El auge de los espacios de coworking en los desarrollos inmobiliarios modernos ha surgido como respuesta a las cambiantes necesidades de trabajo a raíz de las experiencias vividas desde 2020. Se trata de lugares que se ofrecen a residentes y empleados, en el caso de complejos que incluyan oficinas, la oportunidad de trabajar en un entorno relajado, equipado con muebles y diseños vanguardistas.
El coworking es especialmente valorado por la generación joven, ya que al compartir un entorno de trabajo, se crea una sinergia que potencia las capacidades profesionales de todos los involucrados. La flexibilidad y la colaboración son los pilares de estos espacios que se adaptan a las necesidades de un mundo laboral en constante evolución.
Rodrigo Saldaña, director comercial de Oslo Propiedades, dijo a Infobae que “disponer de un área de coworking es vital sobre todo en edificios donde hay unidades chicas (1, 2 y 3 ambientes) porque permite modificar positivamente la dinámica diaria familiar, donde las personas toman la unidad propiamente para vivir y tienen la posibilidad de realizar sus ocupaciones en espacios adaptados para trabajar, donde el entorno no interfiere con la actividad laboral”.
Además, funciona como “válvula de escape” en los casos donde 2 personas hacen tareas de trabajo remoto, haciendo que cada una pueda tener su espacio.
Son espacios amplios con servicios de cafetería, bebidas, con televisor o proyector, vitales para las presentaciones (Wasserman)
Ariel Wasserman, desarrollador de BW Group, contó a Infobae que “actualmente es vital tener en un edificio residencial el espacio de coworking, porque la demanda lo pide. Es un lugar de reuniones, pueden hacerse presentaciones de productos, justamente la palabra lo remite y se puede trabajar en conjunto y son espacios amplios con servicios de cafetería, bebidas, con televisor o proyector, vitales para las presentaciones”.
En general se ubican en donde están las áreas comunes de los edificios, y lo utilizan todos los que habiten el inmueble, incluso hasta quien combine días que va a la oficina con los que trabaja desde el hogar.
Los espacios de coworking se han convertido en un amenitie de gran relevancia en los edificios residenciales modernos. En algunos casos, los desarrolladores y administradores, con la aprobación de los propietarios, han optado por transformar el Salón de Usos Múltiples (SUM) o una parte de este, en áreas de trabajo, reconociendo así la creciente demanda y la importancia de adaptarse a las necesidades cambiantes de los residentes.
Por lo general, estos espacios se encuentran en áreas bien iluminadas, como cerca de los jardines de la planta baja o en la terraza, y su tamaño varía, a veces superando los 200 metros cuadrados, según la cantidad de unidades en el edificio.
Saldaña añadió que “en su mayoría, jóvenes familiarizados con el trabajo desde casa los utilizan, pero también se observa a personas de mediana edad empezando a adoptar estos espacios, ya que la falta de distracciones sonoras y visuales les permite concentrarse en sus tareas laborales”.
Los horarios más utilizados son de 9 a 19 horas, a menos que alguien requiera un tiempo extendido.
Gastos compartidos
Los desarrolladores e inmobiliarios argumentan que el área de coworking no influye significativamente en el aumento de las expensas, ya que se considera un amenitie. De no ser utilizado como tal podría destinarse a otros fines sociales, como salón de eventos, lo que quizás requeriría un equipamiento inicial ligeramente más costoso.
Se recomienda que estos espacios cuenten con abundante luz natural, ventanas amplias para una buena ventilación y, si es posible, un área exterior. Además, se aconseja que el mobiliario sea móvil para fomentar la interacción en toda la superficie y facilitar reuniones informales.
El costo de construcción de estos espacios no dista de una unidad destinada a vivienda exclusivamente, dado que el confort y el equipamiento tiene que ser prácticamente igual al de una unidad. “Lo que eleva el costo es el amoblamiento, por lo que hoy en día tenemos que estar pensando cerca de USD 1.600 por metro cuadrado, sin contar la incidencia del valor de la tierra”, dijo Rodrigo Saldaña.
