En 2016 Peter McCormack era un empresario próspero que dirigía su agencia de publicidad en el centro de Londres. El éxito de su negocio le llevó a invertir una parte de sus ganancias en bictoins hasta alcanzar más de USD 1 millón en beneficios. En cambio, su fortuna giró, y su ambición le llevó a perder todo lo que había conseguido.
En una entrevista para el diario británico The Guardian, McCormack relató su experiencia y se remontó a los inicios de la historia, en el año 2016. Entonces, disfrutaba del crecimiento exponencial de su agencia, y lideraba con orgullo al equipo de 35 profesionales que formaban parte de ella. Ubicada en unas oficinas de Covent Garden, su empresa presumía de una facturación de 3 millones de libras anuales, casi USD 4 millones.
Los ingresos que le proporcionaba la compañía le llevaron a considerar distintas formas de inversión. Narró que ya conocía el bitcoin, pues lo había utilizado tiempo antes para adquirir el tratamiento contra el cáncer que le habían pautado a su madre.
También, en el año 2013 decidió apostar por la moneda digital. Ganó y perdió dinero con aquella inversión, algo que no le sorprendió, pues según explica "el bitcoin es propenso a fluctuaciones repentinas de valor".
El bitcoin es un tipo de efectivo electrónico, una criptomoneda. En su relato, McCormack explicó que este dinero digital permite a los poseedores negociar y gastar a través de una red de igual a igual, sin que intercedan bancos u otros intermediarios. Es una forma económica y eficiente de transferir fondos, y aunque se trata de una moneda intangible, puede convertirse a libras esterlinas en el momento en que el inversor lo desee.
Aunque en 2016 el exitoso empresario aún recordaba su experiencia años atrás, encontró que el mercado parecía estar avanzando, por lo que creyó que adquirir bitcoins sería una buena forma de sacar rendimiento económico a sus ahorros.
Entonces no podía imaginar hasta qué punto iba a multiplicarse de manera exponencial su inversión inicial, que fue de 5 mil libras esterlinas (USD 6.426), en enero de 2017. En ese momento, un bitcoin tenía un valor de 600 libras, por lo que pudo comprar siete u ocho.
Pocas semanas después, movido por la ambición y por la fascinación que sentía hacia la criptomoneda, se lanzó a aumentar su cuantía inicial.
"Durante las siguientes semanas, me enganché y saqué una gran cantidad de dinero: 23.000 libras en total. Recuerdo que le dije a la gente, "Realmente creo que el valor del bitcoin podría aumentar a dos mil dólares este año" contó McCormack a The Guardian.
Sin embargo, sus predicciones se quedaban cortas: la criptomoneda no solo llegaría a valer USD 2.000, sino que su punto máximo alcanzaría 10 veces ese valor.
Cautivado por el bitcoin, y movido por los beneficios que le reportaba, McCormack abrió un grupo de Facebook, creó una web, e incluso, un podcast para informar a los interesados sobre este tipo de efectivo intangible cuyo valor crecía sin pausa a un ritmo casi frenético.
Pocos meses después de su incursión, su inversión había aumentado en 300 mil dólares americanos. Cada vez más personas querían adquirir bitcoins, y aunque entonces muchos no se percataron, se estaban creando las condiciones propicias para una burbuja. Esto, narró McCormack, no alertó a los inversores, que estaban "demasiado atrapados en el bombo como para ser cautelosos".
Fue en los últimos meses de 2017 cuando la situación se descontroló. Entonces, la criptomoneda había alcanzado un valor USD 20.000, lo que llevó a McCormack, según sus propias palabras, a realizar gastos frívolos.
"Para entonces, viajaba por el mundo haciendo entrevistas para mi podcast. Invitaba a amigos a cenar en restaurantes caros y compraba regalos extravagantes a mi familia".
En su mente solo estaba lograr su sueño de la infancia: comprar el equipo de fútbol de la ciudad de Bedford y convertirse en presidente del club. Pensó que el proyecto le costaría unos 5 millones de libras, por lo que su ambición creció.
Un año después, a finales de 2018, la burbuja estalló y el valor del bitcoin se desplomó. Durante el año, vio cómo bajaba cada vez más, y con la esperanza de que volviera a repuntar, se convencía de que no tenía sentido vender en ese momento: "casi todo lo que había construido fue borrado".
Ahora, al echar la vista atrás, McCormack reconoce que le habría gustado haber hecho las cosas de otra manera, pero intenta no castigarse.
"He ganado dinero en el pasado a través del trabajo duro y lo he disfrutado más. En este momento, estoy disfrutando con mi podcast, que me ofrece suficiente dinero para vivir" contó el empresario.
Vendió casi todos sus bitcoin, y los que conserva tienen un valor actual de 4 mil dólares cada uno, una cantidad que le sirve de colchón por si el negocio atraviesa un mal mes. Y si tuviera que elegir entre quedarse con el millón de dólares y el podcast, asegura, volvería a perder todo el dinero sin pensarlo.
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