El Fondo Monetario Internacional oficializó el recorte en la exigencia de acumulación de reservas para el primer trimestre pero exigirá que entre abril y junio el Banco Central sume casi USD 5.000 millones, según los números finales que dio a conocer el organismo este lunes en el staff report de la cuarta revisión trimestral. El organismo alertó por la inflación, la implementación del programa, aseguró haber registrado un atraso cambiario y pidió un control más estricto del gasto público.
“La implementación de políticas macroeconómicas más prudentes en la segunda mitad de 2022 respaldó una moderación en la inflación y mejoras en los saldos fiscal y externo hasta fines de 2022. Sin embargo, en el contexto de desequilibrios macroeconómicos aún grandes y los desafíos de una sequía cada vez más severa, las incipientes mejoras en la inflación y la cobertura de reservas han resultado evasivas”, mencionó el informe técnico aprobado por el directorio.
“Los reveses en las políticas han contribuido al bajo rendimiento reciente y se han sumado a las incertidumbres sobre la determinación política de adherirse al programa antes de las elecciones. Las autoridades reafirmaron su compromiso de implementar el programa, que continúan considerando como el ancla clave para la formulación de políticas”, consideró el Fondo Monetario.
“En este contexto, los debates de revisión se centraron en el fortalecimiento de las políticas para garantizar el cumplimiento de los objetivos clave subyacentes del programa y en la mejor manera de adaptarse a un entorno cada vez más complejo, evitando al mismo tiempo generar vulnerabilidades futuras”, sostuvo.
El FMI reclamó medidas de control más estricto del gasto en subsidios y alertó sobre el costo “no esperado” de la moratoria previsional. “El cumplimiento continuo de los objetivos fiscales requerirá la implementación oportuna de medidas de alta calidad, particularmente en el frente de la energía y la asistencia social, para compensar los impuestos a la exportación más bajos debido a la sequía y dar cabida al gasto prioritario en infraestructura”, apuntó.
“Mientras tanto, será fundamental mitigar el costo del mandato no financiado creado por la nueva moratoria de pensiones, incluso a través de regulaciones prudentes para garantizar que la entrada al nuevo plan esté dirigida a quienes más lo necesitan”, dijo el staff en su informe. También calcularon un costo fiscal de 0,4% del PBI a mediano plazo, algo que, aseveraron, pondrá presión sobre una meta de recorte del déficit que no fue modificada.
Respecto a la aceleración inflacionaria, el FMI sostuvo que “se debe mantener una postura de política monetaria estricta para hacer frente a las altas y crecientes presiones inflacionarias y respaldar la demanda de activos en pesos”. “Se necesitan tasas de política reales lo suficientemente altas hasta que las expectativas de inflación tomen una clara tendencia a la baja, y es posible que se justifiquen nuevos aumentos de tasas en caso de nuevos choques inflacionarios y/o una intensificación de las presiones cambiarias”, consideró.
El Fondo Monetario, por otra parte, consideró que la sequía hizo más probable que el escenario de riesgo se materialice sobre la economía. “Los riesgos del programa ahora son más elevados debido al contexto económico menos favorable y los crecientes desafíos de implementación de políticas. Un empeoramiento de la sequía podría reducir aún más las exportaciones agrícolas y las entradas de divisas, con implicaciones negativas para el crecimiento, las reservas, la inflación y los ingresos fiscales”, mencionó.
La aceleración de la inflación, postuló el FMI, podría afectar, en un contexto electoral, la posibilidad de cumplimiento del programa. “Una inflación más alta y un crecimiento mucho más bajo podrían alimentar el descontento social y socavar el apoyo al programa, particularmente dado el ciclo electoral. En este contexto, la planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas serán indispensables para mejorar la probabilidad de éxito del programa, y es posible que se requiera un endurecimiento adicional de las políticas y ajustes de las políticas cambiarias”, anticipó el Fondo.
El organismo, además, cuestionó algunas de las medidas tomadas por el equipo económico en los últimos meses. “La implementación de políticas se ha vuelto menos confiable”, criticó el staff. Y mencionó, entre ellas, a “las recientes recompras de deuda, los déficits de la política energética y la aprobación por parte del Congreso de una nueva moratoria de pensiones que socavan los objetivos de acumulación de reservas y consolidación fiscal”.
“Ahora se necesita un paquete de políticas más sólido para abordar los desafíos de la sequía, revertir las pérdidas de reservas y el aumento de la inflación, y fortalecer el papel de anclaje del programa. Los ya altos riesgos a la baja han aumentado aún más, incluso dado el ciclo político”, mencionó el Fondo.
Los técnicos del Fondo Monetario analizaron los motivos de la escalada inflacionaria de los últimos meses. “El repunte de la inflación general mensual estuvo impulsado en gran medida por el aumento de los precios de los alimentos (que refleja factores del lado de la oferta), aunque las presiones sobre los precios siguen siendo fuertes en todos los ámbitos, lo que refleja en parte la presión cambiaria y las preocupaciones sobre la capacidad de movilizar reservas como resultado de la sequía”, consideró.
El FMI estimó que en lo que va del año el Banco Central perdió unos USD 5.800 millones por distintos motivos: el impacto de la sequía en el comercio exterior, el pago de deuda a acreedores privados y de organismos bilaterales y la decisión del Gobierno de intervenir en el mercado cambiario. La cobertura de reservas brutas, según el Fondo, equivale a menos tres meses de importaciones si se excluyen de la cuenta los swaps de monedas. También detectó el organismo un atraso del tipo de cambio de entre 15 y 20 por ciento, analizaron.
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