En el proyecto Qiub en Palermo, donde las viviendas se cotizan a USD 3.000 por metro cuadrado, “la construcción del espacio de coworking tiene un costo similar al de un área común. Posteriormente, su equipamiento con mesas y muebles flexibles no supone un gasto significativamente mayor que el del resto del inmueble”, contó Wasserman.
Cómo decorarlos
El diseño de estos espacios debe adaptarse al inmueble en el que se ubica. Como de un lugar muy dinámico y flexible, la clave está en poder modularlo de modo tal que su reconfiguración sea lo más simple posible.
En un espacio de coworking, además de prever un equipamiento confortable, con escritorios individuales reconfigurables, sillas ergonómicas y diferentes tipos de salas de reunión, se considera imprescindible contar con áreas de colaboración bien diseñadas para fomentar el bienestar, la productividad y la innovación.
Es muy importante también garantizar un buen acondicionamiento acústico, usar tecnología de punta y contar con conectividad de alta velocidad.
“Otro factor que no puede faltar en ningún ambiente de trabajo es el uso de biofilia, por eso siempre recomendamos el uso de vegetación en los espacios interiores para mejorar la calidad espacial”, destacó a Infobae Marcelo Pascual, de MP Workplaces.
Se deben pensar para los diferentes usuarios y las formas de trabajo que se necesitan durante el día. Espacios de concentración, de compartir, de reunión, de café, entre otros.
Sobre el mobiliario ideal para usar en coworking, Clara Losada, de Intro Arquitectura, dijo a Infobae que “tiene que ser variado, desde escritorios con sillas ergonómicas, hasta espacios colaborativos con livings, sillones, mesas de reuniones, entre otros”.
Los rangos de inversión de diseño van entre USD 500 y USD 700 y de USD 900 a USD 1.000 el m2, para algo sofisticado. “Los valores varían dependiendo el edificio al que se mude y las calidades y materiales que se definen en el proyecto de decoración. Estos precios incluyen el interiorismo de obra civil, el equipamiento, instalaciones sanitarias, termo mecánicas y eléctricas”, añadió Losada.
El mobiliario ideal incluye escritorios individuales reconfigurables, mesas de reuniones equipadas con equipos de videoconferencia y pequeñas cabinas telefónicas
El mobiliario ideal incluye escritorios individuales reconfigurables, mesas de reuniones equipadas con equipos de videoconferencia y pequeñas cabinas telefónicas conocidas como “phone booths”.
“Además, las áreas colaborativas se equipan con una variedad de mobiliario versátil, como barras con sillas altas, salas de estar con cómodos sillones y mesas envolventes, butacas individuales con mesas de apoyo y espacios de trabajo individuales, entre otros ejemplos”, dijo Pascual.
Otras compañías especializadas en diseños de oficinas aplicaron técnicas innovadoras como en Glovo Argentina, donde se propuso mantener el espíritu de comunidad, transversalidad, trabajo y esfuerzo de equipo.
Maxi Álvarez, de Malva Arquitectura, dijo a Infobae que “se empleó una herramienta central donde la ambientación proyectada permitió reforzar e inducir el disfrute y la concentración en la tarea. De esta manera se plantearon a través del mobiliario y propuesta programática sectores de distinta escala. Texturas, colores y lógicas de trabajo buscaron optimizar recursos y tiempos potenciando los valores de la compañía”.
En el proyecto Nativa, complejo de viviendas en el bosque de Pinamar Norte, en el coworking se hizo un diseño versátil y de calidad espacial.
Varios edificios, incluyendo viviendas y hoteles, han adaptado espacios de coworking en áreas previamente subutilizadas, como, por ejemplo, partes de lobbies con exceso de espacio. Otros desarrolladores optan por destinar uno o varios pisos completos en nuevos edificios de oficinas a esta función. “Esto se hace para añadir valor, atraer posibles inquilinos o incluso como un negocio adicional que permite la coexistencia de vivienda y trabajo en un mismo entorno”, concluyó Marcelo Pascual.
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