La velocidad de la caída del poder de compra del salario alcanzó ya el 20% en solo dos meses. Las remuneraciones “estables” que mide un indicador de la Secretaría de Trabajo indicó que esa es la proporción de poder adquisitivo perdida por la aceleración de precios en el inicio del 2024, que combinó una inflación de 25,5% en diciembre y de 20,6% en enero.
El índice Ripte, que mide la variación nominal de los salarios de un grupo de trabajadores que tienen estabilidad en su puesto de trabajo en el último año calendario, mostró que en febrero los ingresos de esos hogares subieron 14,7%, casi seis puntos porcentuales por detrás del ritmo inflacionario de ese mes. Implicó, de esta forma, una caída pronunciada pero menor a la de diciembre, cuando el Ripte creció 8,3% contra 25,5% de suba de precios.
Con esas cifras oficiales plasmadas, el director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma Luis Campos calculó que en los dos primeros meses de gobierno de Javier Milei el salario medido a través del Ripte, así, cayó 20,7% en términos reales. Según aseguró, no hay registro previo en el que ese índice tenga un retroceso de esa magnitud en solo dos meses, y como comparación asegura que en todo 2002, el año posterior al estallido de la crisis de diciembre de 2001, la contracción salarial fue levemente superior al 26 por ciento.
El índice Ripte mostró que en febrero los ingresos de esos hogares subieron 14,7%, casi seis puntos porcentuales por detrás del ritmo inflacionario de ese mes
“Las paritarias están empezando a empujar un poco, pero todo indica que en los próximos meses, en el mejor de los casos, le podrían empatar a la inflación, lo que hace que de vuelta, en el mejor escenario, estemos cristalizando un retroceso salarial cuya magnitud es inédita en la historia reciente de nuestro país. Y si incluís una mirada de mediano plazo el panorama es desolador: en la última década el salario promedio perdió casi la mitad de su valor en términos reales”, mencionó Campos en diálogo con Infobae. Para observar en otros momentos de la historia una caída tan veloz del poder de compra, asevera, hay que remontarse a la hiperinflación de 1989 o a los primeros meses de la última dictadura militar en 1976.
En una mirada hacia adelante, Juan Manuel Telechea, economista y director del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación German Abdala consideró que “en febrero la suba nominal (del Ripte) estará en torno al 15% y la inflación en un nivel idéntico con lo cual tenés un caída de 5 puntos reales en enero mientras que en febrero irían a la par, por lo que en el primer bimestre la caída va a ser de esos cinco puntos”, estimó.
El Estado tiene distintas maneras para medir la evolución de los salarios en la economía. El Ripte contempla la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que reciben los trabajadores bajo relación de dependencia y declarados en forma continua durante los últimos 13 meses.
Se trata de un muestreo menos amplio que el índice de salarios que publica -también con frecuencia mensual- el Indec. En ese informe el organismo estadístico desagrega al mercado laboral entre formal privado y público, por un lado, e informales por otro.
El Ministerio de Capital Humano, por medio de la Secretaría de Empleo, encargado de medir y publicar el índice Ripte, aclara en cada publicación mensual cuál es la representatividad de la cifra. “Este indicador fue elaborado como un insumo para determinar la movilidad jubilatoria (uno de los dos indicadores salariales que utiliza el índice de movilidad) pero no necesariamente refleja el comportamiento de los salarios correspondientes al empleo asalariado registrado del sector privado”, indicaron.
Según la CTA Autónoma, no hay registro previo de un retroceso de esa magnitud en el Ripte en solo dos meses. En todo 2002, el año posterior al estallido de la crisis de diciembre de 2001, la contracción salarial fue levemente superior al 26 por ciento
“Las características metodológicas del Ripte elaboradas en función de los objetivos que persigue el indicador, plantean un conjunto de definiciones sobre el empleo y los conceptos salariales, que no incluyen a la totalidad del empleo asalariado registrado privado ni a todos los conceptos salariales que perciben”, concluyeron.
Hace algunas semanas, la consultora 1816 había estimado que “el salario real de los trabajadores privados registrados tuvo en diciembre la mayor caída mensual en al menos 30 años y es muy probable que en enero los sueldos hayan alcanzado un nivel más bajo que el de la crisis de 2001″, anticipó.
En diciembre, según el Indec, los salarios habían avanzado 8,9% nominal ante una inflación que fue de 25,5%, lo que implicó un muy marcado derrumbe del poder de compra de los ingresos familiares en un solo mes. En el último mes del año la peor parte se la llevaron los salarios del sector público, que quedaron 20 puntos porcentuales por debajo del ritmo de precios.
Los privados crecieron 11% nominal mientras que los no registrados lo hicieron 7,6%, más allá de que los economistas suelen destacar que, por metodología oficial, el muestreo de este sector del mercado laboral tiene algunos meses de rezago y podría no mostrar la última foto realmente actualizada.
El centro de estudios CIFRA de la CTA que conduce Hugo Yasky (distinta de la CTA Autónoma, ya que se dividieron hace una década) midió en un informe reciente que “el salario real promedio registrado perdió el 21,3% de su capacidad de compra entre noviembre de 2023 y enero de este año. Tras esta caída y teniendo en cuenta el deterioro previo, el salario real de enero de 2024 fue equivalente a poco menos de la mitad de lo que era en noviembre de 2015″.
Para la Fundación Capital “las perspectivas hacia delante apuntan sólo a una moderación de las caídas sin recomponer el terreno perdido. Así, prevemos una baja real en los ingresos formales del 10% interanual”
“La pérdida de poder de compra puede también calcularse en términos de alimentos y bebidas. En ese caso, la reducción alcanza al 23,8% entre noviembre de 2023 y enero de 2024, lo que da como resultado valores promedio que son equivalentes a menos de la mitad de lo que eran en noviembre de 2015″, concluyeron.
Por otra parte, un reporte de Fundación Capital, por su lado, planteó que “el poder adquisitivo se presenta en franco descenso, en medio de un importante shock inflacionario”, en un informe en el que analizó qué se puede esperar para la actividad económica este año. “El consumo privado exhibirá una importante baja en el año (-7,4% interanual) aportando más de cinco puntos a la caída del PBI (que se adiciona al aporte negativo del consumo público de casi un punto del producto), en un marco de un poder adquisitivo muy deteriorado tras el shock inflacionario”, mencionó.
“En efecto, el ingreso real de los trabajadores del sector privado se ubicó en diciembre en el nivel más bajo desde mayo de 2003, y las perspectivas hacia delante apuntan sólo a una moderación de las caídas sin recomponer el terreno perdido. Así, prevemos una baja real en los ingresos formales del 10% interanual, con la caída de la actividad limitando los reclamos salariales”, concluyó.
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