El Gobierno afrontará entre martes y miércoles vencimientos de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos USD 3.400 millones, mientras las reservas siguen en niveles bajos, en torno de los USD 24.500 millones.
En este contexto, es relevante considerar las implicaciones para las reservas del país. Tras ese pago, las reservas brutas deberían caer a la zona de los USD 21.000 millones, el nivel más bajo de la gestión de Alberto Fernández, pero en Economía aseguran que el impacto no será tan grande, porque se volverá a echar mano del swap con China.
Este punto nos lleva a otra fuente de financiamiento que el Gobierno ha estado utilizando. También se utilizarían unos USD 1.900 millones en derechos especiales de giro (DEG), la moneda del FMI, para afrontar estos compromisos, pero no hay claridad sobre hasta dónde se verán afectadas las reservas.
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Es aquí donde entra en juego la relación con China. El swap con China -la segunda economía mundial- es un acuerdo secreto sobre el cual se desconoce la tasa de interés que debe afrontar la Argentina.
Con respecto a los pagos inminentes, hay detalles específicos que deben considerarse.
Este martes vence un pago de capital de USD 2.600 millones. El miércoles, mientras tanto, vence otro de USD 800 millones de intereses.
Es importante tener en cuenta el calendario original de pagos. El calendario original estipulaba un primer pago el 6 de octubre por USD 1.280 millones, otro el 12 de octubre por USD 640 millones y un tercero por USD 673 millones, el último día de octubre. Ahora pagará los USD 2.600 millones, todos juntos, el martes 31. Para el día siguiente quedan los intereses.
En este marco, el equipo económico tiene sus propias aspiraciones. Para compensar esta salida de divisas, el equipo económico aspira a que se acelere la liquidación de divisas a partir de la generalización del dólar soja a todas las actividades, hasta el 30 de noviembre próximo.
La situación con el FMI también tiene su propio contexto. Los vencimientos con el Fondo Monetario llegan en medio de las tensiones con el organismo por el incumplimiento del acuerdo y la pérdida de reservas en octubre.
En el ámbito político, hay otros factores que entran en juego. Massa liberará en estas los fondos tras postergar los compromisos de octubre hasta después de las elecciones del domingo pasado, en las que logró ingresar al balotaje como el candidato más votado, lo que redujo las expectativas de devaluación.
Este aplazamiento tuvo su origen en circunstancias económicas específicas. A principios de octubre, el ministro-candidato resolvió aplazar los vencimientos para este martes, con aval del FMI, en vista de la caída de reservas y los primeros síntomas de corrida cambiaria.
Luego, el 18 de octubre, con la activación del segundo tramo del swap por USD 6.500 millones, anunció que iba a “precancelar” la deuda la semana pasada, algo que finalmente no ocurrió.
En este contexto, el swap con China tuvo un papel específico. La liberación de yuanes del swap chino fue una de las medidas que adoptó Massa para evitar una devaluación antes de las elecciones.
El escenario económico en ese momento era particularmente delicado. Uno de reservas netas negativas (de entre USD 7.000 y USD 10.000 millones, según distintos cálculos privados) y corrida cambiaria.
Este escenario llevó al Gobierno a buscar alternativas. Por la negativa del Fondo a girarle recursos, la Argentina recurrió en junio, julio y agosto a otros prestamistas (CAF, China y Qatar) para cancelar vencimientos con el organismo.
Mirando hacia el futuro, hay ciertas proyecciones que se deben tener en cuenta. Ahora, desde la cartera económica estiman que restan USD 1.900 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG) del último desembolso del FMI, lo cual implica que se deberá utilizar el swap para cubrir la diferencia.
Antes del balotaje del 19 de noviembre próximo, la Argentina tendrá otro vencimiento con el Fondo Monetario, por unos USD 800 millones. El FMI prevé comenzar en noviembre otra auditoría, de la que depende la liberación de otros USD 3.400 millones.
Bajo está lógica, entonces, el Gobierno quedará solo hasta fin de año para hacer frente a las obligaciones financieras con el FMI.
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