El automodelismo en todas sus ramificaciones, es un modo de practicar el deporte motor al que se accede desde muy temprana edad. Antes que llegara la era de los juegos de consola o computadora actuales, en los que se simula virtualmente una carrera de autos, el acceso a ese mundo imaginario para los chicos siempre fueron las pistas tipo Scalextric.
Será por eso que hoy, cuando el mundo ha cambiado con la “digitalización de la vida”, los amantes de las pistas de autos radiocontrolados han convertido aquellos juegos en una actividad de culto, donde lo que menos importancia tiene es el hecho de correr con esos autos a escala 1:32 por un riel, y en lo que verdaderamente se invierten mucho tiempo y dinero es en crear la atmósfera para un fascinante viaje de fantasía. Este es uno de esos casos. Se llama “Porsche 917 Le Mans Slot Car Raceway”, y representa la edición de 1971 de las míticas 24 horas de Le Mans en cada detalle.
Se trata de una pista que ha construido Slot Mods, una compañía norteamericana que tiene sede en Detroit, en la que se recrea el circuito francés en el que se corren las clásicas 24 horas de Le Mans, pero con la cualidad especial de no ser una carrera cualquiera, sino aquella que el mundo pudo ver en el cine en 1971, a través de la película que llevaba el nombre mismo de la competencia, y que protagonizó Steve McQueen, personificando a Michael Delaney, un piloto imaginario que competía con más famoso modelo de carreras de la marca, aquel inolvidable Porsche 917 con la decoración de Gulf.
Ese es justamente el otro gran detalle de esta obra de arte dinámico, porque la pista está llena de detalles como los autos del público en las áreas de camping, las barreras, los carteles de publicidad, la iluminación nocturna, los boxes, el famoso puente Dunlop y el granero Martini, y 19 autos que participaron de esa edición, pero lo que también llama la atención es que está montada sobre lo que sería el chasis de un Porsche 917 a escala, y cuya carrocería es la tapa de la pista para cuando no se utiliza.
La carrocería de 4 metros de largo y 1,8 metros de ancho no es de la dimensión exacta del auto original, sino una versión perfectamente construida a escala. Al verlo, el auto parece efectivamente un auto de carreras, pero al accionar un control remoto, esa carrocería se levanta lateralmente desde el lado izquierdo con un punto de pivote sobre el derecho, de modo de quedar levantada como si fuese el capó de un auto. Entonces se descubre la pista que guarda en su interior.
Entre los 19 autos que están representados, además del Porsche 917 Gulf de McQueen, están también los Porsche del equipo Martini de John Wyer, el vencedor de la edición de 1970 con la decoración de Salzburgo con Hans Herrmann y Richard Atwood como pilotos, y otros de equipos particulares. Además hay dos Ferrari 512S Coda Lunga y Lola T70, varios Porsche 911 de las categorías menores, algunos Porsche 908 y hasta el Ford GT40 modificado sin techo, sobre el que se montó la cámara de cine para rodar la película Le Mans.
La pista es angosta, como era en algunas zonas de su traza en aquellos años. Tiene solamente dos carriles y muchas menos curvas que el verdadero circuito de Le Mans, ya que sería imposible adaptarlo en el tamaño de un automóvil. Aquella pista medía 13,5 kilómetros de extensión, con la famosa recta de Mulsanne completa, sin las dos chicanas actuales, que tenía una longitud de 6 kilómetros, y en la que los autos llegaban a superar los 360 km/h.
Su creador, David Beattie, la tuvo por más de diez años, a lo largo de los cuales fue incorporado más detalles y autos, pero una vez terminada ha decidido subastarla con una base de 80.000 dólares, en Waltham, Massachusetts, entre los días 2 y 4 de abril. La subasta estuvo a cargo de Bring a Trailer, y luego de dos días en los que su valor sólo había llegado a 87.000 dólares, finalmente esta pista montada sobre un Porsche 917 encontró nuevo dueño, que ha pagado 205.000 dólares para llevársela.
Montar la pista sobre un auto es novedoso, y es una forma de crear este tipo de obras que permita transportarla o al menos moverla dentro de un espacio cerrado. Lo opuesto sería “Metrópolis II”, la impresionante creación del artista Chris Burden que representa una ciudad moderna con su movimiento cotidiano, está compuesta por más de 1.100 autos, 8 trenes y 5 tranvías, y funciona entre edificios, autopistas, calles y vías, pero tiene un tamaño y complejidad tal que no se puede mover. Quiénes deseen apreciarla deberán ir a al LACMA (Los Ángeles County Museum of Art), donde se encuentra en exhibición permanente.
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