Entre 2003 y 2023 la Argentina exportó casi 2,2 millones de toneladas por más de USD 3.700 millones de calamar illex, que en algunos años llegó a aportar más del 20% de las exportaciones pesqueras del país.
Pero la importancia de este invertebrado de la clase de los cefalópodos, a la que también pertenecen pulpos y sepias, trasciende largamente su aporte en dólares y peso en las ventas externas pesqueras: es una especie crítica para el equilibrio biológico del Mar Argentino y del Atlántico Sur en general.
“El calamar illex argentinus ocupa un lugar central en las tramas tróficas de la plataforma y el talud continental. Su alimento principal son los crustáceos planctónicos, aunque los calamares más grandes también pueden consumir peces y otros calamares, especialmente en el talud. Por otro lado, es presa de varias especies de peces óseos y cartilaginosos, así como de mamíferos y aves marinas”, precisó a Infobae la doctora Marcela Ivanovic, jefa del Programa Pesquerías de Cefalópodos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), quien hace años investiga y releva la especie.
Vida corta
Los calamares, agregó Ivanovic, “son de vida corta (1 año) con altas tasas de crecimiento y reproducción, características que los hacen ecológicamente oportunistas; son muy sensibles a las condiciones ambientales (temperatura, disponibilidad de alimento), sobre todo en el período de reproducción y primeras etapas del ciclo vital. Esto resulta en la elevada variabilidad de la abundancia anual. En la última década, la captura total de calamar argentino en el Atlántico Sudoccidental (flotas poteras y arrastreras, argentinas y extranjeras) varió entre 100.000 toneladas (2016) y 900.000 toneladas (2015). En 2015, el calamar argentino fue el cefalópodo con mayores capturas a nivel mundial, superando al calamar gigante de Perú”, agregó Ivanovic.
“Dado su papel como depredador y presa, el calamar sustenta toda la cadena trófica y realiza funciones oceánicas de vital importancia; como transportar carbono y nutrientes entre los ecosistemas marinos o actuar como bombas biológicas transeúntes”, subraya a su vez un estudio de la ONG Greenpeace.
Lo cierto es que la especie está amenazada por la presencia anual de más de 500 buques extranjeros, mayormente chinos, pero también surcoreanos, taiwaneses, españoles y otros con bandera “de conveniencia” (en la actual campaña hay, por caso, un buque chino con bandera de Vanuatu), que pescan en el borde exterior de la línea de 200 millas desde la costa continental, límite de la Zona Económica Exclusiva de la Argentina (ZEEA), en la que solo pueden operar buques de bandera nacional.
Área crítica
El problema no son tanto las esporádicas incursiones de la flota extranjera en la ZEEA, sino su actividad al borde del talud continental, en especial entre las latitudes 43 y 47, en el llamado agujero azul, donde la confluencia de las corrientes cálida de Brasil y fría de las Malvinas genera una alta concentración y la escasa profundidad facilita la captura por buques poteros -cerca de dos tercios de la flota extranjera- que pescan en exclusiva calamar, amén de arrastreros (pesca con red) que también capturan esa y otras especies.
Los datos aportados por Ivanovic son claros al respecto. Según las estimaciones del Inidep, entre 2013 y 2023, mientras los buques de bandera argentina pescando en la ZEEA capturaron 1,29 millones de toneladas de calamar, la flota extranjera capturó en la “Milla 201″ más de 1,7 millones de toneladas, un 32% más. En 2021, por caso, la flota extranjera casi duplicó la pesca de calamar realizada en el Mar Argentino. Y en 2015 más que la triplicó.
Las capturas en la Milla 201, explicó Ivanovic, se estiman sobre la base del número de barcos, su posición y el Programa Sensoramiento Remoto del Inidep y análisis de imágenes satelitales nocturnas de luz, aplicando la captura por unidad de esfuerzo pesquero de la flota potera nacional en zonas contiguas en el mismo momento”.
Esos datos no incluyen la captura de las flotas poteras taiwanesa y coreana que operan dentro de la Zona Económica disputada con el Reino Unido en torno de las Islas Malvinas.
La temporada de los poteros argentino (cerca de 70 barcos), en Mar Argentino, “arrancó bien, con aparición de uno de los cuatro stocks de calamar (el sudpatagónico) que no veníamos pescando en los últimos años”, dijo a Infobae Darío Sócrate, director de la Cámara de Armadores Poteros Argentinos (CAPA).
