Este domingo el Gobierno celebrará la inauguración de la primera etapa del “Gasoducto Presidente Néstor Kirchner” (GPNK) en un acto de tinte tanto económico como político, pues formará parte de la campaña electoral del oficialismo. Se prevé la asistencia de sus tres máximas figuras: el presidente de la Nación, Alberto Fernández, su vice, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y el ministro de Economía y principal precandidato presidencial de la ahora llamada “Unión por la Patria” (UP), Sergio Massa.
Del acto participarán también el gobernador bonaerense (y único precandidato oficialista al mismo cargo) Axel Kicillof, sus pares de Neuquén, Omar Gutiérrez; Río Negro, Arabela Carreras; y La Pampa, Sergio Ziliotto, amén de legisladores y dirigentes oficialistas, como el presidente del PJ bonaerense y cabeza de lista a diputado nacional de UP en Buenos Aires, Máximo Kirchner, y funcionarios, como los santacruceños Agustín Gerez, presidente de Enarsa (la empresa de mayoría estatal que administrará el gasoducto por 35 años) y Pablo González, presidente de YPF.
El acto será a las 15 horas en la Estación de Medición (Emed) Salliqueló del gasoducto, en el km 285 de la ruta provincial 85, donde el GPNK se conectará con la red troncal de gasoductos de la Argentina.
“El 20 de junio concluyeron las obras y se habilitó la planta EMED Tratayén, en Neuquén, y los primeros 29 km, mientras que en los sucesivos días se fueron poniendo en funcionamiento nuevos tramos hasta alcanzar el km 285 de la traza. El sábado 8 de julio se abrirá la válvula del km 285 que habilitará hasta el km 570, para que el gas pueda fluir hasta Salliqueló y continuar así hasta alcanzar el llenado total de los 573 kilómetros del gasoducto. La habilitación parcial y progresiva, procedimiento habitual en este tipo de operaciones, tiene por objetivo garantizar el llenado homogéneo del ducto con gas natural desplazando por completo el aire e involucra fases de barrido y presurización de las cañerías. Además, permite probar el funcionamiento de los sistemas de medición y regulación de las plantas”, detalló Enarsa en un comunicado.
Contratos, caños, pulgadas y extensión
“La construcción del GPNK se inició tras la firma de contratos en agosto de 2022, cuando comenzaron los trabajos de movimiento de suelo, traslado de equipamiento y apertura de pista, que es el “camino” por donde se coloca el gasoducto. Luego de las primeras soldaduras en la traza, se avanzó con un promedio de 5 km diarios contando los tres frentes de obra. Así fue como se tendieron más de 47.700 caños de 12 metros de largo y de 36 pulgadas de diámetro, en los 573 kilómetros de extensión del GPNK entre Tratayén y Salliqueló, atravesando las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires. Es una obra fundamental e histórica, que permitirá incrementar la producción de Vaca Muerta (segunda reserva de gas no convencional del mundo), ampliar la capacidad de transporte de gas y hacerlo llegar a los centros de consumo permitiendo un ahorro anual de USD 4.200 millones por año en sustitución de importaciones de combustibles”, precisó la entidad encabezada por Agustín Gerez.
El quantum del ahorro y la posterior ganancia por exportaciones dependerá de cuándo efectivamente empiece a fluir el gas, cuánto tiempo lleven la segunda etapa del GPNK y las obras complementarias
La obra se considera clave para, en una primera etapa, ahorrar importaciones de gas, tanto del fluido proveniente de Bolivia, por gasoducto, como del que llega como Gas Natural Licuado (GNL) en buques metaneros, a las estaciones flotantes de regasificación de Escobar y Bahía Blanca. Esas compras le costaron al país, a partir de 2008, decenas de miles de millones de dólares, cuya carencia ahoga hoy a la economía argentina y es el nudo de la dura, larga y aún inconclusa negociación de Economía con el FMI.
