En un incidente que sacudió el norte de Bogotá, el sicario implicado en el homicidio de Roberto Franco Charry en un parqueadero del Parque de la 93 se ha identificado como participante en un enfrentamiento armado anterior. Este hecho tuvo lugar en el barrio Rosales de la localidad de Chapinero, donde cámaras de seguridad captaron a un grupo de delincuentes ingresando a una residencia en noviembre de 2023. Un escolta que se encontraba en la zona notó la actividad sospechosa y decidió confrontar a los asaltantes.
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El escolta, en su testimonio para Blu Radio, narró cómo “la reacción mía fue enfrentarlos, por lo que cogí mi arma y fui hacia el lugar”. Su valiente acto de defensa incluyó disparos de advertencia, lo que llevó a los intrusos a buscar una ruta de escape insólita. “Yo hice unos tiros al aire como advertencia, cuando escuché que los tipos se habían lanzado por una claraboya de la casa que hay en el cuarto piso hasta llegar al segundo piso”, compartió, detallando cómo los delincuentes intentaron eludir la captura.
La información revela que uno de los asaltantes, ahora vinculado al asesinato de Franco, no solo perpetró violencia en el parqueadero sino que también demostró una predisposición a la confrontación directa en situaciones previas.
Este patrón de comportamiento violento pone de relieve tanto la audacia como la peligrosidad de los involucrados en ambos incidentes. Según el relato del escolta, su decisión de enfrentar a los delincuentes fue impulsiva, motivada por la necesidad inmediata de responder a la amenaza. “Cuando me di cuenta de eso entonces yo decidí salir a la calle”, afirmó, resaltando su compromiso con la seguridad del barrio y sus residentes.
Según detalló el escolta, en medio del intercambio de disparos logró herir a uno de los atacantes. El incidente, captado en detalle por cámaras de seguridad, reveló que el agresor y sus cómplices habían llegado al lugar en una camioneta BMW blanca.
El escolta, quien revisó las grabaciones de asesinato de Franco Charry, identificó al agresor por sus movimientos y vestimenta, corroborando que se trataba de la misma persona implicada en el robo en Rosales. “Bueno yo ayer viendo el video del asesinato de este señor en el en la 93, yo miré y miré y me percaté de que el tipo tenía los mismos movimientos, la misma forma de vestir. Entonces me puse a comparar con los videos que yo tengo y es el mismo”, señaló el escolta, subrayando la importancia de las pruebas visuales para establecer la conexión entre ambos delitos.
Según el relato del escolta, en medio de la situación desde la camioneta blanca, los cómplices del asaltante también comenzaron a disparar. En un punto crítico del enfrentamiento, el individuo intentó desarmar al escolta, quien, en defensa propia, le disparó a la altura de la pelvis, forzando al atacante a huir. “Ellos llegaron en una camioneta, una BMW blanca que estacionaron frente a la casa. En primer lugar yo no me había percatado de que los cómplices del tipo estaban allí”, declaró el escolta, poniendo de manifiesto la premeditación y la peligrosidad de los asaltantes.
Este incidente refleja no solo los desafíos de seguridad que enfrenta Bogotá, sino también el coraje de individuos dispuestos a defender su comunidad. La reiterada participación de uno de los criminales en actos de violencia subraya la importancia de medidas de seguridad más eficaces y de una justicia pronta en Colombia.
En conclusión, este incidente no solo resalta las dificultades en la lucha contra la delincuencia en Bogotá sino que también pone de manifiesto la valentía de los ciudadanos que se enfrentan a estas amenazas.
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