La carrera de salarios y precios muestra, en la foto más reciente, que los empleados formales con estabilidad laboral en el último año tuvieron una suba promedio en sus remuneraciones de 8,1% en junio, más de dos puntos porcentuales por encima de la inflación, aunque en una foto más amplia se ve todavía una desventaja frente al ritmo de precios.
De acuerdo al Ripte, uno de los indicadores con los que el Estado mide la variación de las remuneraciones, marcó un avance por encima del 6% que había tenido el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec. Este número tiene relevancia para las cuentas públicas ya que es uno de los criterios con los que el Estado determina luego el porcentaje de aumento de las jubilaciones y las asignaciones universales.
De acuerdo al índice Ripte, los salarios de este segmento del mercado laboral tuvieron un incremento de 8,1%, por lo que quedaron más dos puntos porcentuales por encima del IPC de ese mes. En términos interanuales, no obstante, ese indicador quedó por detrás del ritmo de precios. La inflación acumuló 115,6% en los últimos doce meses mientras que las remuneraciones de ese segmento del mercado laboral avanzó nominalmente 114,1 por ciento.
Junio no es el primer mes en que el Ripte crece por encima del IPC. En marzo, con una inflación de de 7,7%, el Ripte también había crecido 9,8%, tal como lo hizo en abril. En febrero, por su lado, el Ripte creció 8,4% contra un 6,6% de inflación. Por el contrario, en mayo el Ripte creció 6,2% contra 7,8% de inflación y en enero 3,8% versus 6% de suba de precios.
El Estado tiene distintas maneras para medir la evolución de los salarios en la economía. El Ripte contempla la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que reciben los trabajadores bajo relación de dependencia y declarados en forma continua durante los últimos 13 meses. Es decir, empleados privados asalariados.
Es, de todas formas, un muestreo menos amplio que el índice de salarios que publica -también con frecuencia mensual- el Indec. En ese informe el organismo estadístico desagrega al mercado laboral entre formal privado y público, por un lado, e informales por otro.
El propio Ministerio de Trabajo, encargado de medir y publicar el índice Ripte, hizo en su última presentación una aclaración sobre la representatividad de la cifra. “Este indicador fue elaborado como un insumo para determinar la movilidad jubilatoria (uno de los dos indicadores salariales que utiliza el índice de movilidad) pero no necesariamente refleja el comportamiento de los salarios correspondientes al empleo asalariado registrado del sector privado”, indicaron.
En términos interanuales ese indicador quedó por detrás del ritmo de precios. La inflación acumuló 115,6% en los últimos doce meses mientras que las remuneraciones de ese segmento del mercado laboral avanzó nominalmente 114,1 por ciento
“Las características metodológicas del Ripte elaboradas en función de los objetivos que persigue el indicador, plantean un conjunto de definiciones sobre el empleo y los conceptos salariales, que no incluyen a la totalidad del empleo asalariado registrado privado ni a todos los conceptos salariales que perciben”, concluyeron.
Un informe más amplio que publica mensualmente el Indec, aunque con algo más de rezago, desagrega al mercado laboral entre formal privado y público, por un lado, e informales por otro. El último dato que dio a conocer el Indec corresponde a mayo. El economista Nadin Argañaraz lo resumió de la siguiente manera: “Los salarios registrados crecieron más que la inflación mensual (7,8%). En el sector público creció 8,5% y los del sector privado registrado subieron 8,1%. Por el contrario, la remuneración de los no registrados se ubicó por debajo, apenas crecieron 3,2%”, enumeró.
Visto en términos interanual, ante una inflación en mayo de 114,2%, solo uno de los tres sectores que analiza el Indec atravesó los últimos doce meses con números favorables. “Se aprecia una suba en el caso del sector público (2%), caída del sector privado registrado (-2,6%) y más aún del sector privado no registrado (-17,2%)”, mencionó Argañaraz.
Otra forma de mirarlo es en términos acumulados de los primeros cinco meses del año. El resultado es similar, aunque con números distintos. El economista y director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) detectó una suba en el caso de los empleados públicos de 2,2%, retroceso en el sector privado registrado de 1,4% y desplome salarial informal de 12,72 por ciento.
El deterioro del salario de los últimos años marca que llega a las elecciones primarias con una marcada pérdida de poder de compra. En noviembre de 2017, cuando tuvo lugar el último pico, el recorte general del salario fue de un poco más de 25%, según la consultora LCG. Es decir, en poco menos de seis años las remuneraciones perdieron un cuarto de su capacidad adquisitiva.
La mayor parte tuvo lugar entre ese techo y el fin del mandato de Mauricio Macri y durante los años de gobierno del Frente de Todos la pendiente negativa fue menos marcada. La situación es mucho más dramática para el universo informal: según la misma consultora, la caída acumulada de poder de compra desde el techo fue de 46 por ciento.
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