País gasífero
Es, además, un paso clave para que la Argentina pueda preservar la condición de país gasífero (el gas es la fuente primaria de casi 60% de la energía que consume) iniciada en los 70, con el descubrimiento del mega yacimiento de Loma La Lata, también en Neuquén, y cimentada a partir de los 80 con obras como los Gasoductos Centro-Oeste) y Neuba 2 y la repotenciación del gasoducto del Norte.
De resultas, la red argentina de gasoductos, cuyo primer hito fue, en 1949, el caño de gas entre Comodoro Rivadavia, Chubut, y Llavallol, Buenos Aires, es con más de 16.000 kilómetros la novena más larga del mundo, detrás de EEUU (342.303 km), China (117.017), Rusia (99.022), Canadá (61.343), Australia (28.478), India (19.365) y México (17.398), según los datos más recientes del Global Gas Infrastructure Tracker (GGIT).
La primera etapa del GPNK agrega cerca de 3,5% de longitud a la red existente, que puede apreciarse en el sitio de Enargas en Internet, pero se trata de una adición clave, pues permitirá en una primera etapa inyectar 11 millones de metros cúbicos diarios (11Mm3d) más de gas y aumentar el abastecimiento al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), principal núcleo de población y consumo energético del país, achicando la cuenta importadora.
El quantum de ese ahorro y la posterior ganancia por exportaciones dependerá de cuándo efectivamente empiece a fluir el gas, cuánto tiempo lleven la segunda etapa del GPNK (entre Salliqueló y San Jerónimo, Santa Fe, para llevar gas al norte y exportar a Brasil) y obras complementarias, como la instalación de dos compresoras (se estima que para 2024) y la “reversión” del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA, obra anunciada en noviembre de 2003, iniciada en 2008 y nunca del todo completada), que de pensada para importar gas de Bolivia pasará a funcionar en sentido inverso, llevando gas de Vaca Muerta, la “joya energética” argentina.
Tiempos
Durante la semana circuló en un grupo de WhatsApp de energía un escrito sosteniendo que, en verdad, la primera etapa del GPNK estaría en solo un 70%, “razón por la cual en el despacho único de carga todavía no se declaran volúmenes de gas asignados al gasoducto”.
Un exfuncionario kirchnerista y consultor energético dijo en off a Infobae que el atraso no es tanto. El gasoducto está en proceso de llenado y verificación y la primera etapa, explicó, “estaría completa en la primera o segunda semana de agosto”, cuando el gas fluiría efectivamente al AMBA y el Gran Buenos Aires. El ahorro de importación se limitaría este año al fin de la etapa de mayor consumo -que, como se observa en el gráfico, empieza a fines de abril y dura hasta el fin del invierno- y sería pleno a partir del año que viene.
Roberto Carnicer, director del Instituto de Energía de la Universidad Austral, dijo a Infobae que más allá de la intención oficial de hacer de la inauguración del GPNK “un espectáculo político”, se trata, “del primer y necesario eslabón para que Vaca Muerta empiece a reemplazar la importación de gas por gasoducto desde Bolivia y de GNL por barcos”.
“Hoy todas las fuerzas políticas están alineadas sobre la necesidad de esta infraestructura. Es de lamentar que estas obras se hagan con urgencia en vez de con planificación, para que sean más baratas y eficientes”, subrayó Carnicer.
La recuperación del autoabastecimiento de gas y la proyección exportadora son un espectacular voltafaccia respecto de 2011, cuando como integrante de la delegación oficial argentina el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, firmó en Qatar un precontrato para la compra de 20 Mm3d durante 20 años y la propia CFK rubricó un “Convenio Marco para el Desarrollo e Implementación de Proyectos de Integración Energética bilateral” para instalar una nueva planta de regasificación (para recibir los envíos qataríes) en el Golfo San Matías, en Río Negro.
La importación de energía ya desangraba de divisas a la Argentina y se acentuó en los años siguientes, con un pico de USD 12.400 millones de compras y un déficit de la balanza comercial energética de USD 6.900 millones en 2013. Asumiendo que este año no se agreguen compras a los 44 buques ya licitados, el actual gobierno habrá destinado solo en compras de GNL USD 6.007 millones en 4 años, sin contar la cuenta de las compras a Bolivia, que nunca pudo cumplir el contrato a 20 años firmado en 2006 entre Néstor Kirchner y el entonces mandatario de ese país, Carlos Meza.
