Con la mirada puesta en las elecciones del 22 de octubre y el objetivo de compensar las pérdidas de poder adquisitivo derivadas de la devaluación e inflación post-PASO, el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa inició el 27 de agosto pasado una etapa de hiperactivismo que durante la semana que pasó se manifestó en tres medidas de alivio al bolsillo a las que seguirían, según anticipó el sábado, anuncios para autónomos, monotributistas, trabajadores informales y pymes y se prolongó durante el fin de semana.
El gobierno ya había precisado en el Boletín Oficial las características del reintegro sobre las compra con débito y el domingo Infobae adelantó las características de “Simple”, el plan de simplificación tributaria y alivio fiscal para autónomos, que incluirá reducción del porcentaje de retención de Ganancias, diferimiento del pago del IVA y aportes mensuales y reintegro del 100% de lo pagado por suma fija para los que son empleadores.
También en domingo, Massa agregó un nuevo bono de $45.000, en tres cuotas de $15.000, para un subgrupo de 3 millones de jubilados, con lo cual quedan pendientes para los próximos días la definición de los beneficios que el ministro-candidato dijo que habría también para monotributistas, unos 3 millones de informales y para que las pymes “creen más empleo y paguen menos impuestos”.
Reintegro para compras con débito
De las medidas anunciadas recientemente, la más abarcativa es el reintegro sobre compras con tarjeta de débito. Estarán alcanzadas las compras de artículos de la canasta básica para trabajadores con salarios de hasta $708.000, jubilados y pensionados, beneficiarios de Asignación Universal por Hijo, monotributistas y empleados del servicio doméstico. No se trata de una “devolución” de IVA, pues al calcularse sobre el valor de la compra y aplicarse una alícuota del 21%, el monto de la devolución superará, en todos los casos, la incidencia del impuesto sobre el precio del bien adquirido.
El nuevo régimen entrará en vigencia este lunes 18 de septiembre y el tributarista Sebastián Domínguez ya compartió con Infobae las claves del sistema, desde qué compras y medios de pago comprende, quiénes pueden acceder al beneficio, qué ingresos y de qué meses se tienen en cuenta, si es necesario hacer algún trámite, los plazos del reintegro y en qué bases de datos se puede chequear si una persona puede recibir el reintegro. En lo que respecta a los medios de pago, estarán habilitadas todas las tarjetas de débito de cuentas bancarias y también será posible utilizar dos billeteras digitales: Modo y Mercado Pago. La condición para pagar con esas aplicaciones, será que se utilicen tarjetas de débito asociadas a cuentas bancarias. El reintegro tendrá un tope de devolución de 18.800 pesos.
En cuanto a Ganancias, el gobierno ya difundió el texto sobre el nuevo mínimo no imponible de Ganancias, indicando que sólo deberán enfrentar la obligación tributaria los trabajadores que perciben desde 15 salarios mínimos, vitales y móviles, lo que hoy equivale a un total de $1.770.000, monto que regirá por decreto hasta el 31 de diciembre y para 2024 dependerá de la respuesta del Congreso al proyecto enviado por el Ejecutivo.
Desde el 1 de octubre, cerca de 800 mil trabajadores dejarán de pagar el impuesto, por lo que Nación deberá enfrentar un costo fiscal de $1 billón al año. El proyecto enviado al Congreso, en tanto, mantiene para los ingresos superiores al umbral la misma estructura de alícuotas, que escalan rápidamente desde el 27% al 35 por ciento
Créditos para trabajadores
A partir de este lunes, también estará disponible un programa de créditos de hasta $400.000 a devolver en 24, 36 y 48 meses con cuota fija y tasa del 50 por ciento. El requisito básico es que los empleados tengan sueldos de hasta 700 mil pesos brutos mensuales. La solicitud de los créditos, que será en forma virtual, estará disponible desde el lunes 18 de septiembre, a través de la página web de Anses (www.anses.gob.ar).
Se trata de una línea de créditos a una tasa nominal anual del 50%, con un monto máximo de $400 mil por persona, que se va a acreditar en las tarjetas de crédito y que podrán ser devueltos en 24, 36 y hasta 48 cuotas, que comenzarán a descontarse recién a los tres meses de haberlo recibido.
Un trabajador que pida $400 mil a devolver en 48 cuotas, deberá pagar una cuota mensual de $19 mil, según informó la titular de Anses, Fernanda Raverta. El miércoles, durante el anuncio, Massa aseguró además que las cuotas serán fijas, por lo que se sobreentiende que se utilizará el sistema de amortización francés. Esto implica que, aunque la inflación y los salarios aumenten, quienes tomaron los préstamos seguirán pagando siempre el mismo monto.
La caja por la ventana
En todos los casos, se trata de medidas, señaló en su último análisis semanal la consultora Invecq, “que en un contexto sumamente delicado siguen echando leña al fuego, deteriorarán la situación fiscal y presionarán al alza a los precios internos”.
