Los últimos indicadores marcan que la economía ya desaceleró fuertemente su caída y el Gobierno cree que efectivamente se tocó un piso en marzo. El discurso del equipo económico, sin embargo, mostrará más bien cautela y prefieren que sean los hechos los que dejen en claro no solo que ya se llegó al peor momento de la recesión, sino que además los indicadores comienzan a mostrar un repunte.
Uno de los indicios es el indicador de actividad económica (EMAE), que publicó esta semana el INDEC, correspondiente a enero, que arrojó una caída de sólo 1,2% respecto a diciembre. Aunque todavía no hay cifras oficiales, en febrero ya se habría tocado el piso, como reflejó el Índice General de Actividad (IGA) de Orlando Ferreres, que arrojó una ínfima mejora (pero mejora al fin) de 0,1% respecto de enero.
Puesto en términos de la calle, no significa que las ventas hayan repuntado. Pero sí que llegaron a un piso. Por supuesto que el dato de febrero no es concluyente, pero en distintos sectores marcan que en marzo el panorama fue similar. Es decir que no mejora el consumo, pero tampoco continuó cayendo.
Parece bastante obvio que el próximo trimestre será positivo para el PBI, porque se viene una fuerte recuperación de la actividad agropecuaria. El contraste con la sequía del año pasado será notable, por lo que el repunte de los principales indicadores será muy notorio.
De todas formas, la mejora que empezará por el interior difícilmente llegue rápido a los grandes centros urbanos. El economista Fernando Marull indicó que la mejora podría ser en forma de “V”. Aún en ese caso, solo alcanzaría para recuperar lo que se perdió desde el fuerte bajón que sufrió la actividad en el último trimestre de 2023, especialmente después de la devaluación y el fogonazo inflacionario de diciembre pasado.
“Lo que uno ve es que la inflación seguirá su tendencia a la baja y los salarios en muchos sectores están aumentando al 15% mensual. Incluso los haberes jubilatorios van a ir recuperando más rápido que los precios. Y eso dará lugar en el segundo semestre a una aceleración en el ritmo de mejora”, explicó el analista.
En Econviews coinciden en que la inflación también continuará con su tendencia a la baja. Para marzo midieron 12%, con fuerte desaceleración en alimentos, y para abril ya podría ubicarse en 10%. Si esto ocurre, lo más probable es que en mayo vuelva a valores de un dígito. Andrés Borenstein, director de la consultora, indicó que “la pregunta relevante quizás no es si la inflación va a estar pronto debajo del 10%, sino cuándo puede estabilizarse en niveles de 1% o 2% mensual. Y para eso será necesario un plan de estabilización en serio”.
La salida del cepo cambiario se ve como una condición necesaria para consolidar la recuperación económica. Sin embargo, la afirmación de Javier Milei sobre la intención de dejar constante la cantidad de pesos en la economía también generó dudas. El Presidente indicó que la remonetización debe darse “con la plata que la gente tiene en el colchón”, algo que es mucho más difícil de lograr que hacerlo a través de la expansión monetaria por parte del BCRA.
Eso significa que en la medida que la prioridad sea la lucha contra la inflación y conseguir una reducción mucho más rápida. Sin embargo, esto podría demorar el ritmo de la reactivación, que podría demorar más tiempo en suceder. Además, el segundo semestre por lo general es más flojo, porque se terminan los dólares de la cosecha y la economía depende mucho más del mercado interno.
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