La explosión de una granada de fragmentación al interior de una vivienda mató a un niño de entre 8 y 10 años en Guamúchil, Sinaloa. En el incidente resultaron heridos tres adultos: dos mujeres -entre ellas otra menor de edad- y un hombre.
La explosión se registró el viernes antes del mediodía en una casa en la que, de acuerdo con los testimonios de los vecinos, habitan distintas familias, y está ubicada entre las calles Río Fuerte y Solidaridad, perímetro de la colonia Solidaridad.
El menor habría entrado en contacto con el artefacto por accidente y le explotó causando su muerte instantánea. Las dos mujeres, a pesar de que sólo presentaron lesiones leves, fueron trasladadas de un hospital local a uno en Culiacán, la capital del estado.
"Estamos esperando que salgan del shock que esto les provocó", dijo a medios de comunicación locales el director de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Jaime David Silva García.
Las primeras versiones señalan que los peritos de la Fiscalía General del Estado encontraron residuos de esquirlas cuando movieron los restos del niño que estaba cerca de la entrada de la casa, semiconstruida y con cartones en las ventanas.
El hombre presentó lesiones leves en la cabeza, por lo que fue atendido por paramédicos de la Cruz Roja de Guamúchil.
Al registrarse la explosión, llegaron al lugar elementos de Bomberos, Cruz Roja, Protección Civil, Seguridad Pública, el Ejército y un grupo de la Policía de Investigación. Sin embargo, en un primer momento, el director de Seguridad Pública y Tránsito descartó que la muerte del menor hubiera sido consecuencia de un artefacto explosivo, ya que se desconocía lo sucedido.
Horas más tarde y tras realizar una investigación al interior de la vivienda, elementos del Ejército especializados en explosivos confirmaron las causas de la muerte y también que en el lugar no hubiera material que pudiera ocasionar una tragedia mayor.
Hasta ahora no se han dado detalles sobre cómo llegó el explosivo al lugar donde se encontraba el niño y tampoco si hay algún detenido.
El uso de las granadas de fragmentación en México se popularizó en 2006 gracias a los cárteles de la droga. Tienen la capacidad de herir, causar discapacidades permanentes e incluso matar.
En 2016, el diario Milenio publicó una investigación en la que destacaba que en el país es más barato conseguir uno de estos artefactos que comprar una muñeca Barbie o un kilo de filete de carne de res.
De acuerdo con el reporte, que cita datos oficiales, a raíz de que se popularizó su uso, la industria militar mexicana produjo en una década la histórica cifra de 712,000 piezas.
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