendo las habilidades de sus afiliados. Hoy convocan figuras destacadas por sus habilidades particulares.
Poco valor y relevancia agregan los lemas partidarios. Ante el balotaje del próximo 19 de noviembre, entre dos opciones supuestamente incompatibles, uno de los mayores partidos se declara… ¿neutral? ¿Qué harán sus partidarios?
Poco valor y relevancia agregan los lemas partidarios
Norberto Bobbio, en “El futuro de la democracia” (1984), ilustraba las promesas incumplidas de la democracia a la luz de la brecha existente entre los ideales democráticos de los autores clásicos y las democracias existentes. Entendía que dichas promesas eran de casi imposible materialización, debido a los cambios producidos en las sociedades de masas -burocratización, tecnocracia, rendimiento limitado- que operaban como restricciones insuperables.
A mi entender, esa brecha es por desconocer el enfoque de “costos de transacción” de los economistas destacados en el estudio de organizaciones, instituciones, empresas, como los Premio Nobel, Friedrich Hayek (1974), Ronald Coase (1991) y Olivier Williamson (2009). Los partidos políticos debieran coordinar la organización de la riqueza con el empleo de los recursos. El rechazo a negociar con anteriores rivales para obtener una mejor posición denuncia opacidades.
Un recurso es el conjunto de actividades que produce beneficios. Buena parte de los trabajos específicos suelen ser conflictivos en potencia.
Unos intentan fabricar autos con motor a nafta, otros insisten en impulsados con electricidad, como Elon Musk, el empresario que se transformó en el más rico del planeta. Demostró que para negociar y contener los desacuerdos conviene aprovechar instituciones y así expandir los que podrían ser beneficiosos para mayorías y reducir los potenciales perjudiciales.
La política debiera orientar a las diferentes personas, incentivando los probables beneficios, reducir las pérdidas y asegurarse el control y distribución de los recursos. También es el arte de promover la participación ciudadana en la organización y coordinación necesaria para garantizar las expectativas de las sociedades. Una institución ordenadora básica es la Constitución, encauzando la expansión de los beneficios, los recursos, las propiedades. Mientras el robo, corrupción, debieran ser castigados, pues exacerban frustraciones.
Un recurso es el conjunto de actividades que produce beneficios. Buena parte de los trabajos específicos suelen ser conflictivos en potencia
Las instituciones competitivas desestiman los deslumbramientos del mago, que concentra las miradas en aparentes obras milagrosas y las desvía de las consecuencias desagradables. El aumento de la pobreza es la consecuencia de esfuerzos malgastados.
La contracara de la dolarización
Demasiados opinadores insisten que no hay dólares suficientes para la dolarización. En verdad, la exigencia de conseguir los dólares necesarios para entregarlos a los actuales tenedores de pesos sin conflictos revela una confusión enorme.
Dolarizar no es para satisfacer a los actuales tenedores de pesos y facilitarles sus formas de vida presentes. Si no, justamente, para actualizar incentivos. Lo opuesto a conformar a quienes disfrutan de sus pesos. Se busca un respaldo a la emisión monetaria para impulsar progresos, esto es imponer un respaldo para contenerla en los límites demandados por la sociedad.
Esto es ampliar la oferta de moneda a cambio de dólares, sea en forma directa, exportando, entregando títulos de deuda o bienes, o en forma indirecta, contra pesos con pleno respaldo. Si se emitió excesivamente, falta respaldo valioso, que lo sustituyen con los controles cambiarios.
Claramente, el dólar de equilibrio no es de $350 como surge de dividir la base monetaria en pesos por las reservas brutas en dólares.
El dólar de equilibrio no es de $350 como surge de dividir la base monetaria en pesos por las reservas brutas
La realidad es que la inflación argentina es consecuencia de la emisión monetaria en exceso respecto de la demanda. Emisión de pesos -que no tienen costos significativos para el BCRA – agravados al no exigirse respaldo adecuado.
Con todas las distorsiones usuales de las estadísticas oficiales, el gráfico relaciona los datos diarios de la base monetaria con el valor en dólares de las reservas internacionales brutas del BCRA, en un período caracterizado por la transparencia cambiaria hasta el 28 de noviembre de 2011, cuando la cotización del dólar oficial se vendía a $4,24, mientras en el mercado paralelo se ofrecía a 4,49 pesos.
Hoy, confirmando las distorsiones estadísticas, las reservas brutas se contabilizaron en USD 24.543 al 20 de octubre último, mientras los expertos estiman las netas de libre disponibilidad por el BCRA en negativas en USD 7.000 millones. Por otro lado, en el gráfico se relaciona sólo con la base monetaria, esto es sin incluir la emisión de Leliq y Notaliq que añadirían 1,77 veces la cantidad de dinero a convertir.
Cuanta más moneda emitida sin respaldo, el Gobierno paga más gastos sin necesidad de consultar a quienes los pagan a través de disminución de su capacidad de compra
Cuanta más moneda emitida sin respaldo, el Gobierno paga más gastos sin necesidad de consultar a quienes los pagan a través de disminución de su capacidad de compra de bienes y servicios. De ahí que es necesario encarar una reforma política para evitar la discrecionalidad del Poder Ejecutivo Nacional y del BCRA.
El autor es director de BG Consulting
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