La caída de los dólares financieros continuó, pero más atenuada porque los ojos de los inversores apuntaron directamente al Banco Central por una jugada que se parecía al dólar futuro del final del Gobierno de CFK. A través de una letra creada por el Central cuando creó el primer dólar soja, la Lediv a plazos de entre 180 y 365 días, armó una cobertura casi sin riesgo y con probabilidades de enormes ganancias, ante una devaluación.
Con el tiempo el Banco Central levantó las restricciones y permitió el ingreso de más jugadores a este bono, hasta alcanzar cifras escandalosas que van a ser difícil de pagar y hará que la devaluación necesaria que debe hacer el próximo Gobierno tenga un alto costo para las cuentas fiscales.
Salvador Vitelli, analista financiero y experto en agronegocios relató la historia de este bono que provocó la venta masiva de dólares contado con liquidación (CCL) y MEP, llevándolo a valores exageradamente bajos.
“Si miramos las últimas ocho ruedas este bono creció USD 2.000 millones, o sea que 70% de las operaciones se hicieron en una semana, a partir de que el Banco Central prometió a exportadores que son a su vez importadores, suscribir estas letras. Es un seguro de cambio gratuito conlleva riesgos porque nadie da nada por sentado en inversiones financieras con el Estado. Es que es un negocio que es muy bueno para ser verdad. Porque uno tiene un dólar futuro de $800 contra un spot de $359 que es una ganancia estratosférica que incluso puede hacer que la tasa sea más alta colocando pesos en estas letras y vendiéndose a futuro”.
Vitelli recuerda que esta Letra nació con el primer dólar soja y fue para los productores que tenían que presentar mucha documentación para que les abran la cuenta bancaria: “El stock creció de manera rotunda. Ahora está en USD 5.000 millones, pero lo vamos a ver pronto a entre USD 7.000 y 8.000 millones. Lo que hace peligrosas a estas letras para el Banco Central es que son rescatables en cualquier momento y pagan el tipo de cambio spot respetando el valor técnico, porque no hay un mercado secundario donde coticen. Es decir, si el dólar aumenta 22%, el rendimiento de la Letra es 22%. Esto genera no solo arbitrajes dentro de los mismos sectores, sino una cobertura cambiaria gratuita que implica una potencial emisión muy grande.”
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¿Qué manos grandes pueden querer tener dólares en este momento cuando tienen una cobertura que puede rendir ganancias astronómicas? La respuesta se vio inmediatamente con el derrumbe de los dólares financieros. Convenía vender estas divisas a entre $900 y $1.000 para comprar estos bonos a un dólar de menos de $360. En otras palabras, estas letras equivalen a que el Banco Central esté vendido a $356 a futuro. Este desarbitraje hace recordar a la causa judicial que tuvo el Gobierno de CFK.
El Central tuvo que salir a poner límites ante el desborde y desde ayer solo permite comprar LEDIV a los bancos que tienen depósitos dollar linked (ajustan por el tipo de cambio oficial) a las petroleras que incrementaron su exportación y las Pymes importadoras.
Un operador advirtió sobre estas letras con palabras poco técnicas “se armó una nueva bola de Leliqs, el freno llegó tarde”.
La modificación apenas recortó la fuerte caída inicial de los dólares financieros. El MEP perdió $22,03 (-2,5%) y el CCL, $9,41 (-1,1%). El dólar libre se derrumbó $45 a $945 para estar en línea con los menores valores de los dólares financieros.
En el Senebi contado inmediato, donde las operaciones son entre dos partes y no se publican en pantalla, el MEP y el CCL bajaron $40, casi 5% a $865 y $870.
El trader Esteban Monte , dijo que “el CCL llegó a caer hasta $805 en algunos Cedears por el efecto de esta letra que genera una nueva deuda de USD 5.000 millones hasta ahora. El costo lo afrontará la próxima administración y la pone en una situación más dramática. Para entender la distorsión que produjo este instrumento, basta observar que el CCL quedó tan barato que, si uno tiene dólares en la Bolsa, los vende y quiere sacarlos del país, el canje es negativo, es decir te pagan por sacar los dólares del país”.
La rueda de ayer estuvo cargada de anomalías, al punto que el sistema se cayó en el mercado de futuros que operó un escaso monto. El informe de la consultora F2 de Andrés Reschini señala que “el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) continuó con un escaso volumen de operaciones de tan solo USD 187 millones y el Central tuvo que vender USD 27 millones marcando el tercer rojo consecutivo. Los futuros vivieron una rueda accidentada ya que según informó el Rofex los inconvenientes técnicos detuvieron buena parte de la rueda. Por eso, las operaciones apenas superaron los 140 mil contratos. Más allá de eso, diciembre anotó 31 millones de nuevos contratos y, a pesar de la baja en el CCL, ajustó en $799,50, el mismo valor de la rueda anterior.”
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Los bonos parecen haber llegado a un techo ante los crecientes problemas. Adcap Grupo Financiero, advirtió a sus clientes sobre la situación: “La semana pasada los bonos de la deuda con ley argentina venían superando con creces a los que estaban bajo la legislación neoyorquina. Pero creemos que la tendencia podría comenzar a revertirse a medida que el mercado comience a reconsiderar los riesgos de implementar el Plan Milei”.
La advertencia tiene sentido cuando se observa que ayer los bancos renovaron solo 22% de las Leliq y el resto las canjeó por pases a 24 horas, un instrumento por el que cobra intereses diarios. Mientras los mantengan en su poder y las renueven diariamente no explotarán. Pero un pase es más inflamable que una Leliq.
El riesgo país, ante la baja de los bonos de hasta 6% en el AL30 y de más de 4% en los Globales, aumentó 48 unidades (+2,4%) a 2.054 puntos básicos.
La Bolsa se contagió de las malas performances de Wall Street y de los problemas internos. Se operaron $27.773 millones (60% de lo que se negoció el día anterior) y el S&P Merval de las líderes perdió 8,32% en pesos y 7,3% en dólares. Los papeles más afectados fueron Banco Macro (-10,17%), Galicia (-10,10%) y Telecom (-9,98%).
Los ADRs -certificados de tenencia de acciones argentinas que cotizan en las Bolsas de Nueva York- tuvieron una rueda donde predominaron las bajas y los de peor desempeño fueron Telecom (-8,9%), BBVA (-6,2%) y Edenor (-5,2%).
En tanto, el Tesoro consiguió en la licitación de ayer $913.339 millones y acumula $6,2 billones para lo que queda del año. Los inversores aceptaron 5 títulos que vencen entre febrero de 2024 y mayo de 2025. Un solo título ajustaba por el dólar y los otros cuatro por la inflación.
La herencia es comprometida. El mes que viene el nuevo Gobierno deberá pagar $219 mil millones; en enero, $1,02 billones y en febrero $6 billones a los que hay que sumar $14 billones de marzo y abril. La licuación por inflación es casi nula porque la mayoría de las letras ajusta por inflación o devaluación. Lo que juega a favor es el paraguas que abrieron los privados que se desprendieron de estas letras y dejaron 75% en poder del Estado.
La de ayer fue una rueda interminable que hoy irradiará sus consecuencias. Sigue la confianza inicial en Javier Milei, pero el desborde de los números del actual gobierno aplasta cualquier acto de esperanza. Habrá que ver si las buenas noticias que trae Luis Caputo, el posible ministro de Economìa, de conseguir nuevos fondos para refinanciar la deuda, quiebra el pesimismo.
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