Este viernes, además, se inició la segunda etapa de la zafra, al norte del paralelo 44. El problema, dijo Sócrate, es que la flota extranjera no está sujeta a esos tiempos. Mientras la temporada para los poteros argentinos abre en enero, los extranjeros llegan y empiezan a pescar en noviembre del año previo y se quedan pescando después del cierre de la campaña nacional.
Asimetría
Según Sócrate, es una enorme asimetría, teniendo en cuenta que los tiempos y áreas de captura en la ZEEA se fijan en función de cálculos de “tasa de escape” del calamar que realiza el Inidep, para asegurar la reproducción y preservación de la especie. Pero el “escape” puede no ser tal, por la presencia de la flota extranjera (los buques chinos son abrumadoramente poteros) en las narices del Mar Argentino.
El calamar es clave no solo por su lugar en la cadena trófica, sino por todo lo que se pesca en la Milla 201, sin control. Deberíamos tener como objetivo nacional ordenar y reglamentar allá afuera (Sócrate)
“El calamar es clave no solo por su lugar en la cadena trófica, sino por todo lo que se pesca en la Milla 201, sin control. Deberíamos tener como objetivo nacional ordenar y reglamentar allá afuera. El gobierno anterior decía que un acuerdo internacional sobre esa zona (en el que terciaría el Reino Unido, por su presencia en Malvinas) podía afectar nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas, pero hay que encontrarle la vuelta. No hacer nada es peor. Hay que encontrar alguna forma, sean acuerdos bilaterales o multilaterales”, dijo Sócrate.
El último viernes, en una presentación en la dirección de Informática y Comunicaciones del Edificio Guardacostas, sede de la Prefectura Naval Argentina (PNA), en la que buscó reafirmar la centralidad de esa fuerza en el patrullaje y poder de policía y se exhibió un video sobre su trabajo en el Mar Argentino, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que el gobierno trabaja en lograr un acuerdo internacional sobre la Milla 201, que no comprometa el reclamo de soberanía sobre Malvinas, con un doble objetivo: 1) cuidar las especies y el Mar Argentino, y 2) que la pesca en aguas internacionales se haga de manera sustentable.
Con ayuda de EEUU
En el marco de ese objetivo y de una reorientación de la política exterior, el gobierno negocia el arribo en los próximos meses, para “ejercicios” conjuntos con Prefectura, del USCGC James, el quinto buque más grande de la flota Legends de la Guardia Costera de EEUU.
Según Milko Schvarzman, especialista en conservación marina del Círculo de Políticas Ambientales (CPA), es falso que un acuerdo sobre la Milla 201 implique reconocer soberanía inglesa sobre Malvinas. “Hay acuerdos de todo tipo, en diferentes regiones del mundo; no tienen por qué significar cesión de soberanía. Hay formas de llegar al monitoreo. Argentina forma parte del Camelar (un acuerdo sobre especies del Atlántico Sur y la Antártida), en el que también está el Reino Unido”. ¿Cómo no se puede crear una comisión u organismo, de la forma que sea, para regular aguas internacionales, si ya se integra uno que regula aguas en disputa?, pregunta retóricamente Schvarzman, y alerta sobre lo que ocurrió con el calamar de Japón en el Pacífico Norte, que colapsó por la pesca indiscriminada de buques chinos.
Es falso que un acuerdo sobre la Milla 201 implique reconocer soberanía inglesa sobre Malvinas (Schvarzman)
De hecho, un documento de 2018 de Kentauro Furuya, investigador de la Sasakawa Peace Foundation, una organización japonesa, da cuenta de la depredación china en el Mar del Japón, en especial de las poblaciones de calamares y cangrejos.
En un pasaje, Furuya agrega: “la actividad incontrolada de pesqueros chinos en el Mar del Sur de la China también es vista como un problema por los países vecinos. La actividad pesquera china que ignora la conservación de los recursos no se limita a Asia. Recientemente, hasta 260 buques chinos hicieron pesca en gran escala de tiburones en cercanía de las Islas Galápagos, en Ecuador. Su acción generó preocupación por la preservación de los recursos de ese ecosistema”.
