Agentes de la Gendarmería de Chile (institución a cargo de las cárceles en el país) se acuartelaron en sus unidades e iniciaron una huelga de hambre tras denunciar condiciones laborales "al borde de la esclavitud", según informó la agencia ANSA.
En el cuarto día de movilizaciones y con un 99% de adhesión, los tribunales de justicia han visto alterados su funcionamiento, tanto en los controles de detención como en el desarrollo de los juicios orales. Los trabajadores acusaron al Ejecutivo de "indolencia" y al ministro del Interior de realizarles "amenazas constantes", por lo que decretaron "a partir de hoy una huelga de hambre total de los funcionarios de la Penitenciaría".
El subsecretario de Justicia anunció descuentos por los días de paralización y el titular de la cartera, Hernán Larraín, llamó a los dirigentes a retomar el diálogo.
"El camino es el diálogo, yo creo que cuando uno sigue el camino de la violencia, de la dureza, se encuentra con un lenguaje distinto. Cuando uno sigue el camino del diálogo se encuentra con la racionalidad", afirmó Larraín. Y añadió que el gobierno comparte las preocupaciones de los funcionarios, y que le interesa resolver sus dificultades.
Consultado sobre el eventual uso de la fuerza para resolver el problema, Larraín manifestó: "No es eso lo que el gobierno quiere. Lo que el gobierno quiere es decirle a estos funcionarios 'compartimos sus inquietudes', pero para resolverlas no avanzamos con movilizaciones".
Mientras tanto, la situación en los juzgados también se agudizó y la Defensoría Penal Pública interpuso "diversas acciones judiciales en favor de 56 imputados que cumplen prisión preventiva y 16 condenados que se mantienen encerrados en calabozos subterráneos del Centro de Justicia de Santiago".
"La situación de los internos se ha tornado insostenible, por cuanto no se cumple con medidas mínimas de encierro, como, por ejemplo, las horas de luz natural, de visitas de familiares, de alimentación y de salud", señaló la entidad. En el recurso se pide que un juez de la república se constituya en dependencias del Centro de Justicia de Santiago, de manera de verificar las condiciones de privación de libertad de, al menos, 72 personas que se encuentran en dicho recinto.
Los funcionarios de Gendarmería reclaman por las jornadas laborales extensas, falta de implementos de seguridad, precariedad en los servicios higiénicos y la ausencia de horas de descanso.
"La labor de nuestros funcionarios centinelas es paupérrima, denigrante. Trabajan prácticamente en esclavitud, hasta 60 días corridos por uno de descanso. O sea, en tres meses- con suerte- tienen dos o tres días libres. Son condiciones inhumanas", reclamó Jaime Anticoy, vicepresidente de la Asociación de Gendarmes.
Las largas jornadas se deben a la falta de personal y la sobrepoblación de las cárceles, lo que repercute directamente en los gendarmes de más bajo rango que deben trabajar hasta 20 horas diarias y casi sin descanso. "A veces alcanzan las 500 horas mensuales y esas horas extras no se les pagan", apuntó Anticoy.
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