La última semana fue dramática para la economía. Una mezcla de incertidumbre, ansiedad y temor se apoderó de los grandes inversores, pero también de los empresarios y de los consumidores. En todos los ámbitos se reflejaron estos síntomas. El mercado cambiario entró en una suerte de largo feriado en medio de fuertes controles de la AFIP en el microcentro, mientras la brecha se acercó a un nivel insoportable del 200 por ciento.
Al mismo tiempo se registró una fuerte caída de plazos fijos, ante ahorristas que buscaban refugio, mientras que las góndolas de supermercados ya no pudieron disimular el desabastecimiento en distintos rubros, desde agua hasta aceites o harinas y gaseosas, entre otros productos.
Por eso, el enorme desafío que enfrentará la política mañana es frenar esta espiral, que puede terminar en un descontrol del tipo de cambio, con el consiguiente traspaso a precios. Las advertencias sobre el peligro de caer en una hiperinflación se encuentran hoy más vigentes que nunca. La salida de dinero de los bancos podría finalmente desencadenarla, si es que no se frena a tiempo.
El tipo de cambio llegó a las PASO a $600, tras haber subido 20% en las tres semanas previas. Dos meses después ya había volado hasta los $1.000. Y en el cierre de la semana se registraron operaciones por encima de los $1.100, aunque por poco volumen. Con todas las cuevas del microcentro cerradas, conseguir dólares billete se volvió casi imposible. Y quienes tenían para vender preferían no hacerlo ante la falta de certeza y el riesgo de reposición.
Después de los votos
La respuesta que requiere una situación económica y financiera sumamente delicada debe llegar rápido. Pero para eso habrá que esperar el resultado que deparen hoy las elecciones presidenciales, que develarán algunas o quizás buena parte de todas las incógnitas que se acumulan en estas horas.
El resultado electoral influirá directamente en la reacción de los mercados, la cotización del dólar y también en las nuevas listas de precios que informen las empresas.
Se vivió una semana previa a las elecciones a pura histeria, lo que quedó reflejado en una brecha cambiaria cercana al 200%, salida de depósitos, un virtual feriado cambiario continuo y falta de productos en las góndolas.. Si hay balotaje, no será fácil evitar un deterioro mayor en el próximo mes
Antes, la expectativa es cuál será el panorama de mañana. El escenario de segunda vuelta, que aparece como el más probable, podría resultar muy problemático para resolver las tensiones que hoy aparecen en todos los ámbitos. Si Sergio Massa lograr llegar a la segunda vuelta pondrá toda la energía en mantener el dólar oficial sin cambios y en que no se siga disparando la brecha cambiaria. ¿Es factible mantener el dólar virtualmente parado por otro mes? No luce sencillo en absoluto.
Si Massa no llega al balotaje, no está claro si continuará en su rol de ministro hasta el 10 de diciembre. En cualquier caso, le resultará muy difícil sostener el congelamiento de combustibles, el sendero gradual de aumentos a partir de Precios Justos o mantener el congelamiento del dólar oficial. Es probable que el sinceramiento llegue, en este escenario, antes de lo pensado.
Discurso clave
Si alguien gana en primera vuelta, entonces desde el mismo discurso en la noche de hoy debería dar pistas sobre sus planes para salir de la crisis que enfrenta la economía y sobre todo empezar a recuperar la confianza de los inversores.
Patricia Bullrich, por ejemplo, vaticinó que si ella es una de las que entra al balotaje, inmediatamente se calmarían los mercados y mejorarían las expectativas.
Si en algo coinciden Massa, Milei y Bullrich es en la necesidad de equilibrar las cuentas públicas en 2024. Por eso, con independencia del resultado de hoy sería lógico que exista apoyo político para avanzar en la reducción del gasto y el equilibrio fiscal, ni bien termine la competencia electoral
Javier Milei también trató de llevar un mensaje de tranquilidad. Aseguró que está descartado un plan Bonex, prometió equilibrio fiscal financiero (que incluye el primario pero también el pago de intereses) y que su compromiso es cumplir con el pago de la deuda, es decir no volver a defaultear.
Pero la principal pregunta en el caso de un triunfo de Milei es sobre la implementación de su plan de dolarización: con qué recursos lo llevaría adelante y cuáles serían los plazos.
Consultatio Investment publicó un informe en el que advierte las consecuencias de un balotaje, al que asigna una chance “muy amplia”
“En este escenario -dice- los interrogantes seguirán sin despejarse. Anticipar la reacción del mercado en este contexto es muy difícil. La intriga se terminará el domingo a la noche, pero la incertidumbre no”.
Cuadro de situación
Argentina enfrenta las elecciones con una economía sumamente deteriorada. La inflación ya está en el 140% y podría terminar el año arriba de 180 por ciento. El Banco Central ya no tiene reservas propias y sigue endeudándose para intervenir en el mercado de dólares financieros. La brecha se encuentra en niveles insostenibles y muchas empresas dejaron de vender ante las dificultades para fijar precios.
El proyecto de dolarización sigue despertando dudas entre los inversores, que son escépticos respecto a la posibilidad de implementación. La falta de detalles de parte de Milei tampoco colabora para llevar tranquilidad y hay dudas respecto al nivel de reservas y el tipo de cambio que requiere este objetivo
La situación social también se agravó en los últimos meses, en medio de una inflación que en el caso de los alimentos roza el 15% mensual y provoca una caída de los salarios reales.
Con los niveles de incertidumbre política y económica que enfrenta la Argentina, evitar una espiralización de la inflación y del tipo de cambio debería ser el objetivo al menos de corto plazo, en cualquier el escenario post-electoral. Ya habrá tiempo para pensar en otros objetivos que apunten a sacar al país de un ciclo de decadencia ya crónica. La unificación cambiaria, el equilibrio fiscal y dejar de usar la emisión monetaria como auxilio serían apenas tres de las condiciones básicas para empezar a salir del pozo. Volver a una senda de crecimiento sostenido llevará mucho tiempo y requerirá un cambio estructural que hoy parece lejano.
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