El encarecimiento en dólares de la Argentina, producto de precios en pesos que -pese a la desaceleración de la inflación- siguen creciendo más velozmente que la pauta de 2% de aumento mensual del dólar oficial -”ancla cambiaria” que el Gobierno sumó a las anclas fiscal y monetaria para abatir la inflación- preocupa a los analistas y es seguido con atención por el FMI, que además duda de la sostenibilidad del superávit fiscal del primer bimestre y pidió a través del director del Departamento Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdés, mejorar la “calidad” más que la “cantidad” del ajuste fiscal. .
Una reciente comparación que hizo Infobae de los precios en dólares de 10 productos en la Argentina, EEUU, España, México, Colombia y Perú, mostró que el valor de esa “canasta” (carne, nafta premium, chocolate, leche, Coca-Cola, aceite de oliva, pan lactal, café, champú y fideos) es en la Argentina parecido a lo que es en Perú, 13% más caro que en Colombia, en torno al 10% más barato que en España y México y 21% más que en EEUU.
Canasta con o sin carne
El costo total de esos 10 productos representa 1,6% de los ingresos medios en EEUU, 3,3% en España, 8% en México y entre 13 y 14% en la Argentina, Perú y Colombia.
Además, si se elimina la carne -que en la Argentina es, por lejos, más barata que en los demás países- el resultado es que la “canasta” de los 9 productos que quedan pasa a ser, también con amplitud, más cara en Argentina que en los restantes países: desde 26% más que en EEUU hasta 40% más que en Colombia.
Y si uno se atiene al famoso “Índice Big Mac”, incluso en el frente cárnico la Argentina está perdiendo “competitividad-precio”.
El índice que desde 1986 elabora la revista The Economist se basa en la teoría de “Paridad de Poder Adquisitivo” desarrollada en el siglo XIX por el economista sueco Gustav Casel, según la cual una moneda está “alineada” con otra si permite comprar una misma canasta de bienes al mismo valor, expresado en cualquiera de las dos monedas.
Al tomar un bien que debe ser idéntico en cualquier lugar del mundo, el índice permite testear la teoría de modo más sencillo que usar índices de precios basados en distintas canastas de consumo de las familias.
El Big Mac (solo, no en combo) es un producto homogéneo: su precio es básicamente una amalgama del costo del alquiler de locales, la electricidad y el salario de la mano de obra, así como la carne, el pan y el queso con que se elabora de modo similar en todo el mundo.
En diciembre, sobre un ranking de 55 países relevados del precio del Big Mac en dólares de mayor a menor, la Argentina ocupaba el puesto 35 y según el índice tenía una moneda 32% “subvaluada”
La revista británica publica el índice cada 6 meses; en enero, en base a los datos de diciembre del año previo, y en julio, con los de junio del mismo año. En diciembre, cuando el Gobierno devaluó 54% el peso al aumentar 118% el precio del dólar oficial y achicar sensiblemente la brecha con los tipos de cambio alternativos, la moneda argentina pasó -según el índice- a estar 32% “subvaluada”.
El Big Mac costaba en la Argentina $3.150, que al dólar oficial se traducía en un precio equivalente a USD 3,83, en comparación con USD 5,69 que costaba en EEUU, emisor de la moneda de comparación. Para igualar ese valor, el dólar debía valer $553,60, por lo que los $826 a que el gobierno lo había llevado con la devaluación, implicaba que la moneda nacional estaba 32% “subvaluada”.
Entonces, sobre un ranking de 55 países relevados, de más caro a más barato el Big Mac en dólares era en la Argentina uno de los más baratos del mundo: ocupaba el puesto 35 y trasuntaba una subvaluación del peso similar a la de la lira turca, el riad qatarí, la rupia paquistaní y el bath tailandés.
En métrica hamburguesera, Suiza, Noruega y Uruguay tenían las monedas más sobrevaluadas y los Big Mac más caros del mundo. Al fondo del listado (monedas más subvaluadas, hamburguesas más baratas) aparecían Taiwán, Indonesia y la India.
De diciembre a marzo
Tres meses después, a fines de marzo, el Big Mac cuesta en los locales porteños $4.700, casi 50% más. Con el dólar oficial ahora a $876, subió del equivalente a USD 3,83 a USD 5,36 (40%), aún menos que el precio en EEUU, pero la “subvaluación” del peso se redujo a 6 por ciento.
