El Indec releva mes a mes aproximadamente 320.000 precios en los puntos de recolección en negocios tradicionales de distintos rubros (verdulerías, carnicerías, panaderías, etc.), súper e hipermercados, así como los de las empresas prestadoras de servicio, colegios y valor de los alquileres (EFE)
El Indec releva mes a mes aproximadamente 320.000 precios en los puntos de recolección en negocios tradicionales de distintos rubros (verdulerías, carnicerías, panaderías, etc.), súper e hipermercados, así como los de las empresas prestadoras de servicio, colegios y valor de los alquileres (EFE) (Juan Ignacio Roncoroni/)

Mes a mes el Indec difunde la variación del Índice de Precios al Consumidor, es decir de la tasa de inflación, la cual resulta del relevamiento de aproximadamente 320.000 precios en los puntos de recolección en negocios tradicionales de distintos rubros (verdulerías, carnicerías, panaderías, etc.), súper e hipermercados, empresas prestadoras de servicio, colegios y hogares inquilinos seleccionados en concordancia con el resultado de la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares 2004 /2005, sobre la composición promedio a lo largo del año, ponderada mes a mes.

En el caso de mayo, acusó la quinta desaceleración ininterrumpida, desde el pico de 25,5% en diciembre, con 4,2%, y primera “desinflación” en el cotejo interanual en 40 meses (como acuñó en su paso por la presidencia del Banco Central, Federico Sturzenegger, y actual asesor presidencial), hay que retrotraerse a enero 2021, cuando la economía continuaba afectada por la crisis sanitaria de Covid-19, para encontrar un movimiento similar.

Sin embargo, en comparación con un ritmo de devaluación del 2% acumulativo mensual desde enero 2024, el aun alto registro de inflación llevó a extender la preocupación de muchos economistas por el consecuente encarecimiento de la Argentina en dólares, porque no sólo constituye un incentivo para el ingreso de productos importados, a pesar del sobrecargo sobre aranceles y Tasa de Estadística del Impuesto PAIS (Para una Argentina Inclusiva y Solidaria) del 17,5% que impuso el Gobierno para enfrentar la emergencia y el objetivo de terminar con la emisión del Banco Central, por su contribución a la eliminación del déficit fiscal.

La inflación acumula 5 meses de desaceleración respecto del mes previo, pero también igual período de brecha negativa con el ritmo de devaluación a nivel mayorista

Pero el parámetro y las referencias para poder determinar si la Argentina está cada vez más cara en dólares y, por tanto, tarde o temprano el Gobierno deberá disponer de una nueva devaluación que interrumpa el proceso de desinflación -como pronostica el consenso de los consultores de mercado que releva el Banco Central- no son claros ni contundentes.

Ejercicio simple

Un primer paso para despejar la incógnita es comparar el promedio de precios del Indec para el área del Gran Buenos Aires y Región Pampeana (en conjunto representan casi 80% del gasto de los hogares de todo el país), y el desagregado para 27 subíndices, porque el organismo sólo publica el agregado regional para únicamente 11 grandes capítulos del Índice General, con el nivel del tipo de cambio oficial y el contado con liquidación respecto de noviembre de 2023 (fin del gobierno anterior) y diciembre de 2017 (el punto máximo de actividad y menor inflación del gobierno de Mauricio Macri, ya sin controles de precios, ni cepos y casi sin atrasos tarifarios).

A modo de ejercicio simple, al tipo de cambio oficial mayorista que fija diariamente el Banco Central, el índice promedio general de precios del Indec de 6.077 puntos fue en mayo equivalente en dólares a 87,15 puntos base 100 en noviembre 2023, esto es inferior en 12,9% al que había heredado el nuevo gobierno, producto del cierre del atraso cambiario, la suba de tarifas y la desregulación de diversos precios de bienes y servicios públicos y privados; y 97,93 puntos base 100 diciembre 2017, resulta apenas 2,1% menor.

luis caputo santiago bausili
Al tipo de cambio oficial mayorista que fija diariamente el Banco Central que preside Santiago Bausili, en coordinación con la política del ministro de Economía Luis Caputo, el índice promedio general de precios del Indec de 6.077 puntos fue en mayo equivalente en dólares a 87,15 puntos base 100 en noviembre 2023, esto es inferior en 12,9% al que había heredado el nuevo gobierno

En consecuencia, para volver a los precios equivalentes en dólares a esos dos momentos de referencia lejos de devaluar el BCRA tendría que bajar la paridad cambiaria a nivel mayorista (Comunicación A 3500) a un promedio del mes $765,78 en el primer caso y $860,52 en el segundo.

Semejante depreciación del peso, o “colchón cambiario” que generó la dupla Luis Caputo y Santiago Bausili explica por qué el equipo económico no ve necesidad de alterar el ritmo de devaluación nominal del 2%, y estar cómodo con la acelerada baja de la tasa de interés de referencia del mercado para reimpulsar el crédito a pymes y familias, y de ese modo inducir a reactivar la actividad agregada y bajar una parte no menor del costo de las pequeñas y medianas empresas que predominantemente se fondean en el mercado local.

