A la par de la inflación, que según el último dato publicado por la Secretaría de Política Económica corre al 2% semanal, se profundiza en la economía argentina la distorsión de precios relativos, a tal punto que según estudios privados, casi la mitad de ellos -un 40% según una estimación reciente de la consultora LCG– está atrasado.
Y a la cabeza del ránking de los precios que avanzaron muy por detrás del promedio se encuentran los precios regulados, esencialmente las tarifas de los servicios públicos cuyo atraso ya acumula 60% en los últimos cuatro años a pesar de la suba segmentada que implementó el ministro de Economía, Sergio Massa, desde hace un año y que ahora, en la previa electoral, decidió suspender. Con esa decisión, el desfase del precio de los servicios se ampliará a un ritmo inusitado: tras el impacto de la devaluación post PASO, en apenas un bimestre, se acumulará un retraso mayor al 20% hacia fin de octubre. Cuanto más se extienda la medida, mayor será la distorsión.
“Las tarifas se volvieron a congelar, lo que implica que se atrasan a razón de 12% mensual -apuntó la consultora Econviews-.Aclaremos que el dato de inflación semanal durante las dos primeras semanas de septiembre que publicó el Gobierno, corre a un ritmo anualizado de 195% y 180% respectivamente”. En ese sentido, la consultora consideró que no existen posibilidades de que el atraso tarifario no sume otro 12% en septiembre y 9% más en octubre. “Para poner en contexto, el atraso tarifario de un mes de Massa equivale a 6 meses de Cristina Kirchner en 2015″, sostuvo,
Esa profundización de la “brecha de inflación” entre tarifas y el resto de los precios de la economía dejará otra trampa para el próximo gobierno al que ya no le alcanzará con aumentar 61% en promedio los precios de la energía, el agua y el transporte para corregir la distorsión.
Ese porcentaje es el que era necesario aplicar hasta agosto de acuerdo a quienes midieron el ritmo dispar de aumentos de las distintas divisiones que componen el índice de precios del INDEC durante los últimos cuatro años, con el objetivo de corregir el retraso de los precios regulados de la economía, respecto de los bienes “libres”, no estacionales. En el lenguaje económico, la inflación técnicamente denominada inflación núcleo o core.
El dato se desprende de una suba de precios que acumuló entre ambas categorías una diferencia mayor a los 200 puntos porcentuales desde que asumió el actual gobierno. En términos bien llanos, comer en la Argentina se encareció relativamente mucho más que calefaccionar una pileta.
“Mientras que en los últimos 44 meses los precios regulados se encarecieron un 406%, el componente core subió 655%”, apuntó informe reciente de GMA Capital.
En ese marco, la última medición oficial volvió a dar cuenta de la creciente distorsión.Los precios regulados (esencialmente los servicios públicos) subieron el mes pasado 8,3% mientras que la inflación núcleo, es decir, la del resto de los precios de la economía sin contemplar los productos estacionales y, precisamente, los servicios, lo hizo al 13,8 por ciento. Es decir, una diferencia de 5,5 puntos porcentuales, lo que profundiza la dinámica que se mantuvo durante prácticamente toda la gestión económica del actual Gobierno.
Con un nivel de inflación que se descuenta se ubicará nuevamente en dos dígitos este mes para, eventualmente, ceder apenas algunos puntos en octubre, se da por descontado también que el desacople no podrá más que pronunciarse hasta que se retome el sendero de la corrección tarifaria. Una tarea que quedará, sin lugar a dudas, para la próxima administración.
El desafío no será menor ya que, en definitiva, llevar adelante tal ajuste significará liberar la inflación reprimida que implica el congelamiento de las tarifas con el consecuente impacto de primera y segunda vuelta en el índice de precios.
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