Además, asumiendo que el precio del sándwich y el valor de las monedas no variaron o lo hicieron muy poco en los demás países- la Argentina saltó del puesto 35 al 12 (detrás de Canadá) por precio en dólares de la hamburguesa. Ergo, en 3 meses la inflación se “comió” casi toda la subvaluación del peso o “competitividad-precio” del Big Mac argento.
Cabe acotar además que The Economist elabora dos versiones del índice Big Mac, una “cruda” y otra “gourmet”, en la que incorpora el llamado “efecto Balassa-Samuelson”, según el cual el índice debe ajustarse por el ingreso por habitante de cada país, pues la la mayor productividad de los más desarrollados implica salarios y poder adquisitivo superiores.
Según esa versión (en la que el peso uruguayo pasa a ser la moneda más sobrevaluada del mundo, por sobre el franco suizo), en diciembre el peso argentino no estaba 32%, sino solo 13,5% subvaluado, por lo que ahora sería ya una moneda “sobrevaluada”, candidata a otra devaluación.
En tres meses el precio de la hamburguesa (sola, no en combo) aumentó casi 50% en pesos y 40% en dólares y la “subvaluación” del peso argentino se redujo de 32% a 6 por ciento
Tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, como el propio presidente, Javier Milei, subrayan que no alterarán la pauta cambiaria de 2% mensual.
El curso del precio del dólares
Caputo dice que productores y comercializadores fijaron precios en pesos en función de un dólar de hasta $2.000 que -subraya- no se dio ni se dará, critica las promociones tipo 2×1 con que los supermercados buscan sostener los precios de lista por unidad y los insta a bajarlos. La inflación de marzo, aseguró el domingo pasado, ya corre a un dígito mensual.
Milei, en tanto, enfatizó ante empresarios la continuidad del “ancla monetaria”. La idea -dijo- es dejar un mínimo de circulante en pesos y que la economía se remonetice con dólares de los colchones, primer paso a la competencia de monedas y convivencia entre el peso y el dólar, de modo que una eventual flotación cambiaria ocurra en un rango menor, pues no habría tantos pesos para correr detrás del dólar. El ministro de Economía dijo incluso que la sequía de pesos se agudizará en los próximos meses.
La Argentina asiste así a una nueva pulseada peso-dólar-inflación, con fuerte deterioro del poder adquisitivo de los ingresos, en la que es clave la dinámica de precios mayoristas y minoristas.
En un reciente estudio, Franco Artusso y Lautaro Sibilla, economistas del Ieral de la Fundación Mediterránea, recuerdan que los precios mayoristas aumentaron en diciembre último 54% (a un ritmo anualizado de 17.700%), pero la tasa se redujo a 18% en enero y a 10,2% en febrero. En dólares los precios quedaron así entre 7% y 8% por debajo de los valores de septiembre 2023, conservando una parte pequeña del efecto-devaluación, incluidas condiciones comerciales como el “dólar blend” y el Impuesto PAIS.
Eso sí, papel y producción de papel y petróleo crudo (y su refinación) y gas natural quedaron más caros “en todos los dólares”. Y el rubro Alimentos y bebidas (el más sensible, por su peso en la canasta familiar quedó apenas 4% por debajo de septiembre 2023 en precios mayoristas y entre 9% y 16% en precios minoristas, según el dólar que se tome como referencia.
En relación a fines de 2019 los actuales precios mayoristas son “considerablemente más altos” en cualquier dólar en que se midan, con brechas de hasta 40%/50 por ciento (Artusso y Sibilla)
A su vez, Artusso y Sibilla precisan que en relación a fines de 2019 los actuales precios mayoristas son “considerablemente más altos” en cualquier dólar en que se midan, con brechas de hasta 40%/50 por ciento.
Y concluyen, “para estos próximos meses puede inferirse que, si los precios locales continuasen creciendo por encima de la tasa de devaluación, se terminará de perder el efecto de la última corrección cambiaria y los precios quedarían más altos que los que se tenía en setiembre del año pasado y se ampliarían aún más las importantes brechas que se observan con los valores de diciembre de 2019.
Que es más o menos lo que también dice la evolución del precio del Big Mac. Aquel mes, cuando asumió el gobierno de Alberto y Cristina Fernández, el Big Mac, según los datos compilados por The Economist, costaba 171 pesos y a $60,1 pesos del dólar oficial equivalía a USD 2,84, un 41% en dólares más barato que en EEUU.
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