En el último año y medio, más precisamente desde el 31 de marzo de 2022 hasta el 6 de octubre pasado, el gobierno argentino gastó reservas internacionales mediante la venta de dólares en el mercado cambiario, para intentar controlar su cotización, por casi la misma suma que destinó a pagos a los organismos internacionales de crédito, como el FMI, el BID y el Banco Mundial, precisa el último informe de la consultora Quantum, fundada por el exsecretario de Finanzas, Daniel Marx.
En ese período los pagos a los organismos fueron de USD 4.135 millones, en tanto el uso de reservas para intervenir en el “Mercado Único y Libre de Cambios” (MULC) sumó USD 3.892 millones. Los USD 243 millones de diferencia son una suma significativa a nivel de una persona o una empresa, pero a nivel macroeconómico y de las cuentas del Estado son iguales hasta el primer decimal: en ambos casos se trata de 0,7% del PBI.
Esos dos fueron, a su vez, los principales determinantes de que entre los extremos del período las reservas del Banco Central caigan USD 12.798 millones, a una sangría promedio mensual de poco más de USD 710 millones.
El informe distingue diferentes momentos. Desde mediados de 2022 y hasta marzo pasado, dice, hubo algún proceso de normalización gradual de algunos desequilibrios de la economía, se ajustaron ciertos precios relativos, la tasa de interés real fue positiva y hubo un control del gasto que permitía reducir el déficit fiscal para adecuarlo a las metas acordadas con el FMI.
Tensiones monetarias y cambiarias
Esa etapa, sin embargo, se interrumpió y derivó en desvíos que se fueron haciendo más notorios a medida que avanzó el calendario “en particular el electoral”, dice el informe, y “desde varios actores de la política” se fueron generando señales que debilitaron la demanda de dinero.
“Esa combinación resultó en crecientes tensiones sobre los agregados monetarios y cambiarios que expusieron aún más vulnerabilidades preexistentes y de larga data en la economía argentina. Su manifestación abarcó, entre numerosos aspectos, aumentos en la tasa de inflación, pasando por debilitamiento del peso y las perspectivas sobre la actividad”, dice el informe de Quantum.
Las medidas fiscales y monetarias del gobierno, por cierto, no ayudaron a disipar esas tensiones, a punto que –precisa Quantum entre el 31 de marzo y el 9 de octubre de este año el BCRA asistió al Tesoro por el equivalente a 2,2% del PBI mediante Adelantos y Transferencia de Utilidades (0,7% del PBI) y, por vía indirecta, con compras de títulos en el mercado secundario de deuda (1,5% del PBI).
El saldo en el mercado cambiario fue casi nulo, pues el BCRA le entregó dólares al Tesoro por casi lo mismo que le compró al sector privado y como mecanismo de regulación de esos movimientos realizó una absorción neta por 0,8% del PBI entre las Leliqs y Pases que emitió s (5,4% PBI) y los pagos de sus intereses nominales (4,6% PBI). Mientras, el aumento de las tasas de interés nominales quedó detrás de la inflación y la tasa de interés volvió a ser negativa.
Depósitos versus brecha
Según el informe, el desequilibrio entre oferta y demanda de dinero se manifiesta también en la variación de las reservas internacionales y la evolución de los “tipos de cambios libres”.
Ese precario equilibrio monetario no soportó el resultado de las PASO del 13 de agosto pasado. A partir de entonces, precisa Quantum, los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado comenzaron a caer, caída que se aceleró en las últimas semanas, se reflejó en los cruces entre el ganador de las primarias presidenciales, Javier Milei, y el oficialismo, al punto que el presidente Alberto Fernández lo denunció penalmente por “intimidación pública”.
La caída en la demanda de dinero (nombre técnico del dinero sin gastar, sea que esté en el bolsillo, cuentas a la vista o depósitos a plazo) se reflejó a su vez en el aumento de los tipos de cambio libres, que pasaron a moverse en la banda de $900 a 1.000, llegaron a superar este nivel y llevaron la brecha de 90 a 166 por ciento.
Un gráfico del informe (ver arriba) muestra el cruce entre la evolución de los depósitos, que cayeron un 1% en términos reales y 18% en términos reales (esto es, descontada la inflación) y la evolución de los tipos de cambio paralelos.
“La incertidumbre sobre cómo se resolverán los desequilibrios monetario y cambiario –concluye el informe– moviliza las decisiones de readecuación de portafolios en la etapa de definición de la contienda electoral”. Que con toda seguridad pesará más que la denuncia judicial del Presidente de la Nación.
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