La Argentina tiene todo –en sentido literal– para destacarse como un actor clave en el mercado energético internacional. Desde el punto de vista de las energías tradicionales cuenta con Vaca Muerta, el segundo reservorio de gas y el cuarto de petróleo no convencional a nivel global. Si analizamos las renovables, la Patagonia es un terreno ideal para la producción de energía eólica y el norte del país, con su sol intenso, para la solar. Además, el país conforma con Bolivia y Chile lo que se conoce como el “triángulo del litio”, por lo que entre los tres dispondrían de al menos el 60% de las reservas mundiales de ese mineral.
La Argentina es también un proveedor global de talento. Su ecosistema emprendedor es muy vigoroso y se trata de uno de los países de Latinoamérica desde donde han surgido más unicornios, startups en general fuertemente apalancados en tecnología, que superan una valuación de mercado de USD 1.000 millones.
Pilotos de tormenta
Además, al ser un país acostumbrado a las inestabilidades, los emprendedores y los líderes empresariales suelen ser grandes pilotos de tormenta, capaces de mostrar una resiliencia extrema y de salir airosos de cualquier situación difícil. Esta combinación única de excelentes recursos naturales y destacados recursos humanos puede ser fundamental para convertir el sector energético local en un foco de acción e inversión, en especial en el actual contexto global hackeado por la incertidumbre y el conflicto Rusia-Ucrania con claro impacto en el acceso a los recursos energéticos.
Al ser un país acostumbrado a las inestabilidades, los emprendedores y los líderes empresariales suelen ser grandes pilotos de tormenta
Otros segmentos lo lograron: según informes privados, el 2021 mostró un pico de operaciones de ven-ture capital en el país, fundamentalmente en propuestas disruptivas para sectores como los servicios financieros, el comercio electrónico o el agro. La oportunidad para esta industria es enorme, particularmente en este momento en que la transición energética está en el centro de la escena y en el que cada vez más empresas buscan soluciones alternativas para hacer más eficiente su consumo, disminuir la huella de carbono y cumplir con las cada vez más exigentes regulaciones medioambientales y estrategias sostenibles.
El informe Energy Trends nos muestra el tamaño de la oportunidad: apenas 2% de las inversiones energéticas se produjeron en Latinoamérica. Con las condiciones expuestas, la Argentina por sí sola tiene el potencial para capturar una porción más atractiva.
Hacia un modelo colaborativo
El reporte pone el énfasis en la importancia de las interacciones entre los jugadores establecidos y el vibrante ecosistema de startups para establecer modelos ágiles, innovadores y colaborativos. En ese sentido, el principal productor petrolero del país lanzó su propio fondo de inversión y ha avanzado con iniciativas vinculadas a la energía solar, generación distribuida de energía y biocombustibles. Por otra parte, se constituyó un consorcio para avanzar con iniciativas de colaboración vinculadas con el desarrollo de la economía del hidrógeno en el país. El campo de acción es muy grande: hay numerosos emprendimientos a nivel nacional que trabajan aspectos que podrían ser útiles para desarrollar soluciones de almacenamiento energético, movilidad eléctrica o la aplicación de tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial y la analítica de da-tos aplicadas específicamente a las necesidades propias del sector.
Es necesario trabajar en la educación del consumidor para generar mayores niveles de responsabilidad en el consumo eléctrico
Desafíos de infraestructura
Quedan algunos desafíos por delante. Por ejemplo, es necesario trabajar en la educación del consumidor para generar mayores niveles de responsabilidad en el consumo eléctrico y, en simultáneo, es imprescindible robustecer la infraestructura de transporte para garantizar la existencia de redes apropiadas para que la energía llegue a todos los puntos del país, determinar mecanismos de generación, almacenamiento y distribución eficientes. En términos regulatorios, la Argentina –como buena parte de Latinoamérica– se encuentra unos pasos por detrás de otras economías como por ejemplo Europa. Sin embargo, el contexto internacional y la aparición de consumidores y corporaciones cada vez más responsables están haciendo que estos temas se debatan cada vez con mayor conciencia.
El camino progresivo hacia una matriz energética argentina de baja emisión se construye enfatizando la cooperación en un ecosistema ampliado, grandes compañías locales y globales y startups, en un contexto en que se capturen los beneficios de los nuevos habilitadores tecnológicos, un virtuoso marco regulatorio y la inversión privada. Todo, en busca de un desarrollo sustentable que garantice un mejor uso de los recursos disponibles en nuestro país.
Disponemos de los recursos naturales. Contamos con talento de primer nivel. Bajo las condiciones adecuadas la combinación de estos valiosos insumos, sin dudas, potencian las chances de lucirnos en el concierto energético global.
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