El Gobierno le puso números al impacto que ya está generando la histórica sequía en las cuentas públicas. Al divulgar los datos fiscales de abril, la secretaria de Hacienda indicó que la pérdida de recaudación en el primer cuatrimestre ya se ubica en los $ 580.000 millones respecto a lo que se había estipulado en el Presupuesto 2023.
“Por cuarto mes consecutivo, se evidenció un impacto negativo en la recaudación asociado a los tributos del comercio exterior”, explicaron. Como consecuencia, la recaudación aumentó muy por debajo de la inflación, solo 88%. Si se hubiera excluido este tributo, el incremento de los ingresos hubiera llegado a 102,7%, igual todavía debajo de la inflación acumulada en los últimos doce meses (108,8%).
Los datos de recaudación dejan en evidencia que la sequía es mucho más que un dolor de cabeza para el Banco Central, que sigue perdiendo reservas. La reducción de exportaciones llegaría este año al 20% en relación al 2022, lo cual también está generando estragos en el frente cambiario. Ayer, por ejemplo, se perdieron USD 155 millones de reservas, que quedaron por debajo de los USD 33.000 millones.
Pero la falta de lluvias que afectó gravemente la producción agrícola y en particular la de soja, tiene efectos múltiples sobre la economía. A la presión cambiaria, se suma la caída de la recaudación, por ende más déficit fiscal y mayor emisión monetaria.
Además, también está el efecto sobre la actividad económica, que este año presentaría una caída cercana al 4% en buena medida por efecto de la menor actividad agropecuaria. También se ve el impacto del menor nivel de consumo por el efecto de la inflación en los ingresos.
“El desempeño de los recursos asociados al mercado interno y a la seguridad social amortiguaron parcialmente el efecto de la sequía en los ingresos totales”, señalaron desde Hacienda, aunque de todas formas ya no alcanza para compensar el incremento de los precios.
El Gobierno destacó que el gasto primario también bajó significativamente en términos reales, alrededor del 9,7%. Así se buscó que el rojo fiscal no se siguiera disparando, aunque finalizó en $ 331.372 millones en abril.
La recaudación se desplomó en relación a la evolución de la inflación, en buena medida por la caída de los ingresos de las retenciones a las exportaciones. En el primer cuatrimestre ingresaron $ 580.000 millones menos de lo previsto y el deterioro será todavía mayor en los próximos meses, aumentando el déficit fiscal
Las proyecciones de rojo fiscal superan ampliamente las que se habían negociado originalmente con el FMI. Del 1,9% de rojo primario se estaría pasando a cerca del 3,5%. Ya en el primer trimestre se incumplió con la meta que se había fijado originalmente. El rojo primario acumulado en los primeros cuatro meses del año ya es de 0,59% del Producto, pero seguirá en aumento ante la caída real de la recaudación.
El argumento principal de Sergio Massa para justificar la renegociación del acuerdo con el FMI es el efecto que generó la sequía no solo en las reservas sino también en las cuentas fiscales.
Ahora la promesa es que en la semana del 12 de junio llegaría el visto bueno del staff del Fondo para reestimar las metas hasta fin de año. Esto iría de la mano de un desembolso adelantado por un total de USD 10.800 millones, que incluye lo que el organismo tendría que enviar el tercer y cuarto trimestre del año.
El equipo económico argentino sostiene que esos dólares resultan fundamentales no solo para hacer frente a los compromisos de deuda con el propio FMI y con el sector privado. Esos recursos son claves para continuar interviniendo en el mercado cambiario y evitar una disparada de los distintos tipos de cambio.
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