La carne es uno de los alimentos predilectos de los argentinos, fuertemente arraigado en sus costumbres y cultura y de hecho de los productos más consumidos en el país. De hecho, en los últimos días se conoció que el consumo aumentó durante el primer trimestre, de la mano de una mayor oferta de la mercadería, aunque la realidad económica indica que el sueldo promedio de los ciudadanos cada vez puede comprar menos carne.
Según un informe del mercado ganadero Rosgan, si se mide la cantidad de kilos de carne que se puede comprar con un ingreso medio, se evidencia “un claro deterioro año tras año”, dice el trabajo, que precisa, a partir de datos disponibles por el Ministerio de Trabajo hasta el tercer trimestre del 2022, que con un ingreso medio se podía comprar 66 kilos de carne vacuna al mes, un 30% menos que en 2019, cuando con el ingreso medio se podían adquirir 95 kilos.
Desde 2017, la caída en el poder de compra del salario no se detiene: pasó de poder adquirir hace solamente cinco años 110 kilos a 66 kilos en la actualidad. Esta última cifra se ubica bien por debajo de los 95 kilos promedio del anterior quinquenio. “En un contexto de elevada inflación, la pérdida del poder de compra de los hogares es inevitable”, dice el trabajo privado.
“Este deterioro del poder de compra sin dudas es uno de los factores que genera mayor resistencia al momento de convalidar ajustes de precios”, dice un pasaje del estudio, que explica que por cuestiones estacionales los valores de la carne suelen tener un ajuste al alza durante marzo y abril, en respuesta a una mayor demanda, pero que durante el segundo semestre del año pasado “el precio de la carne vacuna fue ajustando por debajo del aumento general registrado por el resto de los bienes y servicios, llegando a acumular un retraso de más de 56 puntos porcentuales contra inflación, a inicios de este año”.
“Una combinación de demanda debilitada por erosión de su poder de compra y una elevada oferta de hacienda producto de la seca, genera un escenario muy poco propicio para que el precio de la carne logre acompañar el ritmo de ajuste que impone la inflación, con tasas fluctuando ya en torno al 8% mensual”, explica el trabajo del Rosgan. “En este contexto -agrega-, las estadísticas de consumo de carne vacuna muestran una asombrosa recuperación”.
Consumo
Según los datos publicados por la Secretaría de Agricultura de la Nación se consume en términos per cápita un 3,6% más de carne vacuna (de 49,7 kg vs 48,1 kg/hab/año) respecto de un año atr´s, y el gasto promedio -medido en pesos constantes- se contrajo un 5,1% estimándose actualmente en $7.565 por habitante por mes, indica el trabajo.
Sin embargo, “el mayor consumo de estos últimos meses no es producto de un mayor apetito de los compradores. Por el contrario, el mercado sufre uno de los períodos de mayor agotamiento de la demanda que converge precisamente en un contexto de elevada oferta ganadera provocada por la seca. Esto es lo que explica el por qué en los últimos meses se observa una importante recuperación del consumo doméstico aparente con precios que, pese a los últimos ajustes, siguen estando retrasados”.
Los datos del primer trimestre del año aportados por la cartera agropecuaria muestran un nivel de producción superior a las 800.000 toneladas de carne vacuna, de las cuales 220.000 toneladas se exportaron, dejando aproximadamente 580.000 toneladas para abastecer el mercado doméstico, volumen 11% superior al disponible hace un año. “Este nivel de oferta se mantendrá muy elevado durante gran parte del año. El factor climático sigue pesando y a medida que ingresamos al invierno posiblemente veamos aumentar aún más la salida de hacienda. Los datos de abril muestran un incremento en el traslado de animales a faena del 9,5% interanual, acumulando un incremento de casi 12 puntos porcentuales en los primeros cuatro meses del año”, finaliza el informe.
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