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“Hoy volvemos a abrazar las ideas de Alberdi. De nuestros padres fundadores que hicieron que en 35 años pasáramos de ser un país de bárbaros a ser potencia””, dijo Javier Milei este domingo histórico, en el discurso que dio a poco de conocerse que había ganado las elecciones y sería el próximo presidente de los argentinos. No es la primera vez que habla del político que en el siglo XIX escribió las bases de la Constitución. En ocasiones anteriores, el actual presidente electo había dicho cosas como: “La salida es la libertad, el modelo de Alberdi” y “Con Alberdi y una profunda reforma del Estado, en unos 35 años la Argentina podría alcanzar el dinamismo de los Estados Unidos”.
Pero ¿qué quiere decir con “las ideas de Alberdi”?
Tal vez pensaba en esas frases que Alberdi escribió en su libro Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina: “El que no cree en la libertad como fuente de riqueza, ni merece ser libre, ni sabe ser rico. La Constitución que se han dado los pueblos argentinos es un criadero de oro y plata”.
O en la que parece sostener la idea de Milei sobre el Banco Central: “La reforma de un banco de estado es imposible. No hay más que un medio que de reformarlo: es suprimirlo”.
O en lo que escribió en Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina y de la integridad argentina bajo todos los gobiernos, donde cuestiona los impuestos confiscatorios y llama “malversación” a los gastos excesivos del gobierno.
En palabras de Alberdi: “La libertad es el medio no el fin de la política de nuestra Constitución. Cuando decimos que ella ha hecho de la libertad un medio, queremos decir que ha impuesto al Estado la obligación de no intervenir por Leyes ni Decretos restrictivos al ejercicio de la producción, pues en economía la libertad del individuo y la no intervención del Estado, son dos locuciones que expresan un mismo hecho”.
O quizás Milei tenía en mente esta idea de Alberdi: “Nuestro pueblo no carece de pan, sino de educación, pues aquí tenemos un pauperismo mental. Nuestro pueblo argentino muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos en el arte de enriquecer”.
O lo que opinaba sobre la emisión monetaria: “Mientras el gobierno tenga el poder de hacer moneda con simples tiras de papel que nada comprometen, ni obligan a reembolso alguno, el poder omnímodo permanecerá inalterable como un gusano roedor en el corazón de la Constitución Argentina”.
O lo que se entiende en esta cinco frases:
1) La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual.
2) El impuesto aduanero es un gravamen a la civilización.
3) La democracia es la libertad constituida en gobierno, pues el verdadero gobierno no es más ni menos que la libertad organizada.
4) Las personas que esperan su felicidad de la mano de los Gobiernos, esperan una cosa que es contraria a la naturaleza.
5) La riqueza de las naciones es obra de las naciones, no de sus Gobiernos.
Federal ante todo
Juan Bautista Alberdi, reconocido como el padre intelectual de la Constitución Argentina de 1853, enfrentó las dicotomías de su época y promovió un liberalismo con un esencial enfoque en el papel del Estado. El Ministro de Educación de Tucumán, Juan Pablo Lichtmajer -autor del libro Alberdi, la noble igualdad- sostiene la importancia de revivir y aplicar las ideas de Alberdi en el contexto actual, reconociendo su aproximación a la equidad y su visión federalista como fundamentales para una Argentina más justa y verdaderamente federal.
“No es casual que Juan Bautista Alberdi no ocupe el lugar que merece, porque su pensamiento pone en cuestión muchas de las dicotomías sobre las que se edificó la Argentina, empezando por civilización y barbarie”, dice Lichtmajer.
Como liberal, Alberdi proponía una visión de Estado que, lejos de minimizar su rol, buscaba su fortalecimiento para garantizar una distribución de riqueza equitativa y romper con el monopolio de poder centralizado en Buenos Aires.
El ministro señala que el país que Alberdi pensó es “el de la Constitución del 53. Una Constitución que fue rechazada por el Partido de la Libertad de Mitre específicamente por la cláusula de distribución de la riqueza generada por la Aduana. Buenos Aires se separa de la Argentina y, cuando vuelve a producirse la unión nacional, ese artículo ya no está. Nunca se logró equilibrar el país”.
