El INDEC dará a conocer mañana el registro de inflación de febrero, un dato que llegará en un momento clave de la economía y también de la política. En el primero de los planos, la realidad está a la vista: la recesión se impuso en tal magnitud que incluso colaboró en el descenso de la escalada inflacionaria de diciembre último, post devaluación. En el segundo plano, el político, un “buen dato” -es decir, de 15% para abajo- permitiría al Gobierno fortalecer su posición de cara a las negociaciones que se iniciaron la semana pasada con los gobernadores para aprobar la nueva Ley de Bases, instancia previa a la firma del Pacto de Mayo. Detrás de esa afirmación está la presunción de que un dato relativamente bajo para el IPC del mes pasado permitiría al Gobierno retener el nivel de apoyo en medio del parate de la actividad y la pérdida real de ingresos.
En ese sentido, a pesar de que las primeras semanas de marzo arrancaron con una nueva aceleración, al menos en los precios de los productos de consumo masivo, hay entusiasmo en el equipo económico. Guardan el dato final bajo siete llaves pero admiten que la expectativa es de un dato inferior al difundido la semana pasada por el organismo estadístico porteño que anunció una inflación de 14,1% para la Ciudad de Buenos Aires, es decir, siete puntos por debajo del resgistro de enero (de 21,4%)
En otras palabras, en el Gobierno también esperan que el INDEC difunda un dato al menos 6 puntos por debajo del mes anterior, es decir, por debajo de 14 por ciento.
Para fundamentar tal expectativa, los funcionarios refieren el impacto desigual del fuerte aumento de las tarifas en la región metropolitana comparado con el resto del país. Esto puede resultar particularmente cierto para febrero, cuando fue muy agresivo en la Ciudad y el Gran Buenos la suba del transporte (que puede sumar en esta zona entre 3 y 4 puntos de inflación según los expertos), pero no tanto en el resto del país donde ya se pagaban valores más altos. Algo similar ocurre con el aumento de la electricidad. En este caso, las diferencias se registran incluso con el conurbano bonaerense, donde hay más penetración de la tarifa social.
Es el argumento central del equipo económico para asegurar que la inflación que se conocerá mañana será más que la de la Ciudad. Esto a pesar de que el consenso de analistas del mercado apunta a un indicador más cercano al 15%, lo que de todos modos implicaría una reducción algo mayor a los 5 puntos respecto de enero. Sin embargo, desde BBVA Research, el departamento de investigaciones económicas del banco español, también pronosticaron un registro menor al de CABA, de 13,8% para el mes pasado. El BBVA Research está en el podio de los mejores pronosticadores relevados por el Banco Central en su informe mensual de expectativas de mercado (REM).
En tanto, con una medición focalizada en el Gran Buenos Aires, la consultora Castiglione & Tiscornia, registró una suba de alimentos de “apenas” 11%. “Alimentos y bebidas” el rubro de mayor incidencia, “Hubo moderaciones muy importantes en varios rubros relevantes de alimentos, como carnes, panificados y aceites y grasas, y por el contrario, una aceleración muy fuerte en las frutas. No obstante, dichas moderación tuvo lugar, sobre todo, entre fines de enero y principios de febrero; en las semanas siguientes se verificó un mayor ritmo de aumento”, amplió en su último informe.
También destacó que el caso del conurbano es similar al de la Ciudad en cuanto al impacto de la corrección tarifaria. “Es importante notar que en el interior del país no se dieron aumentos de servicios públicos de magnitud similar a los que tuvieron lugar en el GBA durante febrero. Por ello, puede esperarse una menor inflación en el resto del país, que derive en que la inflación nacional pueda quedar debajo del valor de GBA durante este mes”, se afirmó en el informe elaborado por Tiscornia.
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