Emilio Ocampo
Emilio Ocampo, en el foro organizado por Marval

El economista Emilio Ocampo, el elegido por Javier Milei para ser “el último presidente del Banco Central argentino” en caso de imponerse en el balotaje del próximo domingo, señaló que más que cerrar el Banco Central propone “cerrar la capacidad del poder político de emitir dinero para financiar su gasto y desvalorizar la moneda”.

“Hay ciertas funciones del Banco Central que son necesarias, pero hay que terminar con el cáncer de la inflación” dijo Ocampo. “De todas las alternativas disponibles es la que ofrece mayores chances de éxito. En la Argentina hemos probado casi todo y no ha funcionado. Hay que eliminar esa capacidad del poder político de poder desvalorizar la moneda”, afirmó.

Ocampo disertó en el seminario Marval Legal Forecast 2024, organizado por Marval O’Farrel Mairal, uno de los estudios jurídicos más importantes de América Latina que este año celebra su centenario. Participó en un panel dedicado a analizar los impactos jurídicos de la dolarización, acompañados por Cecilia Mairal, Julio César Rivera y Roberto Silva (h), socios del estudio.

Aclaró que no podía “compartir detalles” del plan que prepara con un grupo de 20 economistas para asumir en el BCRA ya que tiene “restricciones” en su “rol de asesor de Javier Milei” en medio del proceso electoral

Ocampo toma como modelo la dolarización de Ecuador, que se implementó “con un mensaje del Presidente de la Nación por televisión y una serie de medidas del Banco Central, que era independiente”

El economista recordó una frase de Lenin, quien dijo que la mejor forma de dañar a una sociedad capitalista es desvalorizando su moneda. “El populismo no va a desaparecer, tenemos una afición atávica a lo populista. A pesar de que fue desastroso para la economía, muchos electores consideran que ése es el camino. Por lo tanto, es casi inevitable que en los próximos 20 años haya un populista en el poder”, apuntó Ocampo.

Hay tres países que establecieron un programa de dolarización como el que Ocampo y Milei aspiran a instalar: Panamá, El Salvador y Ecuador. Y éste último es el más mencionado por el economista a la hora de establecer comparaciones con una eventual dolarización a la Argentina.

“Ecuador dolarizó su economía en 2000 y en 2007 llegó un gobierno populista, el de Rafael Correa, que quiso llevarse puesta a la dolarización y no pudo”, dijo Ocampo. Explicó que en ese momento, el ex presidente ecuatoriano “uso el Banco Central para monetizar el déficit fiscal”, pero no pudo desarmar la dolarización, un sistema que el ecuatoriano promedio aprueba, según agregó.

Milei emilio Ocampo
Emilio Ocampo presidirá el BCRA en caso de que Javier Milei llegue al Gobierno

Durante las más de dos décadas de dolarización, Ecuador debió reestructurar dos veces su deuda pública. “El riesgo del default siempre está presente. En el endeudamiento, los bonistas son remunerados por el riesgo que asumieron. Con la inflación, en cambio, los ciudadanos son expoliados”, dijo Ocampo sobre la posibilidad de una crisis de endeudamiento

¿Cómo dolarizó Ecuador? Ocampo aseguró que no solo no se hizo por ley, si no que el plan se inició “con un anuncio del presidente por televisión y luego una serie de decisiones del Banco Central, que era independiente y tenía plenas facultades para adoptar el dolar como moneda de curso legal”.

Tras el anuncio, dijo Ocampo, la población tuvo un plazo de 3 meses para entregar los sucres a cambio de dólares en los bancos. Al cumplirse ese plazo, quedaba un tercio sin entregar y se extendio unos meses más. También se acuñaron unas monedas para facilitar las transacciones en reemplazo de los quarter del dólar.

“No tendría sentido que el Estado le imponga una moneda a la gente, la dolarización oficial o de jure tiene sentido si ya ocurrió antes la dolarización real” (Emilio Ocampo)

Más allá de ese ejemplo, Ocampo destacó que si la dolarización puede implementarse es porque hay una porción importante de la sociedad que ya la puso en marcha: “Cuando el dolar reemplaza a una moneda local, ocurre un fenómeno espontáneo. No se dolariza porque el gobierno lo diga, sino porque la gente no siente que el peso cumple con la función que debe cumplir. Y en el caso de la Argentina, se adoptó el dólar como reserva de valor hace más de 50 años”.

En la Argentina hubo “una dolarización espontánea o de facto, una dolarización libre por parte de los agentes económicos frente a la desvalorización de la moneda. La razón de ese fenómeno es simple: tuvo una inflación promedio por encima del 10% anual en las últimas décadas. No hay otro país en una condición similar”.

Uno de los puntos críticos de la posibilidad de que el candidato de La Libertad Avanza consiga imponer la dolarización es la falta de apoyo parlamentario. Para Ocampo, el Congreso de la Nación hace rato está en falta: “Hace 23 años, un peso valía un dólar, hoy un dólar vale mil pesos. Implica una violación abierta a la obligación del Congreso de conservar el valor de la moneda, es la única obligación que tiene en esta materia. Y obviamente no lo ha cumplido”.

De este modo, el proyecto que aspira a establecer “es el reconocimiento por parte del Estado que existe una dolarización real. No tendría sentido que el Estado le imponga una moneda a la gente, la dolarización oficial o de jure tiene sentido si ya ocurrió antes la real”.

Consultado por los expertos de Marval O’Farrel Mairal acerca de que si se aplica la dolarización y se elimina el Banco Central el siste3ma financiero dejaría de tener prestamista de última instancia, alguien que auxilie a los bancos con problemas de liquidez, Ocampo señaló que “no se puede perder lo que no se tiene”, ya que en su opinión el BCRA no puede cumplir ese rol.

“(El economista) Guillermo Calvo siempre dice que cuando un soberano no tiene acceso a los mercados de capitales y tiene déficit, su Banco Central tiene una capacidad muy limitada de ser prestamista de última instancia. Hoy, más que prestamista el BCRA es el principal deudor de los bancos. Por eso su capacidad de actuar como prestamista sería muy limitada en caso de una crisis. El rol de prestamista de última instancia, en la Argentina, siempre lo ha tenido el FMI”.

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