El panorama empezó a cambiar a fines de 2011, cuando la entonces Repsol YPF anunció grandes descubrimientos de gas “no convencional” en Neuquén (lo que tal vez disparó la decisión oficial de expropiar en abril de 2012 el 51% de Repsol en YPF) y a revertirse en 2013, cuando el Departamento de Energía de EEUU informó los resultados de un estudio de recursos hidrocarburíferos en 51 países del mundo y afirmó que en Vaca Muerta (formación geológica de la era jurásica descubierta en 1931 por Charles Edwin Weaver, un geólogo norteamericano radicado en Mendoza) la Argentina contaba con el segundo reservorio mundial de gas y el cuarto mundial de petróleo “no convencionales”.
Con todo, hasta 2022 el crecimiento de la producción de gas de Vaca Muerta en la Cuenca Neuquina apenas si logró compensar la rápida declinación de las demás cuencas. Como se observa abajo, la producción total de gas fue el último año todavía inferior a la de 2019.
En años sucesivos, los desarrollos de exploración y explotación confirmaron la enorme riqueza hidrocarburífera de Vaca Muerta, que abarca Neuquén y partes de Río Negro, La Pampa y Mendoza. Pero la Argentina no hizo aún (que se sepa) un estudio posterior para certificar las reservas de esa formación geológica, sobre la que reposan las proyecciones de exportación de GNL que el martes presentaron ante la Comisión de Energía de Diputados el presidente y el CEO de YPF, Pablo González y Pablo Iuliano.
Según González, la Argentina podría exportar 460 barcos de GNL al año por unos USD 17.000 millones anuales, a condición de que el Congreso sancione el proyecto de ley de promoción del GNL que el Poder Ejecutivo envió a fines de mayo.
“Este tema debe configurar una política de Estado”, dijo González, y afirmó que el horizonte de reservas de gas del país, unos 170 años, plantean a la Argentina el desafío de “monetizar esas reservas”, antes que el mundo complete la transición hacia un mundo de energía libre de hidrocarburos.
Los funcionarios de la empresa de mayoría estatal presentaron proyecciones del consumo global de energía del estudio anual de BP (la exBritish Petroleum) según las cuales hacia 2050 el consumo mundial de carbón caerá 36% y el de petróleo 16%, mientras el de gas aumentará 25%, único hidrocarburo que habrá crecido, aunque muy lejos del 610% proyectado para el consumo de energías renovables como la solar y la eólica.
Así las cosas, según el presidente de YPF, en los próximos años el mundo demandará 400 millones de toneladas de GNL, e YPF, asociada a la petrolera estatal malaya Petronas podría producir 25 millones de toneladas al año. Esa agenda demanda inversiones por USD 56.000 millones en infraestructura, desde la construcción de al menos un nuevo gasoducto, un puerto acorde y una planta de licuefacción de gas.
Además, González y Iuliano reconocieron que en el mercado mundial de GNL la Argentina deberá superar una importante desventaja: su mayor lejanía respecto de los principales centros mundiales de consumo con ingresos y logística suficientes para afrontar los requerimientos de importación de GNL, que explicaría el 80% del aumento del comercio mundial de gas. Mientras Qatar y Australia, los dos principales exportadores mundiales de GNL, están a menos de 6.000 kilómetros de los principales centros de consumo, la Argentina está casi 9.000 kilómetros.
González y Iuliano reconocieron que en el mercado mundial de GNL la Argentina deberá superar una importante desventaja: su mayor lejanía respecto de los principales centros mundiales de consumo de gas
Según el ya citado centro de información de infraestructura global, de los 154 centros de licuefacción y origen de exportación de GNL, dos tercios están ubicadas en EEUU, Australia, Argelia, Qatar y Malasia, y de las 188 terminales de recepción y regasificación, el grueso está en un puñado de países, como Japón, Corea del Sur y varios de la Unión Europea, que a partir de la guerra en Ucrania decidieron recortar su dependencia energética vía gasoductos de Rusia y construir nuevas centrales de regasificación de cargas de GNL ante la nueva configuración geopolítica del mercado mundial del gas.
