El país tiene una gran capacidad de adaptación a las distintas circunstancias que se presentan en la economía, esto se ve en las empresas, profesionales, industrias, comercios, oficios y los consumidores, que rápidamente se adaptan a los cambios recurrentes. Esa capacidad permite absorber mejor los shocks y no dejar a los actores económicos descalibrados por lapsos de tiempo prolongados. Apropiarse de esta virtud es clave para poder seguir navegando en aguas movidas.
El último desembolso del FMI, independientemente de cualquier interpretación ideológica, objetivamente, representa un apoyo para que la República pueda recomponer reservas en el BCRA que utilizó para pagarle los últimos meses al organismo, y hacer frente a los próximos pagos. Este hecho reduce parte de la incertidumbre sobre una variable clave y tan determinante sobre las expectativas.
Las perspectivas para 2024 son positivas: se espera que la FED baje la tasa de interés, lo que implica una mejora en el precio de las materias primas que exporta la Argentina
Las perspectivas para 2024 son positivas: se espera que la FED baje la tasa de interés, lo que implica una mejora en el precio de las materias primas que exporta la Argentina. Por otro lado, China, según algunas estimaciones, pasará a ser la economía más grande del mundo y podrá demandar más de los productos argentinos.
Las primeras proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario dan cuenta que la campaña 2023/24 tendrá incrementos del 4% para la producción de trigo, 65% en la de maíz y 140% en la de soja, lo que mejoraría no solo la acumulación de reservas sino la recaudación tributaria.
Por ese lado, las expectativas sobre el próximo año permiten en la actualidad brindar un entorno de mayor seguridad sobre el futuro de la economía Argentina, lo que repercute positivamente.
El mercado descuenta que el próximo gobierno tendrá un sesgo promercado, al margen del color político, lo cual se refleja en el recorrido de las cotizaciones del S&P Merval, permitiendo una transición más ordenada y no paralizando por completo planes de crecimiento a corto y mediano plazo.
El mercado descuenta que el próximo gobierno tendrá un sesgo promercado, al margen del color político, lo cual se refleja en el recorrido de las cotizaciones del S&P Merval
Por el contrario, del lado de las debilidades y desafíos que enfrenta la economía en este período, sobresalen los bajos niveles de reservas que presenta el BCRA. Esto le quita poder de fuego para poder mantener la estabilidad del tipo de cambio.
En períodos pre eleccionarios, la sociedad está acostumbrada a dolarizar sus inversiones y ahorros, lo que actualmente se manifiesta en las altas brechas de los dólares financieros respecto del oficial. Además, particularmente ahora, limita en gran medida las posibilidades de importar bienes y servicios, lo que afecta de manera directa a la actividad económica general, y de esa forma suma un componente más a la inflación, puesto que la restricción en la oferta impacta subiendo los precios.
La devaluación del peso del 18% fue extemporánea, debió implementarse muchos meses atrás para lograr el efecto deseado: la mejora en el tipo de cambio real. Actualmente, gran parte de la devaluación ya se trasladó a precios, lo que sumó al creciente proceso inflacionario, y con muy bajo aporte a la competitividad cambiaria del país para exportar y acumular reservas.
Los salarios reales tendrán una caída más pronunciada durante agosto y setiembre, con más intensidad en los sectores informales donde la inflación se proyecta a 12% y 15%, respectivamente. Esto trae como consecuencia directa la caída del consumo.
La suba en la tasa de interés para lograr mantener activa la demanda de pesos, de forma tal que no vaya al dólar, quedó corta nuevamente. El Gobierno ha venido sistemáticamente corriendo por atrás con la tasa a la inflación, privilegiando posiblemente el nivel de actividad.
El Gobierno ha venido sistemáticamente corriendo por atrás con la tasa a la inflación, privilegiando posiblemente el nivel de actividad
La situación actual amerita una tasa de interés real positiva sustancialmente, contemplando la inflación esperada para el trimestre agosto – octubre, para mitigar la presión sobre los dólares financieros y la dolarización general de carteras.
En tanto, el cuadro social general exige un cuidado especial para evitar reacciones de descontrol que impacten negativamente en este frágil puente transicional.
La falta de claridad respecto de la tentación de alcanzar múltiples objetivos a la vez, los cuales son contrapuestos, expone y genera incentivos de utilizar medidas subóptimas en la política macroeconómica, y con ello va quedando poco margen de maniobra en esta transición.
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