Como adelantó Infobae esta mañana, el Gobierno anunciará un dólar más alto para el agro como medida de estímulo a las exportaciones y para intentar alimentar con USD 2.000 millones a las alicaídas reservas del Banco Central, en el marco de una serie de medidas que diseña el Ministerio de Economía mientras intenta cerrar la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Si bien altas fuentes oficiales confirmaron la dirección que tendrán esas medidas, dos aspectos clave aún no se conoce: por un lado, el precio que tendrá esa divisa diferencial; y por otro, su alcance final. Por lo pronto, aseguraron que incluirá una mejora para la cotización diferencial para algunas economías regionales que ya está vigente -hoy es de $300 y se mantiene hasta fines de agosto- e incluirá también al maíz.
Para este cultivo en particular hacen en Hacienda una diferenciación: buscarán que una parte quede destinada específicamente al mercado local y que no pueda venderse al exterior con ese dólar más alto. El riesgo sería que, de lo contrario, habría un incentivo claro para remarcar precios de alimentos en el mercado doméstico.
La prioridad del equipo económico será sumar la mayor cantidad de divisas posible al BCRA, ante una caída pronunciada en el volumen de las arcas internacionales, que según Portfolio Personal Inversiones ya es de USD 1.136 millones solo en julio. En ese plano, el menú de medidas que prepara y busca anunciar en las próximas horas el Poder Ejecutivo también incluye un encarecimiento de las importaciones de algunos sectores, que hoy se realizan a dólar oficial.
En paralelo, entonces, habrá un nuevo impuesto a las importaciones, el impuesto PAIS que se aplica a los consumos en dólares, pero para los productos y servicios que se pagan al exterior. Así, una porción de las importaciones dejarán de pagarse al dólar oficial.
Tampoco se conoce, por el momento, el porcentaje del nuevo tributo -el PAIS, en su concepción original, era de un 30% para la compra de divisas o consumos dolarizados-, pero según pudo saber este medio, para la importación de bienes suntuarios incluirá una alícuota de dos dígitos, mientras que bienes intermedios tendrá un recargo tributario de un dígito. Los números finos todavía están en etapa de definición, ya que es un tema que forma parte del ida y vuelta con el Fondo Monetario.
Otras importaciones, como aquellas ligadas a la producción de bienes que formen parte de la canasta básica y a la producción de energía, no tendrán ningún componente impositivo y seguirán con dólar a precio oficial. “Y quienes paguen sus importaciones con sus exportaciones sin usar el MULC, no pagarán ni PAIS ni IVA”, dijeron en Economía.
El encarecimiento de algunas importaciones, así, perseguirá un doble objetivo. Por un lado, que las compras al exterior sean más caras y que el BCRA no tenga que desprenderse de parte de sus reservas con un tipo de cambio considerado por el mercado y el FMI como muy atrasado, como expresa la alta brecha cambiaria. Y, por otra parte, reforzar los ingresos fiscales tras el desplome de recaudación que tuvo lugar como efecto de la sequía.
Las medidas se anunciarán mañana mientras, en paralelo, una misión de funcionarios de Economía negocia con el FMI en Washington la recalibración del programa vigente con el organismo.
En ese sentido, un portavoz del Fondo Monetario aseguró este jueves: “Nuestros equipos continúan trabajando constructivamente, en persona, con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre la quinta revisión del programa de Argentina respaldado por el Fondo. Las discusiones continúan enfocadas en las políticas para fortalecer las reservas y mejorar la sostenibilidad fiscal”, dijo.
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