“La depredación en el Pacífico Norte muestra que deberíamos evitar que aquí suceda lo mismo. El calamar es una especie de ciclo tan corto: en caso de colapso no avisa con tiempo. Además, la mayor captura se hace en zonas no reguladas”, subrayó Schvarzman, que en una presentación ante el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) destacó que Ecuador en un año hizo retroceder a la flota china (algo similar logró Perú) más que la Argentina en los últimos 20 años, sin haber capturado antes un solo buque de bandera china incurriendo en pesca ilegal, mientras en ese lapso la Armada y la Prefectura argentinas capturaron más de 100 buques extranjeros, mayormente chinos, como surge, por ejemplo de la foto de 21 “killmarks” de buques atrapados por el patrullero “Prefecto Derbez”, de la PNA (ver arriba).
Imágenes satelitales suministradas por el especialista muestran cómo la concentración de buques extranjeros a la altura de las costas de esos dos países está mucho más alejada de sus respectivas “Millas 200″ que en la Argentina, donde pescan sobre la mismísima línea.
Ante esa observación por parte de Infobae, la ministra Bullrich comentó que en el caso de Ecuador la flota china se retiró a pescar en otras zonas de buena pesca, cosa que en el caso argentino no ocurre, por el gran atractivo que ofrece el “agujero azul”, muy cercano a la Milla 200.
En 2023 la revista británica The Economist destacó que Ecuador y Perú tomaron medidas efectivas contra la pesca ilegal, pero no sucedía lo mismo con la Argentina que –afirmaba entonces- “ve en China un ‘aliado ideológico’, ni con Uruguay, que aspira a lograr un acuerdo de libre comercio con Beijing”.
También el viernes, en una presentación en la Bolsa de Comercio de Córdoba, la canciller Diana Mondino, dijo que la Argentina ignoró “por décadas” la importancia del Atlántico Sur, ahora potenciada por los problemas en el Canal de Panamá (una sequía limitó su navegabilidad) y en el Canal de Suez (desde el atascamiento, años atrás, del portacontenedores Evergreen, hasta recientes ataques misilísticos huttíes, presumiblemente con apoyo iraní).
Además de su riqueza ictícola y energética, el Atlántico Sur es clave para que el mundo pueda “comerciar sin interferencias” dijo Mondino, en apoyo del proyecto de “base dual” en Tierra del Fuego con apoyo de EEUU y otras “democracias liberales”.
De bandera de conveniencia a puerto de servicio
Otro problema para la defensa del caladero argentino son los servicios que el puerto de Montevideo presta a la flota que pesca en la Milla 201 y a la veintena de reefers con bandera de conveniencia panameña: son buques refrigeradores que abastecen de combustible a los pesqueros y reciben su carga pesquera, lo que permite a poteros y arrastreros seguir pescando sin interrupción.
Durante muchos años, Uruguay sirvió como “bandera de conveniencia” a buques extranjeros, hasta un episodio que tuvo repercusión internacional, la persecución en 2003 (la más larga de la historia hasta entonces) del Viarsa 1, un pesquero español con bandera uruguaya detectado haciendo pesca ilegal de merluza negra en aguas australianas. En una persecución que duró tres semanas, sumó casi 8.000 kilómetros y a la que se sumaron naves británicas y sudafricanas, la patrulla aduanera de Australia lo siguió por el Océano Índico, hasta aguas antárticas, donde un rompehielos debió rescatar a los tripulantes del Viarsa, que fue finalmente desguazado en un astillero de la India.
Uruguay empezó a retacear su bandera, pero siguió ofreciendo los servicios de su puerto y llegó a tener como cónsul de Galicia en Montevideo y asesor en materia pesquera a Manuel Barros, un audaz empresario gallego dueño de buques identificados como “piratas”, por reiterada pesca ilegal, reconoció “El Faro de Vigo”, la localidad más populosa de Galicia (la misma publicación refirió, la semana pasada, el encallamiento del Frío Chikuma, un reefer de bandera panameña y capital gallego que opera en el área de Malvinas y provee servicios de transporte de calamar a otras compañías gallegas; he ahí otra de las “filtraciones” al cuidado de la especie).
Un acuerdo para cuidar el calamar debería incluir también a Brasil y Uruguay, porque llega hasta el sur de Brasil (Schvarzman)
“Un acuerdo para cuidar el calamar debería incluir también a Brasil y Uruguay, porque llega hasta el sur de Brasil”, dice Schvarzman.
El recorrido vital de la especie arranca frente a la costa al sur de la provincia de Buenos Aires, sigue por adentro del Mar Argentino hacia el sur, y cuando gira hacia el norte lo hace hacia afuera, dibujando habitualmente una suerte de óvalo que muy a menudo pasa por el “agujero azul”, donde por más “tasa de escape” que fijen las autoridades pesqueras argentinas lo esperan centenares de poteros extranjeros (80% chinos, 20% coreanos y taiwaneses, cerca de 5% españoles y el resto con “bandera de conveniencia”) no sujetos a limitación alguna.