No se trata de un mero resultado estadístico y de la “distorsión” que a veces generan los promedios generales (si hay dos pollos y dos personas, el promedio arroja uno per cápita, pero la realidad puede revelar que se distribuye en 2 para una y ninguno para la otra), sino que es consistente con las variaciones observadas en la mayor parte de los 30 grandes subíndices que el Indec desagrega el IPC por región, para el conjunto de GBA y Pampeana.

Para volver a los precios equivalentes en dólares en noviembre 2023 y diciembre 2017, al cambio oficial, el BCRA tendría que bajar la paridad a nivel mayorista a un promedio del mes $765,78 y $860,52 en cada caso, respectivamente

Únicamente 10 registraron valores equivalentes en dólares mayores al de noviembre último, con un rango de 0,8% en aceites, grasas y manteca; 1,2% verduras; 6,2% telefonía e internet; 9,8% productos de cuidado personal; 17,5% en combustibles y lubricantes; hasta 33% en gasto en medicina prepaga; 35% en electricidad, gas y otros combustibles para el hogar agua; y mantenimiento del auto, en cada caso, y 38,2% en transporte público.

En conjunto, esos rubros representan 26% del gasto total de los hogares, aproximadamente.

Y respecto de diciembre de 2017, los segmentos que se encarecieron en el equivalente en dólares al cambio mayorista que fija el BCRA, y que por tanto son los que algunas empresas reclaman o exigen una devaluación para que bajen y mejore la competitividad de la producción nacional, fueron 16 grandes rubros sobre 30, que representan 60% del presupuesto familiar.

Los productos que se encarecieron en dólares al cambio oficial respecto de diciembre 2017 representaron 60% de la canasta del IPC del Indec

En esa referencia sobresalieron el salto en 47,9% en dólares en el precio promedio de las verduras, tubérculos y legumbres; 30,7% automotores; 23,2% mantenimiento del auto; 21,6% en productos medicinales, artefactos y equipos para la salud; 21,2% café y cacao, por efecto principalmente del agregado de la tasa del 17,5% del Impuesto PAIS; 20,9% leche, productos lácteos y huevos, aceites, grasas y manteca 17,2%; pan y cereales 16,7%, entre otros.

Por el contrario, el resultado del ejercicio de convertir el precio de los bienes y servicios a dólar, utilizando como denominador la cotización contado con liquidación (CCL) arroja un brutal aumento de más de 78% promedio respecto de noviembre 2023, con extremos de 182,6% en transporte público; 176% en electricidad, gas y agua; 175% en funcionamiento de equipos de transporte personal; 172% en gasto en prepagas; 140% en combustibles y lubricantes para vehículos de uso del hogar; entre otros, que alimentan las estimaciones de atraso cambiario -aunque sin llegar al extremo de 56%, que exigiría una suba de esa paridad a poco más de $1.900 promedio del mes, para poder volver al nivel de esa referencia-.

Semejante brecha se explica fundamentalmente por el cierre de la distancia que lo separaba de la cotización oficial a fin del gobierno de Alberto Fernández, desde 249% a 22 por ciento.

En cambio, si el parámetro es diciembre 2017, el resultado es el opuesto, determina un colchón del 17%, y el CCL tendría que bajar a un promedio de $888 por dólar, para que el índice de la canasta en dólares vuelva al índice base 100 en moneda dura en aquel momento.

Menos de un quinto de la canasta de gasto total de los hogares registra precios en dólares al CCL superiores a los de diciembre 2017 cuando no había atrasos cambiarios ni tarifarios

En esa relación, únicamente 6 rubros exhibían valores mayores a los de seis años y medio antes equivalente en dólares: verduras, tubérculos y legumbres 25%; adquisición de automotores 10,7%; funcionamiento de equipos de transporte personal 4,4%; productos medicinales y artefactos y equipos para la salud 2,9%; café, té, yerba y cacao 2,6%; y leche, productos lácteos y huevos 2,4 por ciento.

En conjunto, representan 18,4% del gasto promedio total de los hogares.

De lo anterior surge que tras el cambio de precios relativos en los primeros seis meses del gobierno de Javier Milei no se advierte un deterioro del tipo de cambio real que amerite la necesidad de una devaluación, o de al menos de ajustar el ritmo de ajuste mensual (crawling peg) del 2% que rige desde enero, para acomodarlo a la velocidad de la inflación.

Por el contrario, la consolidación de la política económica en el flanco fiscal, al acumular en mayo cinco meses con superávit, y por tanto la emisión cero del BCRA para financiar al Tesoro, está llevando a que, por primera vez en décadas, las variables nominales estén convergiendo a la baja, y despejar el riesgo de regreso a círculos viciosos de espiralización de devaluación, inflación y depresión económica.

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