¿De dónde saldría el financiamiento para un volumen de inversión del orden de los USD 56.000 millones, con un riesgo-país como el de la Argentina? ¿Y qué certeza hay de que alcanzará el gas?
Juan Carlos Glorioso, petrofísico que trabajó durante décadas en YPF, fue subdirector de Auditoría de Reservas de Repsol YPF y cerró su carrera profesional haciendo en Abu Dhabi estudios para Ryder Scott, una de las 4 grandes auditoras internacionales de reservas (las otras son Degolyer & Macnaughton, Netherland, Sewell & Associates y GaffneyCline, única presente en la Argentina), dijo a Infobae que según el reporte de Reservas y Recursos Contingentes al 31 de diciembre de 2021 de la Secretaría de Energía (el de 2022 aún no se publicó) “no hay suficientes Reservas Comprobadas en la Cuenca Neuquina para alimentar el nuevo gasoducto por décadas, pero si se suman todas las reservas (comprobadas y no probadas) y los “Recursos Contingentes”, entonces sí que puede respaldarse el proyecto por al menos 25 años”.
Tanto el gobierno como la industria están convencidos de que en Vaca Muerta existen cuantiosos “Recursos” que hoy no pueden ser declarados “Reservas” (Glorioso)
Además, dijo Glorioso, “se espera que en 2022 se haya producido un aumento tanto en Reservas como en Reservas Comprobadas de la Cuenca Neuquina y de Vaca Muerta en particular”. Sin embargo, agregó, “no ha habido una auditoría específica para respaldar la construcción del nuevo gasoducto; en mi opinión, la Secretaría confía en que sus estudios fueron suficientes y como el proyecto fue financiado por el Estado, el requerimiento de una auditoría pudo ser obviado”.
Sin auditoría, pero convencidos
Glorioso contó, además que “tanto el gobierno como la industria están convencidos de que en Vaca Muerta existen cuantiosos “Recursos” que hoy no pueden ser declarados “Reservas”, porque las reglas para estimar y clasificar Reservas son restrictivas y no permiten registrar volúmenes que poseen alta incertidumbre en su estimación, como lo son por ejemplo los Recursos Prospectivos (exploratorios o no descubiertos aún)”.
De hecho, el especialista explicó que mientras en la Cuenca Neuquina se publican Reservas + Reservas Comprobadas por un volumen de gas natural de 45 TCF (Trillion Cubic Feet, unidad internacional en métrica de reservas), por otro lado, se habla de que solo en Vaca Muerta existen recursos totales estimados en 308 TCF, basándose en lo que publicó el Departamento de Energía de EEUU entre 2013 y 2015. Sin embargo, agregó, “no existe por parte de las autoridades argentinas una estimación del potencial total de Vaca Muerta. Y si existe, no la conocemos”.
Ese estudio, explicó Glorioso, “lo debe hacer el Estado, porque el potencial total de Vaca Muerta está en las áreas concesionadas y en las no concesionadas aún y solo el Estado tendría potestad para hacerlo en estas últimas. Al referirme al Estado incluyo a las Provincias”. De todos modos, el experto no ve “riesgo ni alarma de faltante para alimentar el nuevo gasoducto”.
¡A ver el F20!
Distinto es para las proyecciones de exportación de GNL. “Se está presentando un proyecto de licuefacción y exportación de GNL por etapas, hasta llegar a más de 20 millones de toneladas anuales, que demandará, en su pico, una producción diaria de aproximadamente 130 millones de metros cúbicos día; es decir, habrá que duplicar la producción nacional para abastecerlo y construir un nuevo gasoducto”, dimensionó el experto.