A principios de marzo la Prefectura Naval Argentina detectó al Calvao, un potero portugués, pescando ilegalmente más de 10 kilómetros al interior del “Mar Argentino”. No era la primera vez; en mayo de 2020 el mismo buque había sido llevado a puerto tras una persecución de 3 horas y fue liberado tras el pago de una exigua multa. Esta vez, tras recibir la comunicación por radio, pues no había ningún patrullero cercano para abordarlo, el Calvao se dio a la fuga.
Ahora, sin embargo, dijo a Infobae el Prefecto Nacional Guillermo Giménez Pérez, contando con numerosa evidencia de la infracción (la pesca ilegal no es un delito, sí lo es la fuga) la Argentina hizo un “sumario en ausencia” y pidió la captura a Interpol, por lo que el buque no podrá entrar a ningún puerto del mundo sin ser detenido.
Con Beijing, más poderoso y acreedor financiero de la Argentina, la cuestión luce más complicada. Además, cerca de un tercio de la flota potera con bandera argentina que pesca dentro de la ZEEA (unos 70 buques) es de capitales chinos, algo que queda en claro de la lectura del “primer informe de la pesquería de calamar” del Inidep este año.
Cerca de un tercio de la flota potera con bandera argentina que pesca dentro de la ZEEA (poco más de 70 buques) es de capitales chinos
El documento remarca las dificultades que tuvieron los poteros que intentaron pescar “al sur del paralelo 49″ y precisa en un pasaje: “la mayoría de estos poteros tienen bandera argentina, pero pertenecen a empresas mixtas con compañías asiáticas, como el caso de Lu Qing Yuan Yu 280, Lu Qing Yuan Yu 288, Vierasa 18, Esther 153, Hai de Li 701, Huyu 962, Huyu 907, Huyu 961 y Zhou Yu 10″.
Además de la preservación del calamar como especie clave del Mar Argentino, otra preocupación de la pesca es el desorden institucional del sector, reflejada en la falta de conformación del Consejo Federal Pesquero (CFP), el conflicto en el Inidep, por el despido de personal, la falta de respuesta del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Fernando Vilella a pedidos de reunión para evaluar la situación del sector e incluso el despido, este viernes de dos subsecretarios del área agrícola.
El subsecretario de Pesca, Juan Antonio López Cazorla, es observado con atención por su accionar en el reciente caso del Tai An, un buque de bandera argentina de un empresario chino radicado en Tierra del Fuego que pescó ilegal y alevosamente grandes volúmenes de merluza negra, la especie más cara del Mar Argentino. López Cazorla fue quien autorizó -excepcionalmente- el inicio de la segunda etapa de la temporada de calamar, decisión que pertenece al no conformado CFP.
El Consejo se integra con el subsecretario de Pesca, que lo preside, un representante de cada una de las cinco provincias argentinas con litoral marítimo (Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), uno de la cancillería, uno de Ambiente y dos designados directamente por el Ejecutivo.
Amén de faltar la designación de al menos 3 integrantes (el designado inicialmente por la cancillería, Pablo Ferrara, renunció tras el escándalo del Tai An), en el sector causó estupor la designación como representante de Río Negro de Sergio Paleo, un abogado marplatense ligado al exadministrador de la AFIP, Ricardo Echegaray, y al escándalo de las millonarias y truchas “compensaciones” que distribuía la luego disuelta Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) y que supuestamente asignó hasta a changarines del puerto de la “Ciudad Feliz”.
“Nombrar a ese tipo con el currículum que tiene es indignante; no tiene nada que ver con la pesca, es un abogado ligado a la Cámpora”, dijo a Infobae Roberto Maturana, oficial de Marina Mercante e Investigador, que lo conoció hace más de 30 años, en la Asociación de Capitanes y Pilotos de Pesca.
“No es casual que lo nombre una provincia depredada: no hay más pescado en San Antonio (Este y Oeste). Ahora están pidiendo la emergencia pesquera después de haber permitido que quienes vendieron sus permisos de pesca en Mar Argentino pesquen en aguas provinciales, la llenen de chatarra vieja y depreden lo que había. “Hicieron un desastre y hoy piden emergencia pesquera, porque quedó sin trabajo mucha gente que había ido a trabajar en las plantas de procesamiento”, completó Maturana.
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