El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los principales republicanos y demócratas del Congreso se reunirán esta semana para tratar de resolver el estancamiento de tres meses en torno al techo de la deuda estadounidense, que asciende a 31,4 billones de dólares, y evitar una suspensión de pagos antes de finales de mayo.
El presidente, del Partido Demócrata, pide a los congresistas que eleven sin condiciones el límite de endeudamiento autoimpuesto por el Gobierno federal. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, del Partido Republicano, ha dicho que su cámara no aprobará ningún acuerdo que no recorte el gasto, mayormente en programas sociales, para hacer frente al creciente déficit presupuestario.
Biden tiene previsto reunirse este martes en la Casa Blanca con McCarthy por primera vez desde el 1 de febrero, con el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y con el principal republicano del Senado, Mitch McConnell. El principal demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, también participará en las conversaciones.
Los analistas no prevén un acuerdo inmediato para evitar un impago histórico, que el Departamento del Tesoro ha advertido que podría producirse tan pronto como el 1 de junio. Los analistas advierten que un impago podría sumir a la economía estadounidense en una profunda recesión con un desempleo galopante.
Sin embargo, el inicio de conversaciones activas podría calmar los nervios de los inversores que la semana pasada obligaron al Gobierno federal a pagar el interés más alto de su historia por una emisión de deuda a un mes.
“Ahora tenemos muchas aguas revueltas. Necesitamos calmarlas. Algo de eso podría venir simplemente de decir: ‘Hemos encontrado áreas de acuerdo, hemos encontrado áreas de desacuerdo, vamos a volver a reunirnos y trabajar en una solución’”, dijo el senador republicano Thom Tillis a los periodistas a finales de la semana pasada.
Observadores externos, entre ellos personas que han participado en anteriores negociaciones fiscales y grupos de presión empresariales, han expuesto una serie de posibles compromisos que giran en gran medida en torno a la ampliación del techo de deuda más allá de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, congelando al mismo tiempo el gasto.
Los enfrentamientos legislativos no son nada nuevo en un país con profundas divisiones partidistas, donde los republicanos tienen una escasa mayoría en la Cámara de Representantes y los demócratas de Biden controlan el Senado por apenas dos votos.
No obstante, lo que está en juego es mucho más importante que los debates presupuestarios, que han provocado tres cierres parciales del Gobierno federal en la última década.
“Es doloroso. Es difícil. Pero no es catastrófico”, dijo el senador demócrata Chris Coons, refiriéndose a los cierres anteriores, y añadió: “El impago sería catastrófico”.
Biden lleva meses insistiendo en que elevar el techo de la deuda, una medida necesaria para cubrir los costes de los recortes de gastos e impuestos ya aprobados por el Congreso, no debe vincularse a las conversaciones sobre el presupuesto.
“Las dos cosas no tienen nada que ver”, dijo Biden el viernes. “Son dos asuntos distintos, dos. Aclaremos las cosas”, añadió.
(Con información de Reuters)
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