El sector ganadero sigue sufriendo las consecuencias de un año completamente atípico. La sequía y la consecuente escasez de pasturas obligó a acelerar la salida de animales de los campos, lo que derivó en un aumento de la producción que generó una fuerte sobreoferta en el mercado interno durante la primera mitad del 2023 y bajas de precios en términos reales -la situación comenzó a revertirse en el segundo semestre y daría un fuerte giro a partir de las recientes lluvias.
El escenario presionó a los frigoríficos a intensificar sus ventas externas: encontraron resguardo en un mercado chino insaciable, que cada vez compra más carne. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, en lo que va de este año, las importaciones de carne vacuna por parte de China en el exterior ascienden a poco más de dos millones de toneladas, lo que marca un nuevo récord en compras, superando en un 5% el volumen importado en igual período de 2022.
Pero en materia de precios, el dato de septiembre (USD 4.924 por tonelada) es 27,5% inferior a los valores registrados un año atrás y solo supera los pisos alcanzados a finales de 2020, en plena pandemia. En este escenario de mucha demanda en volumen, pero a bajos precios, Argentina queda completamente expuesta.
“De acuerdo a nuestra propia estadística de salida publicada por el Indec, en lo que va del año (enero-septiembre) China se está llevando más de tres cuartas partes de nuestras exportaciones de carne vacuna, habiendo incluso alcanzado el 83% de participación en mayo”, señalaron desde la entidad.
Se trata de una relación en que las cartas de negociación están muy desbalanceadas, ya que a la vez que China absorbe 76% del volumen de carne vacuna que exporta la Argentina, el país le provee menos de la mitad de lo que el gigante asiático le compra a Brasil. Y las sumas de lo que le compra a Uruguay, Australia y EEUU superan lo que le provee la Argentina. Ergo, los exportadores de carne argentinos dependen de los compradores chinos mucho más que estos de ellos.
De enero a septiembre de este año, los datos de importación de China muestran a Brasil abasteciendo el 41% del mercado, seguido por Argentina con el 20%, Uruguay el 10%, Australia un 8% y Estados Unidos un 6% del total de sus compras.
En ese mismo período -aunque computando estadísticas de salida que, dependiendo del origen, pueden tener un desfasaje de entre 20 y 60 días hasta impactar en destino- Argentina es el proveedor que mayor concentración presenta en este mercado con un 76% de participación. En este orden lo siguen Uruguay con el 56%, Brasil este año con el 49%, Australia con el 20% y EE.UU. con un 15% de concentración. Esto es, la Argentina es el país más “jugado” con el mercado chino.
Grandes jugadores
“Sin dudas, en este año el mercado de carnes se encuentra presionado por la fuerte competencia que están ejerciendo dos grandes jugadores como son Brasil y Australia; este último aportando cerca de 300.000 toneladas adicionales de carne al mercado externo”, señalaron desde la Bolsa de Comercio de Rosario.
“A su vez, Argentina tampoco escapa a esta situación. En un año en el que localmente se conjuga una fuerte oferta ganadera producto de la seca con un mercado interno sin capacidad de absorber volúmenes adicionales de producción, el saldo exportable indefectiblemente debe encontrar destino”, agregaron.
En síntesis, dentro es un mercado caracterizado por la sobreoferta, es China el “peso pesado” que define la suerte de cada productor. En el caso de Argentina, el país asiático está absorbiendo más del 75% de su carne vacuna de exportación, pero está pagando mucho menos que en temporadas anteriores.
Futuro incierto
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), para 2024 las exportaciones mundiales de carne vacuna aumentarían en un 1% a 11,9 millones de toneladas. Nuevamente, tanto para Brasil como para Australia el organismo proyecta un importante aumento de la producción, la cual se trasladaría en gran medida a exportaciones. Esto genera un fuerte competencia para la Argentina, lo que presionará aún más los valores.
En este punto, desde la Bolsa de Comercio de Rosario plantearon dos incógnitas que podrían derivar en una oportunidad clave. “A diferencia de lo que se ha visto este año, se trata de testear la reacción del mercado ante la menor oferta ganadera que se espera para el próximo ciclo y por el otro, en este contexto, determinar cuán asertivos logremos ser, trabajando estratégicamente hacia una mayor diversificación de nuestros mercados”, apuntaron.
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