Desde que los autos incorporaron cajas de velocidades automáticas que tienen la función de ser operadas electrónicamente como cajas manuales, hay dos corrientes completamente opuestas de pensamiento respecto a cómo deben hacerse esos cambios accionados por el conductor. Están las cajas que permiten subir las marchas tirando hacia atrás de la palanca central y bajarlas empujándola hacia adelante, y están los fabricantes que dicen que es al revés, que si se avanzan los cambios se debe empujar la palanca y si se rebajan, hay que hacerlo tirando hacia atrás. Y ambos tienen sus argumentos y razones completamente racionales para defender su posición al respecto.
Pero con algo mucho menos técnico y trascendente como el género de los automóviles, hay una discusión que no tendrá nunca solución porque se trata de opiniones basadas en usos y costumbres pero también en las emociones, lo que hace que el tema se torne apasionante y muy atractivo para discutir.
El debate será eterno. Un auto es, en una generalidad, un nombre masculino y una camioneta es femenino. Sin embargo, dependiendo del modelo o segmento de los distintos fabricantes, no hay una relación lógica en aplicarle un género cuando se trata de SUV, rurales, coupé o furgón, por ejemplo.
El tema no es nuevo, alguna vez se discutió a causa del modo con el que se hablaba de una Ferrari o un Porsche, pero volvió con más fuerza ahora cuando se debe mencionar a este nuevo tipo de auto que se conoce como SUV. La sigla significa Sport Utility Vehicle, lo que en una traducción literal al español es un vehículo utilitario deportivo. Así, sin demasiadas dudas, queda claro que es un vehículo con nombre masculino. Sin embargo, los SUV no son vehículos deportivos, con lo que la traducción pura aplicaría relativamente. En realidad, los SUV son automóviles pensados para hacer recorridos fuera de camino con condiciones no muy adversas. En general son vehículos para uso familiar y para paseo. Y tampoco son todo terreno salvo excepciones puntuales como puede ser un Jeep Wrangler, un Ford Bronco, un Toyota Land Cruiser o un Land Rover Defender, por sólo citar algunos casos emblemáticos.
Si la traducción literal no es tan precisa, la aplicación del género podría no serla tampoco. De hecho, al menos en Argentina, se les dice “la Duster”, “la Kuga”, “la CR-V” o “la Tracker”, ya que remite a la camioneta o la rural, los dos tipos de vehículos con los que se emparenta a los SUV. Visto de este modo, entonces se debería decir “la SUV”, con género femenino. Pero como no se trata de una ciencia exacta sino de un modismo, tenemos “el Renegade” o “el Range Rover”, y tenemos también “el Peugeot 2008″, “el Pulse (Fiat)” o “el Kicks (Nissan)”.
Entonces podría decirse que todo depende de la marca y con qué género se la asocie. Porque muy pocas personas dicen “el Ferrari”, sino que todos dicen “la Ferrari”. Y todos dicen “el Rolls-Royce” y nadie diría nunca “la Rolls-Royce”. Pero existe la Chevrolet Silverado y el Chevrolet Camaro, y lo mismo pasa con su gran rival, Ford. Es la F-150 pero es el Mustang. Y los ejemplos seguirían casi indefinidamente porque no tiene explicación racional. Sin embargo, así como es la Ferrari, es el Lamborghini o el McLaren.
¿Es la percepción del automóvil por su diseño acaso lo que determina el género?
“Yo no creo que sea una cuestión de femenino o masculino. No es que el artículo que se le pone a una marca o modelo de auto, el que determina el género. Más bien creo que es una cuestión de fonética y del idioma. En Italia, por ejemplo, se le dice L’Alfa Romeo, que sería como decir la Alfa Romeo, y sin embargo nosotros le decimos el Alfa Romeo. En cambio, al momento de diseñar un auto sí hay asociaciones hacia lo femenino en algunos aspectos, especialmente en los autos deportivos”, reflexionó el argentino Juan Manuel Díaz, exdiseñador de Alfa Romeo y exdiseñador de Audi, quién tiene su interpretación pero también experiencia profesional en este tema, que aunque parezca superficial, es motivo de grandes debates en una mesa o una reunión, incluso de personas que trabajan en la industria del automóvil.
“Cuando trabajábamos en la 8C, que es una cuopé de Alfa Romeo, se hablaba de la ‘coscia lunga’, que es la pierna larga con la cadera. Eso era para toda la superficie que venía desde el pasaruedas delantero al trasero, era la pierna, y el pasaruedas trasero la cadera, porque es donde el cuerpo de la mujer tiene la cintura más fina y la cadera más ancha. Eso es parte de la sensualidad en el diseño de un auto. En el hombre es al revés. En esas cosas sí se usa la influencia de lo femenino, en este caso. Pero pasa especialmente en las empresas latinas, en este caso italiana. Cuando estábamos haciendo la Giulietta, la 8C y la Mito, de la Mito se decía que tenía que ser una chica de 20 años divertida, la Giulietta tenía que ser una mujer de más de 30 años, más segura de sí misma, más elegante, y la 8C tenía que ser como una mujer súper sensual y atractiva, que pocos la podían tener pero muchos la querían. En esas cosas se usa la femineidad para el diseño”, terminó contando Díaz a Infobae.
Curiosamente, este 2 de abril se cumplieron 124 años del día en que los autos que fabricaba Daimler-Motoren-Gesellschaft pasaron a llamarse Mercedes, y así convertirse en el único fabricante del mundo que adoptó un nombre femenino para una marca de automóviles. Fue en honor a la hija del empresario Emil Jellinek, quién a finales del siglo XIX inscribía los autos de esa marca en competencias automovilísticas como un modo de promocionarlos para mejorar las ventas y llevaban en el frente el nombre de su hija. Sin embargo, a pesar de haber sido llamados con el nombre de una mujer, salvo con modelos muy particulares como la SLK o la CLK Kompressor, todos hablaron siempre de estos autos alemanes como los Mercedes-Benz. Hasta que llegó la versión eléctrica del SUV, que ha vuelto a ser “la EQA”.
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