“La República Argentina, simple asociación tácita e implícita por hoy, tiene que empezar por crear un gobierno nacional y una constitución general que le sirva de regla”, decía en uno de los libros más fundamentales de su obra, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina.
“Su influencia en la construcción del Estado nacional es gigantesca”, dice el escritor y profesor de Historia Eduardo Sacheri -autor del ensayo histórico Los días de la revolución- a Infobae Leamos.
Había nacido San Miguel de Tucumán —donde este domingo Milei se impuso por más de diez puntos- Alberdi fue uno de los mayores intelectuales del país del siglo XIX. De hecho, la Constitución Argentina, dictada en 1853, es la segunda más antigua de América y la quinta en el mundo.
Pensamiento liberal
Lichtmajer enfatiza que Alberdi era un liberal “cuya principal lucha política fue contra el liberalismo porteño”. Y agrega que “reconoce el lugar insustituible del Estado para equilibrar las asimetrías y corregir desigualdades, las vinculada a la distribución de la riqueza y que hace suyas las causas del interior, de la Argentina profunda”.
Mientras tanto, el historiador Felipe Pigna señala que “Alberdi propuso un modelo de país de mercado interno, basándose en la experiencia de los Estados Unidos”. Mostró su adhesión a las teorías liberales de Adam Smith y David Ricardo y su visión contra el monopolio en dos de sus ensayos: Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina y De la integridad argentina bajo todos los gobiernos.
Lichtmajer explica que Alberdi “esgrime un liberalismo que, combinado con el romanticismo político y el federalismo. Es a la vez nacional y popular en sentido estricto”. ¿Pero qué significa? “Alberdi es nacional y popular por su mirada federal, desde la cual propone una organización constitucional que garantice los derechos del interior y rompa el molde del monopolio comercial, económico, político y cultural porteño”, aclara el ministro.
Cuando Argentina empezaba a pensarse como Argentina
La obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina de Juan Bautista Alberdi, exiliado en París, emerge como un texto crucial para el entendimiento del diseño político argentino posrosista. En una extensión de casi 200 páginas, Alberdi, considerado un actor clave en la conformación de la Constitución Nacional argentina, articula los principios esenciales para una nueva dirección política tras la caída de Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros. Definido por el mismo Alberdi como un libro “de acción”, esta publicación marcó el comienzo de un capítulo histórico tras la sanción de la Carta Magna.
La obra perfila las cuestiones clave que Alberdi identifica para garantizar un gobierno efectivo, justo y democrático. El historiador Felipe Pigna destaca: “Alberdi fue un pensador fundamental”
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Para el ministro de Educación de Tucumán Bases y puntos tiene “una absoluta vigencia” porque lo considera una invitación a retomar ciertos ejes del pensamiento alberdiano y llevarlos a la práctica. ¿Cuáles? Lichtmajer señala que hay que atender a las deudas pendientes con el modelo de país que imaginaba el prócer tucumano que resuenan hoy: una Argentina verdaderamente federal, con una equitativa distribución de la riqueza, que rompa el molde de la supremacía porteña.
“En su proyecto de Constitución”, cuenta Lichtmajer, “están contenidas las demandas históricas de ‘los pueblos’, es decir, del interior del país”. Sacheri sigue sobre este punto y dice que “aporta con un equilibrio entre las tendencias autonómicas de las provincias y la necesidad de construir un Estado fuerte y la consagración de los derechos del artículo 14, los liberales, los propios de la sociedad burguesa después de la Revolución francesa.” Y agrega que “cuando piensan en una Constitución les interesa muchísimo limitar el poder del Ejecutivo y que la división de poderes sea concreta, seria, real, que nadie pueda establecer un despotismo sobre los ciudadanos”.
Sacheri sueña con revisar la Constitución y cómo se hizo porque “en una sociedad donde hay tan fuertes tendencias a ejercer y defender poderes personalistas por encima de las reglas, en un país con tendencias tan fuertes a ese tipo de liderazgos, pensarla como un reglamento que limita el poder sería un hermoso debate que no se va a producir”.
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