Incluso antes de los anuncios para autónomos y el nuevo bono para jubilados, Invecq calculó el costo de las medidas en 1,4% del PBI, suficiente para “sepultar” la meta de 1,9% acordada con el FMI. La consultora señaló que el extra de financiamiento de $954.000 millones que consiguió el Tesoro en lo que va de septiembre financiará parte de la fiesta y dejará la deuda para más adelante y fue muy crítica de la medida sobre el IVA, cuyo umbral de pago pasó de $700.000 a $1.770.000 mensuales. Esa modificación, dijo, “no solo agranda el rojo fiscal sino que busca eliminar un impuesto progresivo, yendo a contramano del resto del mundo y, en particular, de las economías desarrolladas”.
Lo que Economía, está haciendo, escribieron Marcelo Capello, Laura Caullo y Azul Chincarini (miembros del Ieral que preside Carlos Melconian, el “ministeriable” de Economía que eligió Patricia Bullrich), es “tirar la caja por la ventana”. Según sus cálculos, con los cambios a Ganancias que tendrán vigencia desde octubre, en Argentina se empezará a pagar Ganancias desde salarios de más del doble que en Chile, pero una vez que se comienza a pagar, se cae en las alícuotas máximas. Una nueva distorsión en un festival de distorsiones.
Después de la devaluación post-PASO y el 12,4% de inflación que registró el Indec en agosto (pese a que el efecto fue solo en la segunda mitad del mes), el riesgo de un nuevo fogonazo inflacionario no es desdeñable. Con el dato de agosto, observó el economista Maximiliano Gutiérrez, la inflación núcleo anualizada trepó al 183% si se toma el promedio de los últimos tres meses. El despertar de rubros como “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, que llevaba 3 meses detrás de la inflación general, pero en agosto aumentó 15,6% (con rubros como “Carnes y derivados” en 24,6% y “Verduras, tubérculos y legumbres” en 18,2%) la inercia, además de arraigada, ya es muy elevado, advirtió Gutiérrez.
En ese contexto, Economía decidió empezar a informar las mediciones de inflación semanal de la secretaría de Programación Económica, que encabeza Gabriel Rubinstein, el macroeconomista del equipo económico, para señalar que, pese a ser muy alta, la inflación empezó a descender, como muestra el gráfico de abajo.
El sábado, en una entrevista radial, Rubinstein difundió esa buena nueva oficial, ´pero admitió que la inflación de septiembre será “muy alta” (en un rango de 9 y pico hasta 11 por ciento) y que recién descendería en octubre. Básicamente, buscó disipar el temor a una híper y llamó “infundadas” las expectativas de que la inflación hasta fin de año no baje del 10% mensual. Pero el propio funcionario admitió que para reducir la inflación es clave tener superávit fiscal o al menos no tener déficit “para no tirar más pesos a la calle” y reducir sustancialmente la brecha cambiaria.
Y cuando le observaron que las medidas de las últimas semanas van en sentido contrario, tomó una llamativa distancia. “Yo no me meto en decisiones políticas. Puedo tener una opinión personal y tampoco digo que me gustan. No es una cuestión de evaluación personal. Yo tengo que ver si las decisiones generan más déficit y ver cómo compensarlo”, respondió. Y como elementos de “compensación” señaló una mayor recaudación del impuesto sobre las importaciones (que el domingo, en el acto de Hurlingham, Massa llamó “impuesto sobre el trabajo extranjero, en defensa del trabajo nacional) y la posibilidad de subejecutar partidas del presupuesto 2023, de las que mencionó tres: inversión pública, transferencias a provincias y subsidios privados.
Massa apuesta a mantener controlada la inflación con los acuerdos de precios y la postergación de aumentos clave, como combustibles, tarifas, prepagas. pero el Rubinstein tiene un historial de desencuentro con el método. En marzo de 2014 2014 señalaba que de nada servía el programa “Precios Cuidados” si había “Inflación Descuidada”, porque a su juicio el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no quería “enterarse de que los desequilibrios por ellos generados son la raíz de la inflación” (ver arriba).
Poco más de ocho años y medio después, en noviembre de 2022, ya integrado al equipo económico, cuando el ritmo de los precios dio leves signos de amenguar, el secretario de Programación Económica dijo que el programa de Precios Justos que había lanzado su jefe “es una muy buena herramienta para intentar desacelerar la inercia inflacionaria hacia el 4% en mensual en meses venideros”. Fue por esos tiempos, que el propio ministro se animó a pronosticar que hacia abril de este año la inflación mensual empezaría “con el número 3 adelante”.
En octubre se sabrá si las medidas “compensatorias” de Economía le dan resultados positivos a Massa candidato o si el costo fiscal de las mismas tiene el efecto inflacionario que advierten consultoras y economistas y que sería una lápida para la gestión de Massa ministro.
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