Luego de cuatro años de lucha, Ana Estrada, activista por los derechos humanos, finalmente accedió a una muerte digna, tal y como había sido su deseo. Durante este tiempo, la figura de su abogada, Josefina Miro Quesada, cobró importancia no solo a nivel legal, sino en un plano más cercano, como se puede leer en una publicación hecha en su blog personal.
En la publicación, Estrada contó cómo es que conoció a Miro Quesada en el año 2019, luego de que la Defensoría del Pueblo aceptara llevar su caso ante el Poder Judicial. Esa también era la primera vez que una ciudadana peruana demandaba al Estado el acceso a una muerte digna.
“Setiembre de 2019. Me escribiste al Instagram: la Defensoría ofrecía llevar mi caso. He tenido muchos hitos en mi vida, pero este es el regalo que la vida me debía. Entraste a esta habitación–UCI y me miraste. Tuvimos una primera reunión junto a Percy Castillo para escuchar la propuesta. Luego de unos días te escribí para aceptar. Me dijiste que vendrías con el documento para hacerlo oficial. Llegaste tempranito, recuerdo tu entrada, vestías un saco de fondo beige y líneas de cuadritos (así estás en mi recuerdo); tu cabello largo aún mojado y media cola; tu sonrisa se quedó para siempre aquí. Revisamos juntas cada línea. A poner huella y fecha. Es mi cumpleaños, te dije. Tu sonrisota otra vez. Y luego de las risas y los saludos: «¡no te traje nada! Pero ya sé, te canto!»”, se lee en la entrada.
Estrada llegó a considerar a su abogada como una confidente, a quien también llama “mi compañera, mi guardiana”, y le muestra gratitud por haberla ayudado a ganar el caso que finalmente le permitió morir con dignidad luego de padecer por varios años una enfermedad degenerativa llamada ‘polimiositis’.
“He vivido tanto en estos cuatro años contigo. Todo lo que haya agradecido en mis redes, no alcanza para explicarte lo que sucedió en este tiempo a tu lado. Me has defendido y logramos la victoria. ¿Tú crees que alguna vez me imaginé, en más de 40 años de vida, experimentar tremendo logro? Fue junto a un gran equipo de la Defensoría, pero la que se acercó a mirarme para sacarme de aquí fuiste tú, querida Jose”
Abstención por decoro del Poder Judicial
Un hito en la historia de la lucha de Ana Estrada se produjo hace más de un año, el 8 de febrero del año 2023, cuando una magistrada del Poder Judicial, Silvia Nuñez Riva, desobedeció la decisión de la Corte Suprema que ordenaba ejecutar sentencia de eutanasia.
En esa oportunidad, Nuñez expresó que “en particular tengo motivos que no me permiten asumir la ejecución de su sentencia (…) ME ABSTENGO POR DECORO”, se leyó en su resolución.
El episodio fue narrado por Estrada en su carta a Josefina Miro Quesada.
Todo se fue al diablo. Yo con covid. Te dije que ya no quería seguir. Lo que suelo hacer cuando estoy molesta: me encierro en ese patio huérfano. Me escribiste párrafos llenos de cariño pero sobretodo de una firmeza y honestidad que solo he vivido contigo. «No te quiero convencer de nada, es tu decisión y siempre la respetaré, pero déjame intentarlo». No te respondí. Estaba furiosa hasta contigo, así de horrible me pongo. Me enviaste un audio. Entre tu impotencia por la desvergüenza del fallo del ‘decoro’, me dijiste «no voy a permitir que se bajen nuestra victoria», y escuché algo como tu mano dando un golpe a la mesa.
Durante los cuatro años que duró la lucha de Estrada, la activista también lamentó su deseo por conocer aún más a su abogada. “Sé que no hemos tenido tiempo suficiente para contarme más de ti. Pero algo me confiaste y me permitiste ser yo la que te sostenía y aconsejaba. Y tu ética intacta, cuidándome de ciertas malas intenciones, de personas que nunca me miraron con honestidad y respeto”, escribió.
“Esta lucha por mi derecho a la muerte digna, me ha regalado una red del tamaño del mar. Nosotras tan ateas, y el mundo confabulando momentos, vínculos, esas curiosas coincidencias bonitas. Este camino ha sido un aprendizaje para mí, para ambas. Y el aprendizaje es vida. Ninguna «pena» estará a la altura de esa sabiduría de hacer las cosas bien, de cumplir con tu compromiso, incluso hasta ‘después del después’. Tantas conversaciones en estos cuatro años, tantas canciones. Tus consejos, incluso en temas personales. Tu capacidad para aclarar mis incertidumbres”.
Finalmente, Ana Estrada reflexiona sobre lo vivido en los últimos cuatro años y cómo hubiese sido su vida en una Unidad de Cuidados Intensivos.
Me he preguntado tantas veces, cómo habría vivido UCI si te hubiera conocido entonces. Lo único que tengo es saber que yo morí ahí. Regresó a casa alguien que tuvo que hacer su propio cortejo de sus restos. Luego nacería para nunca más morir. Ya trascendí. Viviré en esa clase de derecho a la que me invitaste. Mi época universitaria fue terrible. Tenía pánico exponer. Me desaprobaban por quedarme paralizada. Era incapaz de responder las preguntas. ¿Tesis? Ni hablar. Y mira pues: me defendí frente a jueces, abogados, di entrevistas, nunca más callé. Y eso gracias a nuestro vínculo que me liberó. Todo gracias a tu mirada que nunca me soltó. Te quiero, compañera.
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