El lento crecimiento económico y el alto costo laboral le siguen pasando factura al sector privado. Según un informe elaborado por la consultora Invecq, menos del 8% de los puestos de trabajo que se originaron desde el 2011 hasta hoy, fueron creados por el sector privado registrado.
“Dos de cada tres empleos generados corresponde a personas que trabajan en la informalidad o (en su gran mayoría falsamente) como independientes (incluye monotributo y monotributo social). Si sumamos a los empleados públicos llegamos al 92,8%”, explicó el economista Esteban Domecq, director de Invecq, en su cuenta de X.
“Esta economía sólo genera empleo precario y de baja o nula productividad. Eso explica por qué el salario real no para de caer. Del otro lado, solo el 7,2% de los nuevos puestos de trabajo se crearon en el sector privado asalariado registrado, que es empleo formal de alta productividad”, detalló el experto.
En detalle, en los últimos doce años se crearon apenas 250.000 empleos formales en el sector asalariado, contra 1.160.000 puestos informales, 1.170.000 monotributistas y 830.000 asalariados públicos.
“Para poner en perspectiva, entre el 2003 y el 2008 se habían generado 2,2 millones de puestos asalariados registrados”, resaltó Domecq.
Apoyado en estos resultados, el economista se mostró a favor de la reforma impulsada por el Gobierno nacional. ”El mercado laboral argentino ya está flexibilizado de hecho, ajustando con informalidad, precariedad laboral y con caída del salario real. ¿De qué derechos están hablando? Los grandes perjudicados con la actual legislación laboral son, como siempre, los trabajadores”, apuntó.
“Toda oposición a la reforma (CGT, CTA, sindicalistas, justicia, etc.) solo busca defender sus propios intereses; hay mucho en juego. Sostener este esquema es ir en contra de los trabajadores, condenando a millones de personas a la informalidad, a la precariedad laboral y a la pobreza, incluidos los jubilados y pensionados, porque esta dinámica del mercado laboral lleva al sistema previsional a la quiebra total en muy pocos años”, opinó el director de Invecq, a través de las redes.
Que pasó en la gestión Fernández
Los últimos cuatro años fueron particularmente complicados para la Argentina, debido a la irrupción de la pandemia y el parate de la actividad económica en múltiples sectores. Pese a esto, el gobierno de Alberto Fernández destacó durante sus últimos días de gestión que se lograron más de 30 meses consecutivos de crecimiento en el empleo formal y que la tasa de desocupación alcanzó el valor más bajo en la última década.
Ambos datos son ciertos, de acuerdo a lo que muestran las estadísticas oficiales, pero también hay otras variables a considerar que dan cuenta de una situación delicada en otros aspectos. Por un lado, se debe tener en cuenta que antes de los 30 meses de repunte el empleo había caído de forma estrepitosa durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO). Además, muchos de los nuevos puestos de trabajo se crearon en el sector público o corresponden al monotributo.
Si se toma en consideración sólo al sector asalariado privado, la historia cambia. Según datos publicados recientemente por el Indec, esa rama del empleo creció 7,67% en los últimos cuatro años, pasando de 11.957.000 en el segundo trimestre de 2019 a 12.874.000 trabajadores en el mismo período de este año. Lo preocupante, es que de los 917.000 empleos creados en ese período, sólo 285.000 fueron formales y 632.000 fueron informales. Es decir que por cada puesto de trabajo registrado que se creó desde el 2019 hasta hoy, nacieron más de dos empleos en negro.
Los sectores más informales
En términos generales, considerando sólo al sector asalariado privado, la informalidad laboral pasó de 40,2% en 2019 a 42,2% en 2023, pero en algunos sectores la situación es bastante más complicada.
De 16 sectores relevados por el Indec, sólo tres lograron bajar sus niveles de informalidad laboral en los últimos cuatro años; el resto se mantuvo o empeoró.
Los que mejoraron son tres: servicio doméstico, pesca y “electricidad, gas y agua”. Lo llamativo, es que el primero mencionado es a su vez el que mayor nivel de informalidad laboral mantiene en el país. Si bien la tasa de trabajo en negro bajó 2 puntos, aún se encuentra por arriba del 60% (67,52%). Los otros dos rubros mejoraron 5,8 y 3,2 puntos respectivamente.
En lo que respecta a los que empeoraron su situación, uno de los de peor resultado fue el “comercio”, que pasó de una tasa de informalidad laboral del 37,3% en el segundo trimestre de 2019 a una del 43,5% en el mismo período de 2023 (6,2 puntos más). No es un dato menor, teniendo en cuenta que se trata de uno de los sectores que mayor cantidad de mano de obra demanda en el país.
Empeoró mucho también la situación del sector de “transporte, almacenamiento y comunicaciones”, que del 33,1% de informalidad saltó al 39,1% en el período analizado.
Sin embargo, el caso más alarmante fue el que se dio en la rama de “otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales”, donde la informalidad laboral aumentó casi 10 puntos porcentuales, pasando de 39% en 2019 a 49% en 2023.
Más allá de las variaciones, los tres sectores con mayor nivel de informalidad laboral siguen siendo el servicio doméstico (67,5%), la agricultura (59,7%) y la construcción (58,6%), tres ramas de actividad que históricamente han tenido una alta participación en el empleo en negro. Lo positivo, al menos en términos estadísticos, es que ninguno empeoró significativamente en los últimos cuatro años. Lo negativo, es que entre los tres perdieron 135 mil puestos de trabajo en el período analizado.
Por el contrario, los que más empleos asalariados crearon fueron el comercio (379 mil trabajadores nuevos), el rubro de “otros servicios comunales” (173 mil) y las actividades inmobiliarias (147 mil).
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