En la centenaria Mansión de Flores, un rincón poco conocido de la zona oeste de la Ciudad de Buenos Aires y claro ejemplo de eficiencia en proyectos de viviendas colectivas, hay unidades en venta. El complejo tiene un siglo; fue inaugurado en 1924 y está ubicado entre Yerbal, Caracas, Gavilán y las vías del Ferrocarril Sarmiento.
Posee 86 departamentos de 3, 4 y 5 ambientes distribuidos en cinco cuerpos de 17 metros de altura, con planta baja, tres pisos y un tejado. Los bloques están compuestos por un basamento de ladrillos hasta los 3,50 metros, sobre los cuales se disponen los tres pisos superiores. Cuatro patios internos abiertos hacia las vías y enmarcados por una pérgola invitan al encuentro.
Fue construido por Fermín Bereterbide, el mismo arquitecto que levantó casas para la clase media, como las del barrio Parque Los Andes en Chacarita.
Es un lugar histórico fue cuna de poetas y vecinos que amaban residir en este sitio, en el que supo habitar, entre otros, el novelista, dramaturgo y periodista Roberto Arlt.
“Lo que más ama la gente que habita la Mansión es la combinación de patios, calles y pérgolas con una exhuberante y variada vegetación de árboles, palmeras y flores, que sirve como refugio para adultos y chicos”, dijo Diego Osmar Davio, administrador del lugar, a Infobae.
Repaso por la historia
En las primeras dos décadas del siglo XX los proyectos de vivienda social se ganaban por concurso. La asociación “La Unión Popular Católica”, relacionada con las políticas del Vaticano para la clase obrera, organizó en 1921 la competencia por el proyecto del complejo “Casa Colectiva en Flores”, porque había lote disponible.
Alicia Aletti, arquitecta que realizó la investigación y proyecto de preservación del Casco Histórico de Flores y autora de libro La Diagonal Sociedad. Historia y Arquitectura Buenos Aires s.XX, comentó que “el ganador fue Fermín Bereterbide con su lema Aire y Luz. El predio a construir, entre las calles Yerbal, Gavilán y Caracas, con fondo lindero a las vías del ferrocarril, fue donado en 1923 por los herederos de Inés Indart de Dorrego (esposa de Luis, diputado, estanciero, síndico y defensor de pobres del Cabildo de Buenos Aires, hermano de Manuel Dorrego) terratenientes del pueblo de Flores en el siglo XIX”.
Según Alejandra Lagomarsino, investigadora de historia porteña, los departamentos para renta en su inicio estuvieron administrados por la Unión Popular Católica, aunque los alquileres eran elevados para la clase obrera a la que estaban destinados. Por formación, Bereterbide abrazó propuestas humanistas y socialistas, diseñando proyectos funcionales para mejorar la calidad de vida sin caer en estridencias estéticas.
“Inspirado por la arquitectura de interés social europea, adaptó sus ideas para enfrentar la crisis habitacional del inmigrante expulsado de su país en guerra”, amplió Aletti.
En el lugar hay cuatro patios internos abiertos hacia las vías. Acceder a la Mansión a través de sus rejas de hierro forjado permite contemplar jardines con plátanos, gomeros, palmeras y tipas.
Las ventanas de madera de cedro, las tejas coloniales y los azulejos importados, junto con los numerosos detalles arquitectónicos, crean un ambiente que mezcla el estilo europeo con la flora local.
Hasta 1930, comentó Aletti, todos los materiales utilizados en la construcción de la Mansión de Flores fueron importados, excepto los ladrillos. “Carpinterías de cedro, vidrios, azulejos, tejas, herrajes y caños de desagües fueron traídos de Europa, mientras que el Ferrocarril del Oeste facilitó el traslado de estos materiales desde el puerto de Buenos Aires hasta Flores. La arquitectura funcional, el diseño de espacios para la integración comunitaria y la utilización de materiales de alta calidad hicieron de la Mansión de Flores un modelo de vivienda social que perdura en el tiempo”, destacó.
Presente
La Mansión no se encuentra en su mejor estado. Décadas de falta de mantenimiento en este complejo, que acaba de cumplir su centenario, pasan factura.
“Inicialmente no era una propiedad horizontal y solo adquirió ese carácter casi cuatro décadas después. Surgió como otros proyectos habitacionales para alquilar, pero luego se fraccionaron las unidades y quienes pudieron se convirtieron en propietarios. El principal problema hoy es el estado de los techos, más de 9.000 metros cuadrados, debido a los altos costos de los trabajos de altura”, aclaró Davio.
El complejo está protegido por el Área de Protección Histórica del barrio de Flores (APH15) con nivel 2, lo que significa que cualquier reparación debe respetar los rasgos originales, lo cual incrementa los costos.
“A pesar de nuestros pedidos, ni la Comuna 7 ni el Gobierno porteño brindaron colaboración”, lamentó Davio.
Las unidades funcionales están destinadas exclusivamente a vivienda familiar, prohibiéndose cualquier otro uso. La demanda es constante; cualquier unidad que se libera es rápidamente ocupada. Las consultas de potenciales interesados son permanentes y las expensas rondan los $80.000 mensuales en promedio.
“Recientemente, realizamos la demolición y reconstrucción de un balcón, la restauración de un baño de servicio y la renovación de una bajada de desagüe. Próximamente, comenzaremos importantes reparaciones en los techos. También hemos restaurado pérgolas, patios y frisos, lo que no solo ahorra costos, sino que fortalece la comunidad entre vecinos”, detalló Davio.
Compra venta
La Mansión de Flores es una joya urbana que ofrece un espacio de silencio a solo una cuadra de la Avenida Rivadavia.
Hernán Perrone, de Re/Max Parque, quien tiene viviendas en venta en el complejo, comentó: “Hay que mantenerlo porque es centenario, pero conserva su belleza y singularidad”.
Una de las que se comercializa tiene 74 m2 y balcón. Está valuada en USD 119.000 y se encuentra en un primer piso, accesible a través de escaleras de mármol de Carrara. El living comedor posee un desnivel que delimita ambas áreas. La cocina semi-integrada, con lavadero incorporado, tiene salida a un balcón.
El baño está compartimentado, con sectores separados para ducha, sanitarios y lavabo. Además, cuenta con dos dormitorios y un placard en el pasillo de distribución.
Las unidades disponibles varían entre 3, 4 y 5 ambientes. Según Perrone, “varias de las viviendas fueron reformadas por sus anteriores dueños y en otras se refaccionaron cocinas y baños para dotarlas del confort moderno”.
Otra propiedad la ofrece la inmobiliaria Gavilán, tiene 65 m2, tres ambientes y vale USD 74.000 con dos balcones que dan al frente.
El perfil de quienes buscan comprar en la Mansión es muy especial. “Son personas fascinadas por su historia, en su mayoría artistas, músicos y plásticos”, observó Perrone. “Durante la pandemia -recordó-, los niños se contaban cuentos desde las ventanas o en las glorietas, creando un ambiente mágico y comunitario”.
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