Por tercera vez en tres meses, el Banco Central (BCRA) volvió a bajar el plazo de pago para autos importados. Las operaciones que en julio se abonaban a los 180 días de nacionalizar un automóvil hoy se pagarán a los 60 días, de acuerdo con una norma publicada en las últimas horas. De esta manera, se adecuó al tiempo que ya tenían para pagar al exterior la mayoría de los bienes.
La reducción -progresiva- de seis a dos meses debería verse reflejada en un volumen mayor de unidades que entren al mercado, especialmente desde los países de la región con los que hay convenios de comercio con arancel 0% de importación. Para las terminales que producen en el país pero además importan, y para los importadores netos, la medida mejora notablemente las condiciones financieras de sus operaciones, con las que tuvieron que lidiar en los últimos dos años.
Cuando comenzó la gestión del gobierno actual, la industria en general, y la automotriz en particular, había alcanzado un nivel de endeudamiento en el exterior que, a decir de los propios ejecutivos de las terminales que producen autos en Argentina, era el más alto de la historia. La falta de dólares del BCRA había llegado incluso a impedir que algunas empresas pudieran usar dólares propios, ya que para el gobierno de Alberto Fernández, esos fondos eran también parte de las reservas.
Así fue como una de las primeras soluciones que encontró la nueva administración fue crear los bonos llamados BOPREAL, que permitieron dar certidumbre de pago de las deudas acumuladas en distintos plazos de acuerdo a la serie que se suscribiera, y que van desde 2025, para montos más chicos, hasta 2027 para las deudas de mayor envergadura. Casi todas las fábricas suscribieron este título, aunque bajo distintas circunstancias. En algunos casos, con apoyo total de casa matriz y, en otros, con mayores condicionamientos, lo que hará que el nivel de endeudamiento o la cuenta corriente para seguir importando autos sea acotado por los próximos dos a tres años.
De ese modo, quedaron bastante acomodadas las deudas acumuladas durante 2023, pero para que la rueda siguiera girando también había que tomar la segunda variable, que es el flujo de pagos de las importaciones actuales, las que se siguieran haciendo. Vale recordar que la administración de Javier Milei eliminó las SIRA, que eran las autorizaciones de importación discrecionales que había hasta entonces, y las reemplazó por los SEDI, el sistema de registro de importaciones que sólo cumple una función estadística y no una limitación de operaciones. Es decir que la importación ya no depende de un cupo o una autorización, sino de las posibilidades económicas y financieras de cada marca.
Pero el plazo fijado por las autoridades para acceder al MULC y pagar las importaciones comenzó siendo de 180 días, y eso ya imponía un límite. La negativa para operar con plazos de seis meses para hacer efectivos los pagos, llevó a algunos importadores a operar fuera del MULC, con dólares financieros, que al ser más caros generaban un perjuicio en la operación y en el precio del auto importado. En el caso de las terminales, que operan necesariamente con dólares oficiales, el costo financiero que implicaba vender en pesos y tener que pagar en dólares medio año después era altísimo también, y por lo tanto fue una limitación para que algunas marcas decidieran importar volúmenes más bajos como modo de resguardarse.
Así fue como la cantidad de autos importados fue subiendo más lentamente en los primeros meses, aunque con una tendencia natural a equilibrar las desproporciones del 30/70 versus los productos nacionales a la que se había llegado en los últimos dos años. Sin embargo, todo empezó a cambiar en junio, cuando el Banco Central comunicó que ese plazo de 180 días cambiaba a 120 desde julio, y nuevamente los bajó de 120 a 90 días desde agosto.
Fue entonces cuando los más conservadores decidieron importar más unidades, lo que se vio reflejado en el comportamiento del mercado, en el que a fines del mes pasado empezaron a subir considerablemente modelos que se fabrican en Brasil y México.
Con la novedad de una nueva baja, ahora a 60 días, la tendencia seguirá en el mismo sentido, no sólo para las automotrices, que tienen esa cuenta corriente con casa matriz mucho más grande, sino también para los importadores puros que operan con dólares oficiales o dólares propios, y que dependían del plazo de acceso al MULC para cancelar sus importaciones.
“Es una excelente medida que va en la dirección que beneficiará a la gente. Esta nueva reducción de plazos a 60 días tendrá impacto en el mercado porque seguirá mejorando la oferta y por lo tanto el precio”, dijo este viernes Hugo Belcastro, presidente de CIDOA, la cámara de importadores de autos argentina, ante la consulta de Infobae.
“Bajar a 60 días nos acerca a los 45 días promedio que tienen el resto de los productos. Lo ideal es llegar en algún momento se pueda salir de esa obligación de pagar a determinados días después de nacionalizar. En cualquier país el acuerdo es entre privados y de ese modo se acuerdan los pagos”, reflexionó un ejecutivo de una de las principales automotrices argentinas.
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