“El comportamiento del mercado de autos parece seguir patrones similares al movimiento del mar, con ciclos de alta y baja marea, más perdurables, y con las ondulaciones propias del movimiento que nunca cesa. Si se saca una foto, esa foto es sólo un cuadro, no es la película completa, pero la película empieza a mostrar un cambio de situación”, explicó un alto ejecutivo de la industria a Infobae hace algunos días, cuando todavía no estaban publicados los números de ventas del mes de febrero.
La referencia está puesta como una explicación de una de las curvas más evidentes que la industria del automóvil puede mostrar actualmente, que es la del flujo de ventas de autos nacionales e importados en el mercado local. Las importaciones están divididas a su vez en importaciones de fábricas radicadas en el país, las predominantes que alcanzaron más del 98% en 2023, y de los importadores independientes o filiales de marcas que no tienen producción local o regional.
Esa curva, que cada mes actualiza el SIOMAA de la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA), muestra hace varios años que la tendencia se dio vuelta completamente respecto a la anterior. La primera medición que toman como referencia es la de enero de 2016 cuando con cifras similares, el mercado importaba tantos autos como fabricaba para abastecer la demanda del consumidor argentino. Sin embargo, a partir de marzo de ese mismo año, las curvas comenzaron a separarse hasta llegar un año y medio más tarde a tener un parque automotor compuesto por un 70% de autos importados y un 30% de fabricación nacional.
Julio de 2020 fue la última vez que ese modelo se mantuvo en esas proporciones que tuvo un par de altibajos a fines de 2018 y a comienzos de 2020, pero fue desde mitad de ese año, ya con el gobierno de Alberto Fernández en plenas funciones, también en el peor momento de la pandemia, que la curva de importaciones comenzó a bajar y la de participación del mercado de autos argentinos a subir.
En tan sólo un año, las curvas volvieron a cruzarse e invertir la ecuación hasta el punto de llegar en septiembre de 2023 a su punto más alto, en el que el 77% de los autos nuevos que se vendieron en Argentina eran de producción local, y el 23% provenían del exterior. La política económica del gobierno, administrada por Sergio Massa fue la que llevó a este cambio de situación, básicamente debido a la administración de las SIRA, los permisos de importación, y la falta de dólares para pagar en el exterior.
El cambio de modelo económico que plantea la administración de Javier Milei, generó que otra vez las curvas vuelvan a acercarse, y en febrero de 2024, con sólo tres meses de gestión, la proporción del mercado está aproximadamente en un 58% de productos nacionales y un 42% de importados. Cómo influye este movimiento en las variaciones de ventas de los distintos modelos, es la parte más interesante para estudiar.
“La industria argentina fabrica la misma cantidad de autos que de pick-ups, y sólo cuatro SUV de distinto segmento entre sí. Mientras estuvo tan restringida la importación, los fabricantes tuvimos que administrar esos pequeños cupos que nos daban, para traer los productos que más venderíamos y que mejor margen de rentabilidad ofrecían. Por eso, aunque se podía elegir qué autos traer, la mayoría se decidió por autos accesibles, que eran los que el público podía comprar más fácilmente, dejando para mejor momento modelos de alta gama o de segmentos altos”, explicaron desde una automotriz.
Las cifras de 2023 confirman esa idea. El mercado se repartió los distintos segmentos de la siguiente manera: el 43% del total de ventas anuales fue de autos, donde entran los sedanes y hatchbak; el 28% fueron pick-ups, combinando las medianas, compactas, Full Size y chicas; el 20% fueron SUV y Crossover; y el restante 9% quedó para los furgones utilitarios, repartidos entre los grandes y los medianos.
Teniendo en cuenta que Argentina fabrica los dos autos más vendidos, el Fiat Cronos y el Peugeot 208, además de los Renault Sandero y Logan, y el Chevrolet Cruze (ya no se produce este año), el 64% de los autos vendidos en 2023 fue de producción nacional. Los principales importados fueron los Toyota Etios, Yaris y Corolla, los Volkswagen Polo, Virtus y Vento, el Chevrolet Onix, el Citroën C3 y los Nissan Versa y Sentra.
Entre las pick-ups, la cuenta es mucho más simple, porque al fabricarse 5 medianas en Argentina, las restantes son importadas de Brasil y México, la cuenta indica que el 91% de las ventas fueron de productos nacionales.
Sin embargo, entre los SUV es donde hay más diferencias. En fábricas nacionales se producen el Chevrolet Tracker, el Volkswagen Taos, el Toyota SW4 y el Renault Stepway. Entre estos cuatro modelos, no se llegó a la mitad del parque de este segmento, quedó en el 47%, lo que indica que aquí es donde puede cambiar “el mapa” del mercado para este año con la autorización de importaciones.
Y a las cifras de 2024 hay que remitirse entonces para comprobar que sin el freno de los últimos cuatro años, las proporciones comenzaron a cambiar. Computados enero y febrero, el reparto de las categorías muestra que las ventas de autos bajaron del 43 al 42% de autos, las de camionetas bajó del 28 al 26%, y la de los SUV subió del 20 al 25%. Residualmente, los furgones pasaron del 9 al 7%.
En el desglose de modelos está la explicación del cambio con los SUV. Entraron más Toyota Corolla Cross, Jeep Renegade, Ford Territory, y aparecieron en las listas autos como el Peugeot 3008 o el Hyundai Creta, que no figuraban con ventas sustanciales en 2023. La variación no es tan grande pero también acompaña la tendencia, y dentro del segmento de los SUV, el porcentaje de participación de productos de fabricación local, bajó del 47 al 45% en los dos primeros meses de 2024.
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