Las petroleras deben precisar sus reservas, según 3 parámetros de certeza (Glorioso)
Semejante proyecto, prosiguió, “necesitará financiamiento externo y ahí sí que habrá que certificar reservas. Normalmente se requerirá que un auditor internacional participe y audite bajo los parámetros de la SEC (la Comisión de Valores de EEUU), en cuyo formulario F20 las petroleras deben precisar sus reservas, según 3 parámetros de certeza (P1, P2, P3).
En su exposición ante el Congreso, Pablo González y Pablo Iuliano fueron optimistas y hablaron de la necesidad de una “política de Estado” y “consenso político”.
Al respecto, el centro Fundar e Idea (Instituto para el Desarrollo Empresario de la Argentina) juntaron las cabezas de Nicolás Arceo, director de la consultora Economía y Energía y exvicepresidente de Administración y Finanzas de YPF durante el gobierno de CFK, y Daniel González, exCEO de YPF durante el de Mauricio Macri y hoy director ejecutivo de Idea, quienes junto a Guido Zack, director del área de Economía de Fundar, elaboraron un estudio sobre las posibilidades de exportación de GNL que es aún más optimista que las proyecciones de los actuales funcionarios de YPF, al punto de afirmar que desarrollando “el 50% de los recursos de Vaca Muerta” podrían exportarse hasta USD 27.000 millones anuales de GNL.
Las proyecciones de oferta y demanda mundial de GNL sustentan esa expectativa, apuntaron los autores en el gráfico que acompaña estas líneas. A condición, eso sí, de garantizar estabilidad fiscal e incluso ofrecer mejoras en los impuestos a las Ganancias e IVA, libre disponibilidad de divisas y acceso al mercado de cambios, estabilidad regulatoria, con contratos en firme a largo plazo para aprovisionamiento, transporte, separación, almacenamiento, logística y exportación, sin posibilidad de redireccionamiento” y sustentabilidad, vía la adaptación a estándares internacionales de reducción de emisiones de dióxido de carbono y ausencia de emisiones de metano.
¿Punto de inflexión?
La nueva etapa se inició con el hallazgo de Vaca Muerta y la inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner puede ser un punto de inflexión para empezar a reducir la dependencia energética en que la Argentina recayó a partir de 2006, cuando perdió el autoabastecimiento.
Según Jorge Lapeña, titular del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, exsecretario de Energía y expresidente de YPF durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el GPNK no es, como afirma el gobierno, el gasoducto más importante o rápidamente ejecutado de los últimos 40 años, sino que lo fue el Neuba 2, de 1.350 kilómetros, que se realizó entre 1987 y 1988, en el período alfonisinista y que, con combinado con la explotación de Loma La Lata, permitió “gasificar” la Argentina, hasta entonces más dependiente del petróleo y combustibles líquidos como gasoil y fueloil y, en menor medida, carbón.
Atrás quedarán también dudas, vacilaciones y desencuentros políticos. Entre 2018 y 2019, como muestra arriba el gráfico de arriba, de un trabajo de Nicolás Arceo, Lara Bersten y Andrés Wainer, publicado por Fundar, el explosivo aumento de la producción de Vaca Muerta fue haciendo evidente que serían necesarias inversiones de fuste en infrastructura, y en particular en transporte, para canalizar volúmenes crecientes de gas y petróleo. El gobierno de Mauricio Macri licitó la obra en julio de 2019, un mes antes de las PASO, después de estas prorrogó la licitación y finalmente la dejó abierta, para que decida su sucesor. Pasaron luego 27 meses entre los 13 que se tomó el actual gobierno para anular la licitación anterior y los 14 para llamar a una nueva, a los que siguió una fase de internas, denuncias y renuncias que, al cabo, obligaron a las adjudicatarias de la obra (principalmente, Techint) a intentar hacer en 8 meses una obra que la Argentina debería estar usufructuando hace tiempo, cuando ya era una certeza que las ubres de Vaca Muerta alcanzaban para traccionar al país con gas propio hasta un futuro de energías “limpias” en el que tallarán mucho más minerales como el litio y el cobre.
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