El gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre tendrá que hacer frente a un enorme listado de problemas que afronta la economía argentina desde hace tiempo y que se agravaron en el último año. Entre ellos, la abultada deuda que los importadores fueron acumulando con sus proveedores desde marzo de 2022, ante la imposibilidad de acceder al mercado oficial de cambios por la delicada situación de las reservas líquidas en el BCRA. ¿De cuánto es esa deuda? ¿Podrá pagarse o las empresas seguirán viéndose forzadas a rediscutir con sus vendedores, dejar de importar o directamente acudir a los mercados alternativos MEP y CCL?
Los números oficiales del Banco Central revelan que hasta julio el excedente de deuda en la que incurrieron las empresas por no poder acceder a las divisas oficiales ascendía a USD 16.500 millones y según las estimaciones de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA), ese número trepará a USD 20.000 millones en diciembre, de los cuales unos USD 2.500 millones corresponden a servicios y el resto, a bienes. Esta deuda se sumará a la deuda comercial promedio con la que el país ha funcionado en los últimos años.
“En la última década, la economía argentina funcionó con una deuda comercial promedio de USD 22.000 millones al año. Esta deuda se corresponde con el giro propio de los negocios, donde proveedores extranjeros otorgaban cierto financiamiento a sus clientes argentinos, garantizados o no con carta de crédito; también se daban situaciones donde la casa matriz hacía un clearing anual con su filial argentina para luego cerrar la deuda y ponerse en cero”, explicó la CIRA en un informe que elaboró en forma exclusiva para Infobae.
En el documento, la entidad agrega: “Durante el último año, el ajuste a la importación, con su consecuente efecto negativo sobre la matriz productiva y el consumo, obligó a los empresarios a financiar toda compra externa, duplicando la deuda: hoy ese excedente de deuda habitual se calcula en USD 16.500 millones adicionales, a julio último″.
En la última década, la economía argentina funcionó con una deuda comercial promedio de USD 22.000 millones al año (CIRA)
La institución que nuclea a los importadores comenzó a advertir públicamente de esta situación desde comienzos de 2022, cuando comenzaron a visualizarse las primeras medidas tendientes a posponer una parte de los pagos de importación comprometidos por los empresarios. Fue en ese entonces cuando se crearon las SIMI A y B. Si el Gobierno otorgaba la B, la empresa podría pagar en diferido, a los 180 días.
“Hoy la situación y el futuro inmediato de la cadena de pagos internacional es una incógnita; los pagos diferidos asignados a través de la SIRA se venían cumpliendo hasta junio, pero luego comenzaron a reprogramarse, posponerse o simplemente desaparecer la fecha que figura en el sistema, junto a un curioso conjunto de situaciones, inconsistencias y errores informáticos que traban los pagos al momento de efectuarlos”, enfatizó a este medio la Cámara de Importadores.
Esta situación genera una catarata de reclamos por parte de los proveedores del exterior -según la CIRA, se empiezan a ver importadores denunciados, a título personal, por sus proveedores en los organismos y agencias de crédito a la exportación de sus países- y en muchos casos las empresas ya no pueden seguir comprando hasta no saldar sus deudas, lo que afectará la actividad económica más de lo que está.
El gran interrogante que aparece ahora, y más en un período preelectoral, es cómo se logrará resolver esta deuda creciente con reservas netas negativas. Y la realidad es que el problema no tiene una solución sencilla; llevará tiempo y el equipo económico que asuma en diciembre deberá definir una estrategia para ir haciéndolo, aunque sea de forma gradual, coincidieron varios economistas consultados.
“Son unos USD 20.000 millones por encima del promedio regular, pero el 50% de eso es intrafirma. No es lo mismo una empresa que tiene una deuda con su casa matriz con la que puede haber un mayor espacio de negociación que una firma que tiene una deuda con un proveedor pequeño del exterior”, explicó el economista de Abeceb y ex ministro de Producción, Dante Sica.
¿Solución gradual?
Al tratarse de un cepo, “habrá que desarmarlo en la medida en que se empiece a unificar el tipo de cambio”, agregó Sica. Y la forma de hacerlo, según el economista que forma parte del equipo de Patricia Bullrich, es discutiendo con los grandes sectores para ver cuánto necesitan para pagar la deuda y seguir produciendo y cuánto pueden reprogramar.
“Vas a tener que discutir los grandes números y darle prioridad a los sectores más chicos que no tienen una relación societaria con sus proveedores”, enfatizó Sica, quien recordó cuando el ex presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, hizo en 2016 un cronograma de pago para las utilidades no distribuidas durante el kirchnerismo.
“Cuanto más rápida sea la unificación del tipo de cambio y más confianza despierte el programa más rápido podrá resolverse”, añadió el economista.
Los sectores que más se endeudaron durante este último tiempo son los de la industria manufacturera y los de comercio/repuestos, “naturalmente, dos sectores altamente dependientes de las importaciones, por lo que no sorprende que sean los actores de la economía que más tuvieron que recurrir al financiamiento de proveedores del exterior”, contó a Infobae el economista Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora Empiria.
Respecto del futuro, Paolicchi planteó que con reservas netas negativas en la zona de USD 5.000 millones, “no hay manera de corregir el stock de shock, excepto con un tipo de cambio ridículamente alto. Una potencial solución podría ser gradual, dando acceso al mercado oficial a medida que el BCRA vaya acumulando los dólares necesarios para repagar dicha deuda”, dijo.
No hay manera de corregir el stock de shock, excepto con un tipo de cambio ridículamente alto (Paolicchi)
“Si no se resuelve la unificación cambiaria, todos estos temas van a proyectarse en el tiempo, porque va a ser muy difícil que haya dólares en el Banco Central. Tal vez eso no ocurra rápido, pero posiblemente se les permita a los importadores saldar sus deudas recurriendo al mercado paralelo”, manifestó a este medio el analista en comercio exterior y director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo.
Desde CIRA remarcan que la importación viene haciendo un importante ajuste desde desde el año pasado, y muy especialmente durante todo 2023 y “no hay más margen para que los empresarios argentinos negocien con sus proveedores posponer pagos. La pérdida de credibilidad de la Argentina en los temas de comercio exterior se hace sentir. Sin escenarios claros, no hay comercio exterior que se sostenga”, planteó la cámara en el informe mencionado.
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