El 31 de julio puede haber marcado un hito para la seguridad vial de la industria automotriz en Latinoamérica, ya que fue el día en el que se hizo la presentación en el parlamento uruguayo del anteproyecto de ley de etiquetado de seguridad de los autos 0 kilómetro, como un modo de ofrecer más información a los usuarios al momento de decidir la compra de un vehículo nuevo en el país.
Así Uruguay podría convertirse en el primer país de Latinoamérica en tener reglamentado por ley el etiquetado vehicular que incluya la calificación con estrellas de una prueba de Latin NCAP. Actualmente, Chile, Ecuador, Colombia y Brasil tienen un sistema de etiquetado, pero que no incluye la calificación, sino solamente la lista de elementos de seguridad con que cuenta el vehículo, sin el resultado de un ensayo para comprobar que verdaderamente cumple su función adecuadamente. Desde hace aproximadamente un año, Chile está intentando que se apruebe un etiquetado con calificación de estrellas también, ya que el actual sistema es bastante ambiguo y sólo menciona algunos ítems sin detalle y sin resultado de funcionamiento.
El anteproyecto de ley de etiquetado obliga a etiquetar vehículos de pasajeros 0 km de al menos 4 ruedas y capacidad de hasta 8 pasajeros (sin incluir conductor) que hayan sido testeados por Latin NCAP. La etiqueta detallará equipo de seguridad y cuantas estrellas obtuvo en la evaluación.
Latin NCAP realiza ensayos de los modelos de equipamiento más básico de cada automóvil, de modo de poder ofrecer un dato que abarque a todos los usuarios de cada modelo. Los ensayos se realizan en Alemania, en las mismas instalaciones en las que se realizan las pruebas similares de Euro NCAP. La calificación, más allá de un informe detallado de cada aspecto de seguridad activa y pasiva, se ve reflejado en una calificación que se le asignan a cada vehículo, y que van de 0 a 5 estrellas.
En Uruguay, esta iniciativa provino de un grupo de jóvenes pertenecientes al Partido Colorado, encabezados por Federico de Brun, quien en marzo de este año comenzó a trabajar en la idea, impulsado por los ensayos que realiza Latin NCAP, en los que se viene poniendo en evidencia la necesidad de adoptar estándares más elevados en seguridad vehicular para nuestra región. El proyecto será presentado por el diputado Hugo Cámara, del mismo espacio político que integra la actual coalición de gobierno.
“Esto es algo que vemos con mucho beneplácito y fue una grata sorpresa porque LatinNCAP no estuvo involucrado desde el principio. Nos consultaron, nos hicieron bastantes preguntas y cuestionamientos al programa a lo largo del desarrollo del documento, algo que nos parece tremendamente positivo, tanto cómo quedó el documento como la posibilidad de hacer aportes”, dijo Alejandro Furas, Secretario General de Latin NCAP a Infobae desde Alemania.
Los pasos a seguir, tras la presentación de este lunes, es ingresarlo cuando se retome la actividad parlamentaria en agosto y que después de ser tratado en comisión para eventuales modificaciones o agregados que puedan surgir de otras fuerzas políticas, el proyecto de ley se presente en la Cámara de Diputados primero y si obtiene la media sanción que se espera, pase a Senadores.
“Esperamos que se mantenga dentro de esos valores básicos que tiene que tener un programa de etiquetado. Estamos seguros que será un gran cambio para el país. Uruguay, al igual que Chile y Argentina, ya han experimentado los beneficios del etiquetado de alimentos y creo que en vehículos no va a ser muy diferente, y siempre nos llamó la atención que no existiera algo que permita a las personas saber cómo están protegidas ante un accidente”, dice Furas.
Hay algunos puntos interesantes a evaluar al respecto. Uruguay es un país que no tiene fábricas de automóviles en su territorio, por lo que las marcas llegan a los consumidores a través de importadoras oficiales. Esto hace más sencillo aplicar un programa de etiquetado vehicular, porque eventualmente, si determinado modelo de cualquier fabricante, no tiene una buena calificación de Latin NCAP y eso afectará su desempeño en ventas, es más fácil cambiarlo por otro con mejor calificación. Si fuera un auto fabricado en el país, el etiquetado implicaría que la marca deba asumir o el desprestigio de la calificación mala, o una inversión en mejorar los estándares de seguridad, que es lo que persigue el programa como meta de máxima.
Por otro lado, que la Secretaría de Latin NCAP esté radicada en Uruguay podría funcionar como motivación. Si bien el campo de acción es todo Latinoamérica, la obra de uruguayos al frente de proyectos de esta envergadura y trascendencia también puede haber influido en que se tome el tema con mayor relevancia.
Quizás, lo que generaría alguna resistencia sería el hecho de que, al no estar todos los autos del mercado uruguayo en condiciones de recibir el etiquetado vehicular (aunque se calcula que cerca del 70% de la oferta ha sido calificado), eventualmente habría algún desbalance de condiciones y de libre competencia.
“Como se sabe, Latin NCAP es una ONG sin fines de lucro y no tiene fondos ilimitados, lo que no nos permite que podamos testear todo lo que está en el mercado. Ojalá lo tuviéramos. Entonces, uno de los mecanismos que tenemos para no limitar las mediciones a los fondos disponibles, es un mecanismo de patrocinio, por el cual una marca, organización o empresa, puede pedirnos que hagamos el testeo de determinado modelo con el costo a su cargo”, contesta Furas.
“El etiquetado no impide que un auto que no se haya testeado no se pueda vender, no es una limitante para su comercialización en este proyecto, aunque es el espíritu original del programa de etiquetados que venimos pregonando hace años en general, más allá de uno u otro país. Lo que se espera con este tipo de proyectos es que el consumidor haga la presión adecuada para decir ‘Ahora que hay un etiquetado, voy a exigir que el vehículo que me voy a comprar esté testeado’. Ya no se habla de 5 estrellas o 3 estrellas, sino que el vehículo esté testeado para que el consumidor pueda tenerla disponible. Se trata de crear conciencia en los consumidores pero también de generar la pregunta respecto a por qué este auto no está calificado. Y cambiar al canal de ‘si no está calificado, no lo considero para comprar’. Eso es gran parte de lo que genera el etiquetado”, concluye.
Probablemente haya todavía algo de resistencia para que estos programas se apliquen en todos los países de la región, pero será mucho menor a la que hubiera existido diez años atrás. Así como algunas marcas utilizaron los resultados de estos ensayos para retirar modelos del mercado y lanzar nuevos que fueron testeados y lograron buenas calificaciones, hoy, la conciencia respecto a la seguridad vial la tienen todos, no sólo las personas y las ONG, sino también los fabricantes, quienes constantemente hacen hincapié en los avances realizados en la materia como uno de los argumentos de venta.
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